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Dura es la realidad

Leopoldo Barrionuevo leopoldo@amnet.co.cr | Sábado 01 septiembre, 2007


ELOGIOS
Dura es la realidad

Leopoldo Barrionuevo


Hay gente a quien Beto Cañas no le cae bien, tal vez sea por el tono, la contundencia con que se expresa o la carencia de concesiones de sus aseveraciones.
Lo que no puede negarse es su estatura moral, amén de su capacidad intelectual y su firme carácter cuando se refiere a Costa Rica, en especial porque ha vivido, es duro para decir lo que piensa y no usa subterfugios.
El sábado anterior nos sorprendió una vez más con sus “Chisporroteos”, al advertirnos acerca del matonismo que ya se asoma sin disimulo en algunas actividades políticas.
Hablé con algunos que lo tildan de exagerado, en la medida que este país es diferente y esos episodios aislados no deben considerarse sino como acontecimientos ocasionales en un país que se precia de su tranquilidad, su paz y su educación política. Un país que escogió mi familia hace 35 años para que nuestros hijos se educaran en él y en el que llevamos 32 años de ciudadanos.
Las cosas han cambiado mucho desde los idílicos 70. Ya el Presidente no camina plácidamente por la avenida central como lo hacían los primeros mandatarios por entonces y el ciudadano común se ha ido acostumbrando a la inseguridad y al peligro en la ciudad más enrejada que conozco.
Los casinos, que por entonces se prohibieron, se reproducen por doquier, los sicarios matan por sumas ridículas desde las consabidas motos y la droga se comercia a la luz del día aun en colegios de primera y segunda enseñanza.
Estamos atacados por la fiebre del dinero, los ex mandatarios y los actuales y futuros funcionarios llenan los bolsillos y el lavado de dinero ya es descarado.
Ya dejó de ser un síntoma, es una realidad y casi sin pensarlo, nos vamos enterrando más y más en el cieno mientras nos quedamos sin habitantes a futuro y tendremos que importar técnicos, administradores y profesionales de toda laya con excepción de abogados.
Pero todo esto no son problemas que nos conmuevan, suponemos que la violencia es ocasional y que nuestros ilustres diputados y jueces podrán controlar algo a lo que también contribuye el turismo: juego, prostitución y corrupción, amén de drogas.
Suponemos que el voto y nuestra educación, al igual que nuestras instituciones nos protegerán, digamos que como le pasó a la Alemania de Hindenburg en 1932 cuando Hitler obtuvo 13,5 millones de votos, Holocausto incluido o con el advenimiento de los militares en Argentina en 1930 con la caída de Irigoyen. A partir de entonces, aparte del peronismo y en menor medida de los radicales, hubo escasos periodos democráticos extendidos hasta 1983 con el costo de vida de 30 mil desaparecidos, amén del atraso de un país que estaba entre los cinco primeros del mundo a principios de los 30.
Muchos se callaron, otros optaron por enriquecerse y los más fueron hambreados. Todo comenzó con la violencia, los matones y guardaespaldas, la delincuencia y la miseria incontenible.
Porque tengo buena memoria estoy con Beto Cañas y me enferman los que hablan, escriben o dictan conferencias acerca de la Costa Rica que supimos concebir (la Suiza de América) y que provoca la sorna de los hermanos centroamericanos. No es con discursos patrioteros que se construye y se sostiene un país que en el pasado fue un ejemplo de virtudes.

leopoldo@amnet.co.cr  

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