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Lunes, 2 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Del dicho al hecho

Si no cumplimos lo dicho y más bien se nos puede demostrar que dejamos una huella de incumplimiento a nuestro paso, las repercusiones son negativas

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 27 octubre, 2010


Editorial


Lo que algunos llaman la “marca país”, es decir el buen nombre de Costa Rica en el mundo, no es algo que podamos obtener o mantener, mediante estrategias y frases destinadas a levantar una imagen en el exterior que no seamos capaces de construir realmente al interior.

Por ejemplo, se lanzó a los cuatro vientos la idea de que seríamos la primera nación carbono neutral en 2021. Como anuncio suena muy bien y de momento puede generar expectativas y algún lustre, pero estas cosas son siempre un arma de doble filo. Si no cumplimos lo dicho y más bien se nos puede demostrar que dejamos una huella de incumplimiento a nuestro paso, las repercusiones son negativas.

Un país debe aspirar, al menos, y para empezar, a ser serio en sus propuestas y en lo que le anuncie al mundo que hará. Costa Rica debe adquirir mayoría de edad en ese sentido porque si no, nuestras aseveraciones pueden comenzar a sonar como falsas o engañosas. Esto es de lo peor que nos podría suceder. No es eso lo que quiere la mayoría de los costarricenses.

No mantener una coherencia entre lo anunciado y las acciones internas para cumplir con ello nos pone en situación delicada.

Este medio informaba el lunes que la Contraloría General de la República, estudiando lo hecho desde 2007, ha señalado las fallas y omisiones que impidieron que se llevaran a cabo acciones coordinadas en diversas instituciones del Estado que tienen que ver con las emisiones de dióxido de carbono, como la que se encarga del transporte, por ejemplo.

Ayer LA REPUBLICA informaba que “el tránsito es el responsable de alrededor del 85% de las emisiones de dióxido de carbono del país”. Es decir, que es en ese sector, tan importante, donde deberían haberse iniciado acciones, de inmediato, luego de las declaraciones hechas en el exterior en ese sentido. De paso, se hubiera comenzado a dar solución al grave problema nacional en materia de transporte público y trasiego de mercaderías.

Sin embargo, todos sabemos que por las calles de este país siguen circulando, como si nada, caravanas interminables de tráilers transportando las materias y productos que deberían trasladarse por medio de trenes no contaminantes, para citar solo un ejemplo del desorden y la incoherencia.

No hay duda de que tenemos que crecer, ser más serios y cumplir con lo anunciado. Pero difícilmente el país pueda entrar por esa ruta si ni siquiera se aceptan las responsabilidades de lo no hecho al respecto.










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