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Denuncia Vaticano injusticias contra inmigrantes

| Martes 11 diciembre, 2012




Denuncia Vaticano injusticias contra inmigrantes

La inmigración hispana a EEUU es objeto de prejuicios, injusticias y violencia cuando no está bien afrontada, dijo ayer Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, y recordó que la Iglesia de Estados Unidos cree que los hispanos "no son un problema, sino un aporte".
La Iglesia quiere humanizar el tema migratorio, subrayó el uruguayo Carriquiry en el congreso "Ecclesia in América", que reúne en el Vaticano a 250 participantes, de ellos un centenar de personalidades del continente americano, abierto ayer por Benedicto XVI.
Señaló que este congreso se celebra quince años después del Sínodo de Obispos para América, convocado por Juan Pablo II en 1997, y su objetivo es intensificar la unidad y cooperación entre las iglesias americanas para afrontar problemas y retos comunes, algunos de los cuales, una década y media después, son muchos más graves.
Entre esos destacó la inmigración hispana hacia EEUU, que sufre prejuicios, injusticias y violencia cuando no está bien afrontada.
"Es impresionante tener en cuenta los miles de centroamericanos que recorren México de sur a norte hacia esa meta sufriendo toda clase de vejaciones y violencias", denunció Carriquiry.
Agregó que "en EEUU se levantan no sólo muros físicos con México, sino que también se impone a menudo la separación de las familias de los hispanos inmigrantes y la deportación de muchos hispanos 'indocumentados' que viven en el país o incluso nacieron allí".
El laico uruguayo subrayó que los obispos de EEUU siempre han considerado a los hispanos "no como un problema, sino como un aporte providencial para la vida nacional" y ello "les honra".
En su opinión, la Iglesia no puede desentenderse de humanizar la cuestión migratoria y, "aunque respetando la legítima legislación de los Estados", tiene que atenderlos con espíritu de caridad y servicio y desde un punto de vista pastoral y evangelizador.
También resaltó como problemas que se han agravado en los últimos años la violencia urbana que azota muchas regiones del continente y las agresiones contra la vida, el matrimonio entre hombre y mujer y la familia.
El desempleo que afecta a miles de jóvenes, "que caen en la violencia, el alcohol, las drogas y los placeres efímeros", y las amplias bolsas de pobreza e indigencia existentes en el continente también obligan a la Iglesia a ofrecer su caridad y solidaridad, señaló.
Carriquiri afirmó que una auténtica solidaridad continental "requiere pasar de la dialéctica de la sospecha, del rechazo y las acusaciones a una actitud de respeto, diálogo y negociaciones, de sincera búsqueda de mayores condiciones de libertad y democracia, de justicia y equidad para todos los americanos".
Todavía, agregó, existe mucha ignorancia y prejuicios que obstaculizan los sentimientos de fraternidad entre latinoamericanos y estadounidenses.
A su juicio, ha llegado el momento de dejar atrás la "leyenda negra antilatinoamericana y anticatólica que presenta a los latinos como afectos de pereza, violencia e ignorancia congénita, que amenazan el credo de EEUU" y que los latinoamericanos tienen que conocer mejor al pueblo estadounidense.

Ciudad de Vaticano/EFE







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