Cumplir la meta de alcanzar el Hambre Cero al 2030: Costa Rica va por un buen camino

Adoniram Sanches Peraci

Coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y representante en Costa Rica

El último informe de Naciones Unidas ha dejado en evidencia un aumento en la prevalencia de la inseguridad alimentaria en todo el mundo. Hay 122 millones de personas más que en 2019 afectadas por el hambre debido a múltiples crisis.

El informe anual, preparado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que entre 691 y 783 millones de personas padecieron hambre en 2022, por lo que el punto medio del intervalo se sitúa en 735 millones.

Según los resultados de este informe, que proporciona un análisis de los principales desafíos para el logro de estos objetivos en el contexto de la Agenda 2030, se sostiene que si las tendencias continúan como están, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de poner fin al hambre para ese año no se podrá alcanzar.

Los jefes de los cinco organismos de las Naciones Unidas, entre ellos Qu Dongyu, Director General de la FAO, escribieron en el prólogo del informe: “Sin duda, cumplir la meta de los ODS de alcanzar el Hambre cero de aquí a 2030 supone un reto abrumador. De hecho, se prevé que casi 600 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030. No tenemos otra opción más que redoblar nuestros esfuerzos para transformar los sistemas agroalimentarios”.

Frente a estos escenarios, las proyecciones futuras del sector alimentario siguen siendo preocupantes para todos. Y adicionalmente, el sobrepeso y obesidad sigue incrementando en la gran mayoría de los países.

En 2022, 148 millones de niños menores de cinco años (22,3 %) sufrían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8 %), emaciación y 37 millones (5,6 %), sobrepeso.

De acuerdo con los datos obtenidos, en 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó al 33,3 % de los adultos que habitaban en zonas rurales, frente al 28,8 % de los que vivían en zonas periurbanas y el 26,0% de los que residían en zonas urbanas.

Sin embargo, el informe resalta que la urbanización está aumentando en muchos países y esto está cambiando los sistemas agroalimentarios, que no se podrán transformar si consideramos las zonas rurales y las zonas urbanas separadamente.

Por otra parte, en todo el mundo, la inseguridad alimentaria afecta de forma desproporcionada a las mujeres, aunque podemos considerar un avance que la brecha de género, en relación con la inseguridad alimentaria a nivel mundial que aumentó tras la pandemia, se redujo de 3,8 puntos porcentuales en 2021 a 2,4 puntos porcentuales en 2022.

A nivel regional, América Latina y el Caribe mostró la disminución más significativa en las cifras de hambre, pasando de 7% en el 2021 (45.6 millones de personas) a 6,5% en el 2022 (43.2 millones de personas), lo cual significa que 2,4 millones menos de personas pasaron hambre.

Para la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave, la tendencia es similar. América Latina y el Caribe tuvo la disminución más significativa, pasando de 40,3% en 2021 a 37,5% en 2022, lo cual representa una disminución de 16,5 millones de personas, afectando actualmente a 247,8 millones.

En Mesoamérica el hambre se mantuvo a niveles similares, pasando de 5% en 2021 a 5,1% en 2022, afectando a un total de 9,1 millones de personas.

Y, particularmente, en Costa Rica el panorama se muestra bastante favorable al considerar que la prevalencia de hambre para el bienio 2004-2006 era de 4,4%, mientras que el bienio de 2020-2022 el informe arroja una cifra del 3,0%, la menor cifra de los países centroamericanos. Una reducción de 1,4%.

Lo anterior se debe a una importante estructura de política que promueve la producción y acceso interna alimentos, tales como el apoyo a la agricultura familiar mediante la implementación del Plan Nacional de Agricultura Familiar 2020 – 2030; y el Plan para la Seguridad Alimentaria y Nutricional del Sector Desarrollo Agropecuario, Pesquero y Rural 2021-2025 y su vinculación con los ODS, del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Así como las diferentes iniciativas para mejorar la alimentación y la inclusión productiva de los programas de Bienestar Familiar y de Desarrollo Socio Productivo y Comunal, del Instituto Mixto de Ayuda Social.

Desde la FAO reiteramos que debemos seguir trabajando para que todas las personas tengan acceso seguro y permanente a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad para su adecuado consumo, pero sin olvidar fomentar patrones alimentarios que promuevan todas las dimensiones de la salud y el bienestar, apoyando a Costa Rica en su esfuerzo por ser un país libre de hambre y de todo tipo de malnutrición.