De gamonales, remiendos y olvidos
| Sábado 05 febrero, 2011
De gamonales, remiendos y olvidos
Agachan la cabeza, hacen genuflexiones, sonríen y su cara se congela, aplauden, asienten con la cabeza y dicen sí entre labios, corren para acá y corren para allá, hacen el cómico papel de guardaespaldas, le hacen rueda y en coro le saludan ¡El supremo ha llegado! no es Barak Obama, no es Hosni ni tampoco Abdalá, es aquel que les dará a oler, lamer o tal vez roer el hueso del futuro, el hueso del mañana llamado cosa pública.
Como bufones que parece que no tienen opinión ni discernimiento propio, parece que son marionetas en el escenario de la trágica comedia hoy en cartelera de la política nacional. Pena ajena me da. Hombres y mujeres, dizque cultos y cultas en vergonzosa y triste actuación. Llegó el rey, abran paso y el rey se cree rey y se sienta en el trono rodeado de súbditos, de sometidos compinches, de sirvientes y… queda solo una plegaria por este país de los iguales y de los más iguales con gobierno difuso, con autoridad difusa y muchos proyectos y más que proyectos muchos parches y no solo en las calles, parches en todo lado, puentes temporales que no son temporales, carreteras construidas en tan solo treinta años…y de pronto, se inauguran sin concluir y edificios que se inauguran también, pero no están , no están ni aquí ni allá y el paredón se cae y mata a una señora y del paredón cae una cascada …pero todo está bien y la pista de cuatro carriles amanece de seis y la platina del “puente del embudo” ya no está, el embudo sí.
País el mío y el suyo y el de nosotros, país de remiendos y de gamonales modernos, de mandadores y peones, paraíso de los trámites eternos y de las sesenta firmas, reino del papel que va y del papel que viene… surrealismo el nuestro con berrinche incluido y …mayo, dentro de tres años y unos días ejerceremos el sagrado derecho, el sagrado derecho que nos asiste de poner en la silla al gamonal, al mandador, a aquel que nos permitirá, ya lo dije, oler el hueso, tal vez chuparlo y con suerte roerlo.
¿Y la inteligencia nuestra dónde quedó? País de gente educada, de mujeres y hombres “estudiados”; también, país de líderes y liderazgos entrecomillados, ¡porta mí! Decimos con despreocupación, desgano o enojo. Es serio el asunto, es el futuro del país y el futuro de mis hijos y de los hijos de ellos. Cada país tiene lo que construye, eleva a los líderes que se merece, dicen por ahí… desafortunadamente.
Y aquellos, dónde están aquellos que venían a gobernar por la tarde para atender el cafetal por las mañanas y no cobraban y venían a caballo, ¡ya desos nuay, hombre! Los tiempos cambian y las gentes cambian, los liderazgos cambian y no aprendemos, se nos olvidó lo elemental, el ejercicio de liderazgo constructor, el servicio a la Patria.
Posiblemente perdimos mucho de nuestro orgullo y dignidad y se nos olvidó del todo cómo se construye un Teatro Nacional, un tranvía o cómo se levanta una escuela como la “metálica a pesar de toda la tecnología con que disponemos.
Johnny Sáurez Sandí
Agachan la cabeza, hacen genuflexiones, sonríen y su cara se congela, aplauden, asienten con la cabeza y dicen sí entre labios, corren para acá y corren para allá, hacen el cómico papel de guardaespaldas, le hacen rueda y en coro le saludan ¡El supremo ha llegado! no es Barak Obama, no es Hosni ni tampoco Abdalá, es aquel que les dará a oler, lamer o tal vez roer el hueso del futuro, el hueso del mañana llamado cosa pública.
Como bufones que parece que no tienen opinión ni discernimiento propio, parece que son marionetas en el escenario de la trágica comedia hoy en cartelera de la política nacional. Pena ajena me da. Hombres y mujeres, dizque cultos y cultas en vergonzosa y triste actuación. Llegó el rey, abran paso y el rey se cree rey y se sienta en el trono rodeado de súbditos, de sometidos compinches, de sirvientes y… queda solo una plegaria por este país de los iguales y de los más iguales con gobierno difuso, con autoridad difusa y muchos proyectos y más que proyectos muchos parches y no solo en las calles, parches en todo lado, puentes temporales que no son temporales, carreteras construidas en tan solo treinta años…y de pronto, se inauguran sin concluir y edificios que se inauguran también, pero no están , no están ni aquí ni allá y el paredón se cae y mata a una señora y del paredón cae una cascada …pero todo está bien y la pista de cuatro carriles amanece de seis y la platina del “puente del embudo” ya no está, el embudo sí.
País el mío y el suyo y el de nosotros, país de remiendos y de gamonales modernos, de mandadores y peones, paraíso de los trámites eternos y de las sesenta firmas, reino del papel que va y del papel que viene… surrealismo el nuestro con berrinche incluido y …mayo, dentro de tres años y unos días ejerceremos el sagrado derecho, el sagrado derecho que nos asiste de poner en la silla al gamonal, al mandador, a aquel que nos permitirá, ya lo dije, oler el hueso, tal vez chuparlo y con suerte roerlo.
¿Y la inteligencia nuestra dónde quedó? País de gente educada, de mujeres y hombres “estudiados”; también, país de líderes y liderazgos entrecomillados, ¡porta mí! Decimos con despreocupación, desgano o enojo. Es serio el asunto, es el futuro del país y el futuro de mis hijos y de los hijos de ellos. Cada país tiene lo que construye, eleva a los líderes que se merece, dicen por ahí… desafortunadamente.
Y aquellos, dónde están aquellos que venían a gobernar por la tarde para atender el cafetal por las mañanas y no cobraban y venían a caballo, ¡ya desos nuay, hombre! Los tiempos cambian y las gentes cambian, los liderazgos cambian y no aprendemos, se nos olvidó lo elemental, el ejercicio de liderazgo constructor, el servicio a la Patria.
Posiblemente perdimos mucho de nuestro orgullo y dignidad y se nos olvidó del todo cómo se construye un Teatro Nacional, un tranvía o cómo se levanta una escuela como la “metálica a pesar de toda la tecnología con que disponemos.
Johnny Sáurez Sandí