Dólar modera ritmo de caída
| Miércoles 23 abril, 2008
Dólar modera ritmo de caída
Londres -- Los operadores que apuestan a que los países del Grupo de Siete intervendrán para frenar la caída del dólar, que ya ha perdido un 9% de su valor este año, pueden sufrir una decepción.
A los ministros de hacienda les preocupa menos el valor relativo de la moneda que los riesgos que conllevan las “oscilaciones pronunciadas” de los tipos de cambio, según la declaración emitida por el G-7 el 11 de abril. Esas oscilaciones se están atenuando, a juzgar por el índice JPMorgan Chase & Co. de volatilidad implícita en las opciones sobre el dólar. Los ministros de hacienda se oponen al aumento de la volatilidad porque este complica la evaluación de las economías, interfiere en la conducción de la política monetaria y les da a las compañías poco tiempo para adaptarse mediante la reducción del gasto.
Deutsche Bank AG y UBS AG, las dos mayores entidades de operación de divisas, dicen que el descenso de la volatilidad significa que ha disminuido la probabilidad de que se compren o vendan monedas concertadamente para frenar la caída del dólar, aun cuando este se halla en mínimos históricos. Antes de la reunión del G-7 en Washington, estrategas como Stephen Jen, director de investigaciones cambiarias en Morgan Stanley, creían posible que los países más ricos del mundo intervinieran.
“No es una cuestión de niveles sino de volatilidad”, dijo Geoffrey Yu, estratega cambiario de UBS en Zúrich. “Si el dólar baja de manera gradual, es improbable que ellos tomen medidas. En verdad no hay un consenso sobre cuándo se necesita intervenir”. La volatilidad implícita de las opciones sobre el dólar bajó a un 11,28% tras la reunión del G-7 el 11 de abril. Estaba en un 14,5% el 17 de marzo, el mismo nivel que había cuando el G-7 intervino en el mercado en 1995 para influir en los precios.
El dólar estaba a $1,5909 por euro a las 14:20 de ayer en Nueva York, en comparación con $1,5817 el 18 de abril. Se cotizaba a 103,11 yenes, frente a 103,67.
A Europa le conviene que el euro se fortalezca porque esto facilita atenuar la inflación. Es de “máxima importancia” mantener la estabilidad de precios, dijo el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en Fráncfort el 15 de abril. La inflación en la región del euro, de 15 países, se aceleró a un 3,6% el mes pasado, su ritmo más veloz en casi 16 años.
Los estrategas del BCE tendrán que “tolerar un euro más fuerte” o subir las tasas de interés si quieren bajar la inflación, dijo Thomas Mayer, economista europeo jefe de Deutsche Bank, en Londres.
“¿Hay un nivel del euro en que la economía se descompone?”, dijo Mayer. “No, es un proceso gradual”.
A Estados Unidos le conviene la caída del dólar porque tiende a estimular las exportaciones del país, que aumentaron un 2% a una cantidad inusitada de $151.400 millones en febrero, según el Departamento de Comercio. Google Inc. dijo el 17 de abril que el importe de las ventas internacionales en el primer trimestre, el cual se disparó el 55%, habría sido de $202 millones menos sin los beneficios de un dólar en baja.
Si bien el secretario del Tesoro, Henry Paulson, ha dicho que es un partidario “muy decidido” de un “dólar fuerte”, uno de sus predecesores, Paul O'Neill, describió esa política como “vacua” en una entrevista con Bloomberg Television la semana pasada.
Lo que Estados Unidos gana con la depreciación del dólar, Europa lo pierde. Las exportaciones europeas a Estados Unidos bajaron en el 2007 por vez primera en cuatro años porque la caída del dólar encareció los bienes de la UE en el mercado estadounidense. Peter Loescher, máximo responsable de Siemens AG, dijo el 4 de marzo que el nivel de la moneda “no le facilita las cosas” a su compañía. MTU Aero Engines Holding AG, la mayor empresa independiente de mantenimiento de motores de reacción, dijo este mes que la caída del dólar reducirá el beneficio este año.
“Desde nuestra última reunión, ha habido a veces grandes fluctuaciones de las divisas principales, y nos preocupan las posibles consecuencias en la estabilidad económica y financiera”, dijeron los ministros de hacienda y directores de bancos centrales del G-7 en un comunicado tras las conversaciones en Washington el 11 de abril.
Londres -- Los operadores que apuestan a que los países del Grupo de Siete intervendrán para frenar la caída del dólar, que ya ha perdido un 9% de su valor este año, pueden sufrir una decepción.
A los ministros de hacienda les preocupa menos el valor relativo de la moneda que los riesgos que conllevan las “oscilaciones pronunciadas” de los tipos de cambio, según la declaración emitida por el G-7 el 11 de abril. Esas oscilaciones se están atenuando, a juzgar por el índice JPMorgan Chase & Co. de volatilidad implícita en las opciones sobre el dólar. Los ministros de hacienda se oponen al aumento de la volatilidad porque este complica la evaluación de las economías, interfiere en la conducción de la política monetaria y les da a las compañías poco tiempo para adaptarse mediante la reducción del gasto.
Deutsche Bank AG y UBS AG, las dos mayores entidades de operación de divisas, dicen que el descenso de la volatilidad significa que ha disminuido la probabilidad de que se compren o vendan monedas concertadamente para frenar la caída del dólar, aun cuando este se halla en mínimos históricos. Antes de la reunión del G-7 en Washington, estrategas como Stephen Jen, director de investigaciones cambiarias en Morgan Stanley, creían posible que los países más ricos del mundo intervinieran.
“No es una cuestión de niveles sino de volatilidad”, dijo Geoffrey Yu, estratega cambiario de UBS en Zúrich. “Si el dólar baja de manera gradual, es improbable que ellos tomen medidas. En verdad no hay un consenso sobre cuándo se necesita intervenir”. La volatilidad implícita de las opciones sobre el dólar bajó a un 11,28% tras la reunión del G-7 el 11 de abril. Estaba en un 14,5% el 17 de marzo, el mismo nivel que había cuando el G-7 intervino en el mercado en 1995 para influir en los precios.
El dólar estaba a $1,5909 por euro a las 14:20 de ayer en Nueva York, en comparación con $1,5817 el 18 de abril. Se cotizaba a 103,11 yenes, frente a 103,67.
A Europa le conviene que el euro se fortalezca porque esto facilita atenuar la inflación. Es de “máxima importancia” mantener la estabilidad de precios, dijo el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en Fráncfort el 15 de abril. La inflación en la región del euro, de 15 países, se aceleró a un 3,6% el mes pasado, su ritmo más veloz en casi 16 años.
Los estrategas del BCE tendrán que “tolerar un euro más fuerte” o subir las tasas de interés si quieren bajar la inflación, dijo Thomas Mayer, economista europeo jefe de Deutsche Bank, en Londres.
“¿Hay un nivel del euro en que la economía se descompone?”, dijo Mayer. “No, es un proceso gradual”.
A Estados Unidos le conviene la caída del dólar porque tiende a estimular las exportaciones del país, que aumentaron un 2% a una cantidad inusitada de $151.400 millones en febrero, según el Departamento de Comercio. Google Inc. dijo el 17 de abril que el importe de las ventas internacionales en el primer trimestre, el cual se disparó el 55%, habría sido de $202 millones menos sin los beneficios de un dólar en baja.
Si bien el secretario del Tesoro, Henry Paulson, ha dicho que es un partidario “muy decidido” de un “dólar fuerte”, uno de sus predecesores, Paul O'Neill, describió esa política como “vacua” en una entrevista con Bloomberg Television la semana pasada.
Lo que Estados Unidos gana con la depreciación del dólar, Europa lo pierde. Las exportaciones europeas a Estados Unidos bajaron en el 2007 por vez primera en cuatro años porque la caída del dólar encareció los bienes de la UE en el mercado estadounidense. Peter Loescher, máximo responsable de Siemens AG, dijo el 4 de marzo que el nivel de la moneda “no le facilita las cosas” a su compañía. MTU Aero Engines Holding AG, la mayor empresa independiente de mantenimiento de motores de reacción, dijo este mes que la caída del dólar reducirá el beneficio este año.
“Desde nuestra última reunión, ha habido a veces grandes fluctuaciones de las divisas principales, y nos preocupan las posibles consecuencias en la estabilidad económica y financiera”, dijeron los ministros de hacienda y directores de bancos centrales del G-7 en un comunicado tras las conversaciones en Washington el 11 de abril.