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¿C.S.I. Seattle?

| Jueves 01 enero, 2009




¿C.S.I. Seattle?

• Floja intriga detectivesca, representa un punto bajo en la formidable carrera de Al Pacino

“88 minutos”
(88 Minutes)
Dirección: Jon Avnet. Reparto: Al Pacino, Alicia Witt, Leelee Sobieski, Amy Brenneman. Duración: 1.48. Origen: Alemania-Canadá-Estados Unidos. 2007. Calificación: 4.

Los grandes también yerran. Hablando de “88 minutos” se puede afirmar que ni siquiera un intérprete brillante, como Al Pacino, puede salvar una cinta inepta, condenada al fracaso por un guion desastroso. Es una floja intriga detectivesca, la cual representa un punto bajo de su formidable carrera.
Esquemática en su planteamiento y confusa en su desarrollo, la trama recicla el formato de ciertas teleseries policiacas surgidas en los últimos años. Además, incluye un número exagerado de referencias a la ciudad donde se ubica la acción. Por estas razones, en algunos momentos la película parece un episodio de un nuevo programa, que bien podría llamarse “C.S.I. Seattle”.
El doctor Jack Gramm es un renombrado psiquiatra forense y profesor universitario, quien pone su experiencia al servicio de las fuerzas del orden, en la investigación de crímenes complicados. Tiempo atrás, su testimonio fue determinante en la condena de Jon Forster, un cruel asesino múltiple, quien está a punto de ser ajusticiado. En víspera de la ejecución, una joven es masacrada utilizando exactamente los mismos métodos de Forster.
Todo parece indicar que el convicto es inocente; no obstante, Gramm se mantiene firme en su declaración. Es entonces cuando el médico recibe una amenaza telefónica, donde alguien asegura que le quedan 88 minutos de vida.
Tras un comienzo bastante prometedor, el filme se enreda sobremanera, introduciendo un exceso de personajes secundarios y posibles sospechosos, todos mal caracterizados. Hizo falta ingenio y malicia al momento de estructurar el relato: algunos detalles, que deberían despistar al público, se convierten en claras indicaciones que revelan la identidad del culpable antes de tiempo.
Más grave aún es la escasa tensión dramática que se percibe a lo largo de la función. Desde que el protagonista recibe el fatídico ultimátum, la historia debería proceder con abundante suspenso. En cambio, el director Jon Avnet no tiene la menor idea de cómo se generan angustia y escalofríos, mediante la creación de expectativas y la dilatación de los tiempos narrativos.
No hay ningún sentido de urgencia en los eventos que se observan en pantalla. El tedio sería absoluto, si no fuera por algunas escenas aisladas de atentados y tiroteos, que por ratos levantan el tono alicaído del filme.
La innata versatilidad de Al Pacino, le permite salirse con la suya incluso en las situaciones más embarazosas. Sin embargo, su excepcional talento histriónico no es suficiente para enaltecer una realización tan opaca como “88 minutos”, ni para rescatarla del olvido.






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