Dé algo que hacer a todos
Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Miércoles 13 agosto, 2014
HARVARD
Dé algo que hacer a todos
Todo organizador de un encuentro quiere que la gente asista, preste atención y participe. Asignar a los participantes una función específica es una buena forma de lograr todo esto. Antes de su próxima reunión, considere designar:
1. Un facilitador para guiar al grupo durante las fases de discusión, solución de problemas y toma de decisiones. También debe asegurarse que una opinión no domine; es un papel excelente para alguien que quiera experiencia de liderazgo.
2. Un escriba para anotar los puntos clave, ideas y decisiones establecidas en la reunión. Es un buen encargo para alguien que sea tímido, pero que quiera participar.
3. Un colaborador para ofrecer ideas y ayudar a que la discusión no se desvíe. Dígale a esta persona que cuenta con ella para garantizar que todas las cuestiones claves sean abordadas.
4. Un experto para que comparta conocimiento sobre cuestiones particulares conforme se pida. Puede asistir a solo parte de la reunión.
Supere su temor al conflicto
Muchos intentamos evitar la confrontación. En lugar de encarar las cuestiones directamente, intentamos ser “amables” y después damos rienda suelta a la frustración que nos está comiendo.
Esto puede tener un costo significativo sobre nuestra salud y autoestima, y sobre nuestras relaciones laborales y reputación.
La próxima vez que note que rehúye al conflicto, enfóquese en las necesidades de la empresa y hable objetivamente.
La gente evita el conflicto porque asume que este tiene que ser agresivo o irrespetuoso. Pero no es así, si permanece accesible, calmado y sin prejuicios.
Maneje su tiempo sin pisar a nadie
Los consejos sobre cómo manejar mejor el tiempo típicamente incluyen rechazar invitaciones a reuniones o revisar el correo electrónico con menos frecuencia.
Pero acciones como estas podrían afectar negativamente a sus colegas. Entonces, antes de iniciar un nuevo régimen de productividad, reciba retroalimentación de sus compañeros de trabajo y experimente con distintas técnicas para ver qué podría servir a todos.
Si su enfoque va a infringir sobre el trabajo de alguien, pregunte cómo puede compensárselo.
También debe esclarecer qué está haciendo y por qué. Si quiere negarse a invitaciones de reuniones, comparta su lógica: está trabajado en una iniciativa importante u otros miembros del equipo van a ir.
Y dado que cambiar su forma de trabajar puede ser desorganizador, programe su nuevo enfoque inteligentemente, no durante un periodo delicado.
TEMAS DE CONVERSACIÓN
Milenarios no se entusiasman con el golf
El número de estadounidenses que juega golf cada año ha caído a aproximadamente un 17% durante la última década, y la frialdad de los milenarios hacia este juego ha contribuido a la tendencia: mientras que el número de personas de entre 18 y 34 años que participa en deportes como correr creció el 29% entre 2009 y 2013, la proporción que juega golf cayó casi un 13%, según The Wall Street Journal.
Gente que habla de forma abstracta ¿poderosa?
La gente que describió un producto de jugo en términos abstractos como “sin conservadores” fue juzgada por los participantes de una investigación como más poderosa (4,38 versus 3,99 en escala de 7 puntos) que los que describieron el producto en términos más específicos y concretos como “no contiene conservadores”, dice un equipo encabezado por Cheryl J. Wakslak, de la Universidad del Sur de California.
El uso de lenguaje no específico pudiera sugerir que la persona que habla o escribe posee un estilo abstracto de pensar y disposición a juzgar, ambas cosas señales de poder, afirman los investigadores.
EDITORA: Melissa González mgonzalezt@larepublica.net