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Deus ex machina: la automatización y la rentabilidad empresarial post-pandemia

Priscilla Sánchez Conejo priscilla.sanchez@gmail.com | Martes 17 agosto, 2021

Priscila Sanchez

En la década de los ochentas, era común llamar “ciencia ficción” al entretenimiento que promovía el dominio de las máquinas sobre la humanidad. Pero, hoy, 40 años después, esa realidad es innegable. El mes pasado, en el Wall Street Journal, se anunciaba que Raytheon Technologies Corp., la compañía aeronáutica más importante de Estados Unidos, cesaría a 21 mil empleados (as), los cuales se sustituirían con 500 equipos de automatización.

Por su parte, The Economist, anunciaba en junio de este año, que los trabajos de rutina en los Estados Unidos comprendían un 40.9%, los cuales están siendo amenazados por la automatización. Por ejemplo, en Ohio, restaurantes han sustituido su recurso humano para ordenar desde el vehículo (drive through) por sistemas de voz. El aeropuerto de Pittsburg, ahora utiliza robots ultravioletas para limpiar, y en Gran Bretaña ya se utilizan máquinas para recoger los cultivos de fresas.

La automatización tal vez, no ha sido tan visible en Costa Rica, pero sí lo ha sido el desempleo. De acuerdo a datos de la Caja Costarricense del Seguro Social, entre marzo y agosto de 2020 se reportó una caída de 90 mil asegurados, producto del cese de sus contratos laborales. En palabras del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: “los costos asociados a la pandemia, han acelerado el desarrollo y la adopción por parte de las empresas de nuevas tecnologías para sustituir la fuerza laboral”.

La automatización dejó de ser una opción, mientras se cede a la dictadura de la minimización de costos. Un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) determinó que un empleado tenía un costo de un 25% de su salario. Es decir, por cada dólar que una empresa paga a un empleado, debe pagar 25 centavos al Estado en impuestos, mientras que un activo (como un software) generaba una tributación de un 5%, otorgándole además a la empresa la oportunidad de aprovechar la depreciación o amortización.

En Costa Rica, solo las cargas sociales representan un 37% del salario de un empleado, lo cual ha resultado en un 47% de informalidad. En consecuencia, se ha priorizado el proyecto de ley Nº 21.522 el cual concede una amnistía para quienes procuren regularizar su situación frente a las cargas sociales. Este proyecto como afirma la diputada Karine Niño: “disminuiría la tasa de informalidad, fortalecería la fuerza laboral, y reflejaría ingresos en las finanzas del Estado más ajustadas a la realidad”.

Nunca un discurso, como el de la diputada Niño (quien preside la Comisión de Asuntos Económicos) fue tan alineado con la realidad actual. La crisis post-pandemia ha obligado a las empresas a reducir costos y estas lo han hecho a expensas del recurso humano, y la adopción de la automatización. Desempleo, es sinónimo de pobreza y retroceso social. La automatización llegó para quedarse, y le corresponde a los Gobiernos ayudar a las empresas a sostener su fuerza laboral, otorgando las herramientas, como las que ofrece el proyecto Nº 21.522, necesarias para esto.






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