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Después de las elecciones

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 04 diciembre, 2013


La presidencia por definición constitucional tiene pocos “poderes”, mucho del éxito de un mandatario depende de su influencia personal


Después de las elecciones

Una gran sorpresa para algunos de los que ganan elecciones presidenciales es descubrir que con la victoria la campaña apenas comienza. Los que se equivocan, que son más de uno, y que no mantienen un programa fuerte de comunicación y de visitas a los pueblos del ahora presidente electo después del día de las votaciones, y en todo el periodo de la “transición,” normalmente enfrentan más desafíos para con su gestión.
Muchos de los candidatos y sus equipos de campaña creen que el gran esfuerzo termina el día “E” y no preparan planes para después. Toman vacaciones “bien merecidas” según ellos, y se dedican a “recuperar fuerzas.” Se olvidan de que los medios de comunicación son como una “bestia;” o “les da uno de comer o andarán comiendo lo que les da la gana.” No aprendieron lo que saben los mercadólogos de la importancia de la publicidad “posventa.”
Y no es solamente en el periodo de la transición. Durante todos los cuatro años del gobierno tiene que mantenerse la campaña, presentando al público las posiciones del presidente, defendiéndolas, participando en actividades comunicativas de forma constante. La presidencia costarricense por su propia definición constitucional tiene pocos “poderes” y mucho del éxito que pudiera tener un primer mandatario depende de su influencia personal. Esa proyección personal se nutre con un programa de comunicación.
Deberían los candidatos recordar algo importante de lo que hacía Simón Bolívar. El “Libertador” de grandes trayectos de Sudamérica viajaba siempre con una imprenta entre el equipo que necesitaba para realizar sus campañas. Y las imprentas de Bolívar eran mucho más grandes y pesadas que las que se conocen en el siglo XXI; ocupaban tres mulas para cargarlas. Pero con los boletines, las cartas, los periódicos que permanentemente diseminaba el venezolano, se hizo famoso e influyente. Cuando se acercó a Quito la ciudad se rindió sin disparar una sola bala; igual Lima. La fama del “Libertador” era tal que no se atrevían los leales al rey de España salir a enfrentarlo.
Uno de los problemas principales de la administración actual es que estuvo poco preparado para lo que venía después de las elecciones, ni en el área de comunicación, ni en objetivos de gobierno. Dejaron pasar el periodo de transición nombrando personas a los puestos de gobierno y descansando; en los ocho meses que quedaban de 2010 asistieron a reuniones con profesores de un centro de educación posgrado en La Garita que se especializa en los “estudios de casos” para ver presentaciones en Power Point del “árbol de toma de decisiones.”
Al que va a ganar en febrero mejor hacer las reuniones con los profesores y sus asesorías ahora durante el receso navideño. Todo tiene que estar bien encaminado el 3 de febrero y tiempo para “brainstorming” con los académicos ya no habrá. Pero sobre todo lo que se necesita es un plan detallado de comunicación; el pueblo tiene que estar informado desde el día uno y para eso se requiere una campaña bien diseñada.

Carlos Denton

cdenton@cidgallup.com


 

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