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Viernes, 26 de abril de 2024



EDITORIAL


Desproporción causa rechazo

Cuando la proporcionalidad queda en manos de la autoridad es importante el cuidado con que se maneje, puesto que fácilmente se puede pasar de la potestad de decidir algo justo, al abuso

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 04 noviembre, 2011


Editorial


La recaudación por multas de tránsito se ha convertido en un tema espinoso e irritante que altera el ánimo y disgusta a casi cualquier conductor o dueño de vehículo en el país.

Pareciera que esto se debe principalmente a que no se ve a las actuales multas como una sanción destinada a crear conciencia sobre la responsabilidad que implica conducir un vehículo, ni como una medida tendiente a cambiar la cultura de los conductores, sino como una forma de recaudar enormes sumas de dinero que sirvan al gobierno para aumentar los fondos públicos.

Lo anterior a pesar de que además de cumplir con esa función recaudadora, las nuevas normas hayan producido una disminución en la cantidad de accidentes de tránsito y de muertes por esa causa.

La razón para que las multas no se vean como sanciones conducentes a una mayor seguridad vial, se debe al tema de la proporcionalidad. Los costarricenses se quejan no tanto por tener que pagar multas si infringen la ley, sino porque consideran totalmente desproporcionados algunos montos de las sanciones.

La proporcionalidad de por sí es algo difícil de definir en muchos casos y cuando esta definición queda en manos de alguien con autoridad se tornan aún más importantes la prudencia y el cuidado con que se maneje, puesto que con suma facilidad se puede pasar de la potestad de decidir algo justo, al abuso.

A la fecha se sabe, como lo señala una nota de este medio hoy, que las actuales multas de tránsito, por sus montos, se han convertido en una verdadera “gallina de los huevos de oro”, capaz de recaudar $109 millones en lo que va desde que fuera aprobada la severa ley de tránsito en marzo de 2010.

De este total hay sumas ya canceladas, otras impugnadas y otras que simplemente están pendientes de pagar.

En cuanto a la reforma a la actual Ley de Tránsito, que propone rebajar un poco las multas más altas en busca de la mencionada proporcionalidad que los costarricenses consideran debe contemplarse, no ha tenido posibilidades de ser atendida por los diputados con el argumento de la urgencia de que el Congreso estudie el presupuesto nacional para 2012 y el Plan Fiscal.

El país debe contar con una ley de tránsito adecuada, que logre la proporcionalidad en los montos de las sanciones y que, simultáneamente, sirva para crear verdadera conciencia en los conductores.

Un vehículo manejado con irresponsabilidad y abuso se puede convertir fácilmente en un arma mortal o instrumento capaz de producir gran daño o incapacidad permanente. Esta es la cultura que debemos adquirir, no el odio hacia una legislación que consideramos injusta.










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