Cuidar el tesoro del bosque virgen
La tala ilegal de árboles en el país es una conocida realidad que ocurre por la falta de adecuadas y suficientes acciones de control
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 26 enero, 2010
La reforestación es un negocio redondo para Costa Rica. Algo que se ha intensificado desde mediados de la década de 1980, cuando se comenzó a tomar conciencia de la deforestación, según informa una nota de este medio hoy. Sin duda, una buena noticia; es bueno para el medio ambiente. Además las plantaciones forestales y el uso de esa madera generan riqueza y empleo; según parece, buena parte de los puestos de trabajo se dan en las áreas económicamente más deprimidas del país. Se plantan en el territorio nacional unos 7 millones de árboles al año y es el Instituto Costarricense de Electricidad el mayor reforestador. Una tarea que debe continuar, asumida por toda la población en general, por lo que significa no solo en cantidad de árboles y por lo tanto beneficio directo para el ambiente, sino porque con el ejemplo de la reforestación se está brindando la mayor enseñanza posible a las nuevas generaciones: la enseñanza con el ejemplo. Y como parte de esas enseñanzas, debe enfatizarse también el daño que se hace a Costa Rica (con su prestigio internacional por la conservación), al ambiente y a la cultura, con la actividad ilegal que es otra realidad y que va en el sentido contrario. La tala ilegal de árboles en el país es una conocida realidad que ocurre por la falta de adecuadas y suficientes acciones de control. Existe un faltante en lo que se refiere a recursos materiales y humanos destinados a vigilar e impedir la corta de árboles no autorizada en Costa Rica y hace falta la voluntad política para enmendar este problema que, en general, va a contrapelo con el anhelo de la mayoría de la población, claramente deseosa de conservar la naturaleza y especialmente el bosque. En cuanto al bosque virgen, la más importante riqueza natural del país junto con sus fuentes de agua, es poco ya lo que resta y sobra decir que sobre él deben estar las mejores acciones de protección. La pérdida de bosque virgen es irrecuperable y a conservar lo que queda en el país deben encaminarse los esfuerzos y el compromiso de la población y muy especialmente de las autoridades.