Costa Rica cambia
| Sábado 20 octubre, 2012
Costa Rica cambia
No hace mucho tiempo, pues el asunto no es de años, este país ha cambiado, no porque tengamos enemigos importados ni de otra índole, sino que los tenemos aquí, metidos en la casa; sea, los verdaderos enemigos nuestros somos nosotros mismos, quienes consideramos que todo lo malo que pasa es culpa del TLC, que nos echan “el rey” en los deportes o nos “amarran los perros” en los trabajos. Qué error tan grande pensar así, cuando en el pasado fuimos valientes, pensantes y seguros, sin jamás trastabillar en las decisiones y menos, dejar de asumir los asuntos importantes del país. En el pasado, sabíamos en qué lugar estábamos parados y no como ahora, doblados y sin rumbo.
Por suerte, siempre existen oportunidades de cambio para zarandear la polilla de podredumbre que nos tiene desunidos, aceptando corruptos en las instituciones del Estado, empresas privadas, universidades, etc.
Algunos corruptos con “gran rabo”, están como locos por adueñarse del poder, siendo ellos los verdaderos enemigos del país, únicamente alabados y aplaudidos por servirles también perversos. Estamos como lo dijo un querido expresidente, domesticados.
Recuerdo una nación que por años tuvo una “dictadura de partido” con consecuencias negativas para su pueblo, ahora de feria, hundida en el narcotráfico. Ahí, el inicio fue la mordida con la repartidera de puestos en el gobierno como si se tratara de una piñata; hoy nos sucede a nosotros exactamente lo mismo con mordida institucionalizada y gobiernos blandos donde los ministros mediocres no son destituidos sino trasladados a otros puestos del gobierno. Otra cosa mala sucedió en esta tierra: la no reelección presidencial que la Sala Constitucional se trajo a pique, sin haber tomado en cuenta que nos tuvo alejados de la corrupción.
La reelección presidencial no es saludable aquí, ni en ninguna nación del mundo; el enquistamiento en el poder vuelve corrupto al hombre. Igual sucede cuando los partidos políticos no cambian, pues en pocos año, existe el “manoseo”, que puede resultar más dañino.
En Costa Rica estamos confundiendo gobernar como si se tratara de un juego de ajedrez, donde las piezas no son movidas de acuerdo con la capacidad intelectual de los jugadores sino al grado de amistad.
Así, quien estuvo en educación se traslada a la CCSS, del MOPT al ICE, de Seguridad a embajador y de diputado a gerente de banco, etc.
Llevar al gobierno en cada cambio de administración a las mismas personas, es un error peligroso para la salud de una nación. Enemigos son también los “inmorales influyentes” que habiendo estado en el poder roban, para luego transformarse en los locos de “no me acuerdo”. Ellos destrozan el corazón de una nación. Costa Rica necesita cambiar a gobierno no contaminado, que se logrará cuando aparezca una persona honesta con preparación y los atributos morales para gobernar.
Buen candidato no es el que más ofrece, ni el que mejor habla, ni el que más dinero tiene, sino aquel con la intención comprometida de gobernar para el pueblo.
José Eliseo Valverde Monge
Doctor en medicina
No hace mucho tiempo, pues el asunto no es de años, este país ha cambiado, no porque tengamos enemigos importados ni de otra índole, sino que los tenemos aquí, metidos en la casa; sea, los verdaderos enemigos nuestros somos nosotros mismos, quienes consideramos que todo lo malo que pasa es culpa del TLC, que nos echan “el rey” en los deportes o nos “amarran los perros” en los trabajos. Qué error tan grande pensar así, cuando en el pasado fuimos valientes, pensantes y seguros, sin jamás trastabillar en las decisiones y menos, dejar de asumir los asuntos importantes del país. En el pasado, sabíamos en qué lugar estábamos parados y no como ahora, doblados y sin rumbo.
Por suerte, siempre existen oportunidades de cambio para zarandear la polilla de podredumbre que nos tiene desunidos, aceptando corruptos en las instituciones del Estado, empresas privadas, universidades, etc.
Algunos corruptos con “gran rabo”, están como locos por adueñarse del poder, siendo ellos los verdaderos enemigos del país, únicamente alabados y aplaudidos por servirles también perversos. Estamos como lo dijo un querido expresidente, domesticados.
Recuerdo una nación que por años tuvo una “dictadura de partido” con consecuencias negativas para su pueblo, ahora de feria, hundida en el narcotráfico. Ahí, el inicio fue la mordida con la repartidera de puestos en el gobierno como si se tratara de una piñata; hoy nos sucede a nosotros exactamente lo mismo con mordida institucionalizada y gobiernos blandos donde los ministros mediocres no son destituidos sino trasladados a otros puestos del gobierno. Otra cosa mala sucedió en esta tierra: la no reelección presidencial que la Sala Constitucional se trajo a pique, sin haber tomado en cuenta que nos tuvo alejados de la corrupción.
La reelección presidencial no es saludable aquí, ni en ninguna nación del mundo; el enquistamiento en el poder vuelve corrupto al hombre. Igual sucede cuando los partidos políticos no cambian, pues en pocos año, existe el “manoseo”, que puede resultar más dañino.
En Costa Rica estamos confundiendo gobernar como si se tratara de un juego de ajedrez, donde las piezas no son movidas de acuerdo con la capacidad intelectual de los jugadores sino al grado de amistad.
Así, quien estuvo en educación se traslada a la CCSS, del MOPT al ICE, de Seguridad a embajador y de diputado a gerente de banco, etc.
Llevar al gobierno en cada cambio de administración a las mismas personas, es un error peligroso para la salud de una nación. Enemigos son también los “inmorales influyentes” que habiendo estado en el poder roban, para luego transformarse en los locos de “no me acuerdo”. Ellos destrozan el corazón de una nación. Costa Rica necesita cambiar a gobierno no contaminado, que se logrará cuando aparezca una persona honesta con preparación y los atributos morales para gobernar.
Buen candidato no es el que más ofrece, ni el que mejor habla, ni el que más dinero tiene, sino aquel con la intención comprometida de gobernar para el pueblo.
José Eliseo Valverde Monge
Doctor en medicina