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EDITORIAL


Dinero público desperdiciado

| Lunes 06 agosto, 2012





La cantidad de dinero público que se desperdicia en el país, indica una falla grave en quienes deben implementar en cada institución los controles para que eso no suceda

Dinero público desperdiciado

La trocha construida a lo largo de la frontera con Nicaragua debió costar menos de la mitad de los $45 millones gastados, dice un análisis hecho por este medio y publicado hoy.
Esta conclusión, hecha a partir de la consulta a expertos en la materia, es realmente alarmante. Deberían tener los entes del Estado correspondientes, sus propios estudios listos para informar a los costarricenses sobre la realidad de ese que muchos consideran un desastre más originado en la falta de controles que permiten el uso indebido de fondos públicos.
Cualquier demora al respecto es injustificable. Debe informarse sobre este asunto con la misma celeridad que amerita una situación de emergencia nacional.
El análisis incorpora otros elementos que conforman el citado desastre. Más de 40 kilómetros de la vía ya están colapsados, desperdiciándose el dinero invertido en esa franja. En cuanto al daño ambiental ocasionado, solo en bosque talado se calculan unos $3 millones.
La estimación hecha por los expertos consultados  ingenieros de las áreas estructural y forestal y especialistas en construcción de caminos excluye el pago de topógrafos, ingenieros, estudios ambientales y de suelo porque de todos modos no se efectuaron.
Si bien la trocha debía ser una inversión para defender la soberanía nacional que había sido afectada, en una zona de por sí abandonada por los gobernantes nacionales, nada puede justificar la falta de controles.
Cuando se torna necesario actuar bajo declaratoria de emergencia nacional, en el mismo acto deben ser activados los controles adecuados, que han de estar previstos en todas las instituciones del Estado no solo para esos casos sino para la operación regular.
La cantidad de actuaciones en la esfera pública, en donde se pierden enormes cantidades del dinero de los costarricenses es tal, que demuestran por sí solas la falta de interés y voluntad de los gobernantes en nombrar, a la cabeza de las instituciones, a personas que se dediquen, como parte de sus obligaciones, a sanear el funcionamiento de las mismas y activar los debidos controles para que así permanezcan.
Mientras en Costa Rica no suceda esto, ni habrá dinero público que alcance, ni podrá esperarse credibilidad para nuestra clase política por parte de la ciudadanía. Y ya se sabe que de esa credibilidad depende en gran medida la gobernabilidad.
















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