¿Cuál es la ruta del desarrollo para nuestro país?
| Lunes 04 julio, 2011
¿Cuál es la ruta del desarrollo para nuestro país?
Insistentemente he venido planteando mi preocupación sobre la situación económica que enfrenta nuestro país y sobre la falta de una política de Estado para reactivar la producción nacional y con ello el empleo digno.
Pero no solo no vemos acciones para reactivar la economía, sino que falta claridad sobre cuál es la ruta del desarrollo que están vislumbrando las autoridades del Ejecutivo para nuestro país.
Por un lado, abandonamos al sector agropecuario. Y deliberadamente se tomó la decisión de eliminar los estímulos para que el productor nacional pueda ser competitivo e insertarse en las agrocadenas de exportación.
Además, carecemos de una política nacional de seguridad alimentaria, no hay precios justos y la intermediación agrícola se deja el grueso de los beneficios de la producción (por lo que no llega al productor ni al consumidor final) a sabiendas de que los monopolios y oligopolios existentes, les quitan las pocas ganancias a los productores. Por ejemplo, con la carne: ingresos bajos para el productor, pero alto costo para el consumidor.
Pero, por otra parte, tampoco estamos apoyando de forma cualitativa a la producción nacional que requiere procesos más industrializados. Porque en lugar de revitalizar la producción industrial como herramienta para dar valor agregado a la producción primaria, hemos optado por abrir mercados sin prestar atención al impacto que esto está teniendo sobre el productor nacional.
El sector agropecuario y el industrial se enfrentan a una misma problemática: el tipo de cambio los golpea fuertemente, los insumos son más caros, hay menos posibilidades de financiamiento y la competencia tiene mejores condiciones por medio de subsidios en sus lugares de origen (precios, garantías de mercado, tarifas, etc.).
Tanto pequeños como grandes productores enfrentan una serie de retos que han provocado la disminución de sus ingresos, el recorte de las inversiones y en algunos casos despidos. Y no podemos negar que una caída en la producción y en el empleo encrudece la crisis para las familias, para los ingresos del Estado, para la estabilidad económica y social del país.
Pero a pesar de ese escenario, no se han tomado acciones para mejorar la productividad del país. No hay banca para el desarrollo, no hay simplificación de trámites, no hay políticas de estímulo al micro y pequeño empresariado, ni hay una apuesta real por desarrollar la innovación tecnológica, y menos por democratizarla.
Por eso, insisto en hacer un llamado al Gobierno para que inicie un proceso de diálogo sobre la reactivación económica. En este país, tenemos que sentarnos a dialogar y a buscar soluciones; pero igual de urgente es, que se empiece a actuar.
Requerimos acciones para mejorar nuestra eficiencia, competitividad, capacitación, respeto de los derechos laborales, y necesitamos una verdadera Banca para el Desarrollo, tramitología más expedita, así como seguridad jurídica para invertir, desarrollar y producir.
Para todo lo anterior, requerimos políticas públicas, compromisos y planes de acción claros por parte del Poder Ejecutivo a corto, mediano y largo plazo. Además, es vital la coordinación entre instituciones públicas, y la voluntad, trabajo y compromiso de seguimiento. Por ejemplo, Banca para el Desarrollo se hizo Ley hace más de dos años y no se ha podido realizar una reunión de las instituciones públicas llamadas a dar acompañamiento a los microempresarios.
Entonces, señora Presidenta: ¿Cuál es la ruta para el desarrollo de nuestro país?
Gustavo Arias Navarro
Diputado
Insistentemente he venido planteando mi preocupación sobre la situación económica que enfrenta nuestro país y sobre la falta de una política de Estado para reactivar la producción nacional y con ello el empleo digno.
Pero no solo no vemos acciones para reactivar la economía, sino que falta claridad sobre cuál es la ruta del desarrollo que están vislumbrando las autoridades del Ejecutivo para nuestro país.
Por un lado, abandonamos al sector agropecuario. Y deliberadamente se tomó la decisión de eliminar los estímulos para que el productor nacional pueda ser competitivo e insertarse en las agrocadenas de exportación.
Además, carecemos de una política nacional de seguridad alimentaria, no hay precios justos y la intermediación agrícola se deja el grueso de los beneficios de la producción (por lo que no llega al productor ni al consumidor final) a sabiendas de que los monopolios y oligopolios existentes, les quitan las pocas ganancias a los productores. Por ejemplo, con la carne: ingresos bajos para el productor, pero alto costo para el consumidor.
Pero, por otra parte, tampoco estamos apoyando de forma cualitativa a la producción nacional que requiere procesos más industrializados. Porque en lugar de revitalizar la producción industrial como herramienta para dar valor agregado a la producción primaria, hemos optado por abrir mercados sin prestar atención al impacto que esto está teniendo sobre el productor nacional.
El sector agropecuario y el industrial se enfrentan a una misma problemática: el tipo de cambio los golpea fuertemente, los insumos son más caros, hay menos posibilidades de financiamiento y la competencia tiene mejores condiciones por medio de subsidios en sus lugares de origen (precios, garantías de mercado, tarifas, etc.).
Tanto pequeños como grandes productores enfrentan una serie de retos que han provocado la disminución de sus ingresos, el recorte de las inversiones y en algunos casos despidos. Y no podemos negar que una caída en la producción y en el empleo encrudece la crisis para las familias, para los ingresos del Estado, para la estabilidad económica y social del país.
Pero a pesar de ese escenario, no se han tomado acciones para mejorar la productividad del país. No hay banca para el desarrollo, no hay simplificación de trámites, no hay políticas de estímulo al micro y pequeño empresariado, ni hay una apuesta real por desarrollar la innovación tecnológica, y menos por democratizarla.
Por eso, insisto en hacer un llamado al Gobierno para que inicie un proceso de diálogo sobre la reactivación económica. En este país, tenemos que sentarnos a dialogar y a buscar soluciones; pero igual de urgente es, que se empiece a actuar.
Requerimos acciones para mejorar nuestra eficiencia, competitividad, capacitación, respeto de los derechos laborales, y necesitamos una verdadera Banca para el Desarrollo, tramitología más expedita, así como seguridad jurídica para invertir, desarrollar y producir.
Para todo lo anterior, requerimos políticas públicas, compromisos y planes de acción claros por parte del Poder Ejecutivo a corto, mediano y largo plazo. Además, es vital la coordinación entre instituciones públicas, y la voluntad, trabajo y compromiso de seguimiento. Por ejemplo, Banca para el Desarrollo se hizo Ley hace más de dos años y no se ha podido realizar una reunión de las instituciones públicas llamadas a dar acompañamiento a los microempresarios.
Entonces, señora Presidenta: ¿Cuál es la ruta para el desarrollo de nuestro país?
Gustavo Arias Navarro
Diputado