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Dios y el diablo en las elecciones

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 19 febrero, 2014


La elección del 6 pareciera decidirse entre Dios y el diablo, porque uno sin el otro no existe


Pizarrón

Dios y el diablo en las elecciones

En la elección del 2 de febrero participaron 13 partidos con sus candidatos presidenciales y a diputados. Ese día quedaron definidos los diputados aún por precisar, en estos días con exactitud, cuantos les correspondieron a cada partido.
En esa ocasión los 13 candidatos lucharon entre sí todos contra todos, porque cada uno se enfrentaba a los 12 restantes, por ser el ganador, aun cuando de antemano se habían cuadrado de punteros algunos.
La lucha no puede simplificarse de uno contra 12, era de 13 contra 13, aunque el candidato del PLN por su condición de ser candidato del partido en el Gobierno, y de dos gobiernos seguidos del mismo partido, provocara más irritación de los otros contrincantes.
Los punteros sobresalieron especialmente de los partidos grandes y tradicionales porque ellos empezaron la campaña antes, cuando tuvieron que pelear sus candidaturas al interior de cada partido, como lo fue en Liberación Nacional (PLN), en el Movimiento Libertario, en la Unidad Social Cristiana y en Acción Ciudadana (PAC), no así en los otros partidos.
De ese modo, desde sus precampañas internas ya los tomaban en cuenta en encuestas de conocimiento y de aceptación pública, lo que les provocaba ventaja sobre los otros candidatos que tardíamente frente a ellos fueron apareciendo. Por ello, entre otros aspectos, estos candidatos son previamente seleccionados como punteros del proceso.
A ellos se agregó como puntero, en virtud de que por error el PLN lo escogió como uno de sus contendientes principales a derrotar, presentándolo como una amenaza de triunfo, que terminó siéndolo, al candidato del Frente Amplio, que arrastró por ese impulso el apoyo que logró para sus diputados.
Error de todos los candidatos, excepto de uno, que se encomendó a Dios para su veredicto final el 2 de febrero, como si Dios tuviera decidido, por determinismo de su voluntad, el ganador… “Hágase tu voluntad así en el Cielo como en la Tierra…”
Ese 2 de febrero no hubo resultado definitivo porque ningún candidato sacó el 40% que se necesitaba para ganar, quedando para una segunda ronda electoral, para el 6 de abril, los dos candidatos más votados, Luis Guillermo Solís y Johnny Araya, del PAC y del PLN respectivamente.
Con el resultado del 2 de febrero pareciera que Dios no quiso que Araya quedara de primero. Se la puso difícil pensando que le está dando una segunda oportunidad, en el supuesto de que Dios haya hecho borrón y cuenta nueva para la segunda vuelta, es decir que juegan de nuevo ambos candidatos partiendo de cero y aún sin manifestarse la voluntad del Dios invocado, que se conocerá el 6 de abril.
Tratando de ganar indulgencias y gracias divinas, hemos visto a Luis Guillermo Solís en una ceremonia religiosa que cuando le pusieron las manos sobre la cabeza casi entró en trance, …hasta le temblaban sus manos, y llegar al encuentro con los Obispos con una Encíclica papal en las manos, y a Johnny en esa misma reunión con los Obispos ridículamente llevando una imagen de la Virgen de los Ángeles para que se la bendijeran, lo que puede hacer cualquier sacerdote.
La elección del 6 pareciera decidirse entre Dios y el diablo, porque uno sin el otro no existe. Si Dios ya favoreció en la primera ronda, manteniendo su deseo para la segunda... si gana el otro, ¿gana el diablo?

Vladimir de la Cruz
 

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