Crisis actual: una oportunidad
| Lunes 01 junio, 2009
Crisis actual: una oportunidad
La crisis actual ha venido a cuestionar la lógica económica que fue aplicada in extremis en Latinoamérica, especialmente a partir de la década de 1980. Las políticas económicas que los gobiernos de la región ejecutaron lograron generar un crecimiento económico sostenido y alguna disminución de la pobreza, mas esto no se vio reflejado necesariamente en mayor bienestar para las mayorías.
Se nos presentó durante mucho tiempo un pensamiento unilateral, que los sectores políticos conservadores defendieron y siguen defendiendo. Esto le da una tarea fundamental y una oportunidad al pensamiento socialdemócrata, en especial el que históricamente debe representar el Partido Liberación Nacional en Costa Rica, de manera más coherente y decidida con sus principios.
Nuestras sociedades latinoamericanas han reaccionado ante los efectos desintegradores de esas políticas. A la vez que las inequitativas oportunidades y las condiciones precarias de vida de muchas personas han propiciado el surgimiento de populismos mesiánicos, también abren la posibilidad de generar nuevas formas de pensamiento inclusivas, socialmente integradoras. La crisis actual da la oportunidad al mundo de reaccionar, los problemas globales requieren soluciones globales, con estrategias nacionales adecuadas a sus propias dinámicas. La socialdemocracia latinoamericana y en especial la costarricense deben responder a esa tarea ineludible.
Costa Rica no escapa de esas problemáticas, a pesar de los esfuerzos emprendidos en este gobierno por retomar la senda del país, extraviada durante más de una década. Pero aún falta más. Hace falta, no solamente enorgullecernos de la democracia política estable que hemos construido, sino abocarnos a una mayor profundización de la democracia social y económica.
Mayor equidad en las oportunidades, mayores recursos a los gobiernos locales y a las organizaciones comunales, descentralización de obras públicas, tener seguridad en la calle y en nuestras casas. En suma, la tarea es exigir nuestro poder para una mejor calidad de vida. La socialdemocracia no puede consistir en que nuestras esperanzas dependan de una sola persona, sino que dependan del esfuerzo comunal y del esfuerzo propio con el papel facilitador de quienes gobiernen. Le invito a exigir el poder que es suyo y mío, el poder de la gente.
Adrián Portuguez Guzmán
Sociólogo
La crisis actual ha venido a cuestionar la lógica económica que fue aplicada in extremis en Latinoamérica, especialmente a partir de la década de 1980. Las políticas económicas que los gobiernos de la región ejecutaron lograron generar un crecimiento económico sostenido y alguna disminución de la pobreza, mas esto no se vio reflejado necesariamente en mayor bienestar para las mayorías.
Se nos presentó durante mucho tiempo un pensamiento unilateral, que los sectores políticos conservadores defendieron y siguen defendiendo. Esto le da una tarea fundamental y una oportunidad al pensamiento socialdemócrata, en especial el que históricamente debe representar el Partido Liberación Nacional en Costa Rica, de manera más coherente y decidida con sus principios.
Nuestras sociedades latinoamericanas han reaccionado ante los efectos desintegradores de esas políticas. A la vez que las inequitativas oportunidades y las condiciones precarias de vida de muchas personas han propiciado el surgimiento de populismos mesiánicos, también abren la posibilidad de generar nuevas formas de pensamiento inclusivas, socialmente integradoras. La crisis actual da la oportunidad al mundo de reaccionar, los problemas globales requieren soluciones globales, con estrategias nacionales adecuadas a sus propias dinámicas. La socialdemocracia latinoamericana y en especial la costarricense deben responder a esa tarea ineludible.
Costa Rica no escapa de esas problemáticas, a pesar de los esfuerzos emprendidos en este gobierno por retomar la senda del país, extraviada durante más de una década. Pero aún falta más. Hace falta, no solamente enorgullecernos de la democracia política estable que hemos construido, sino abocarnos a una mayor profundización de la democracia social y económica.
Mayor equidad en las oportunidades, mayores recursos a los gobiernos locales y a las organizaciones comunales, descentralización de obras públicas, tener seguridad en la calle y en nuestras casas. En suma, la tarea es exigir nuestro poder para una mejor calidad de vida. La socialdemocracia no puede consistir en que nuestras esperanzas dependan de una sola persona, sino que dependan del esfuerzo comunal y del esfuerzo propio con el papel facilitador de quienes gobiernen. Le invito a exigir el poder que es suyo y mío, el poder de la gente.
Adrián Portuguez Guzmán
Sociólogo