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Viernes, 19 de abril de 2024



NACIONALES


Una bomba de tiempo, las pérdidas del gobierno

Costa Grecia

Viene la lucha, para ver quién pagará estos montos

Oscar Rodriguez orodriguez@larepublica.net | Lunes 20 agosto, 2012


Bomba de tiempo antigua
Una bomba de tiempo, las pérdidas del gobierno


La cantidad de dinero, que el Gobierno perderá este año, es mayor que el déficit de Grecia, que supuestamente es el símbolo mundial de la mala administración financiera.

De hecho, el déficit estimado para el año entrante expresado como porcentaje del valor de la producción nacional, será más del doble que el de España, otro supuesto ejemplo de las finanzas públicas mal manejadas.

Es cierto que la deuda total del sector público, igual expresado como porcentaje del valor de la producción nacional, se encuentra a niveles más sanos que en muchos de esos países.

No obstante, la mayoría de las naciones con niveles de deuda mayores al de Costa Rica están reduciendo las pérdidas, mientras nosotros vamos en dirección opuesta.

Por ahora, la única forma que el gobierno encuentra para pagar sus cuentas, es la de endeudarse más, tras nuevos préstamos durante los próximos dos años.

En este entorno, lo que se avecina es el conflicto sobre la forma en la cual esta deuda eventualmente se cancele —o que los contribuyentes paguen más, o que el Gobierno se haga más eficiente, con mejor servicio a menor costo.

Para este año, el déficit del sector público será de aproximadamente el 6% del valor de la producción nacional, más o menos igual al de Grecia, que supuestamente está en crisis.

La cifra subirá a no menos del 6,8% en el año entrante, según estimaciones del Banco Central.

Mientras tanto, las pérdidas de Grecia pronosticadas para el año siguiente, apenas alcanzarán el 5%, mientras las de España bajarán a un 3%, según Global Finance.

Por su parte, Estados Unidos y Reino Unido tienen niveles de déficit peores a los de nosotros; sin embargo, en ambos casos, la situación se ve mejorando.

En el caso de Costa Rica, la Asamblea la semana pasada aprobó en primer debate el plan del Gobierno, de pedir unos $4 mil millones en los mercados extranjeros, durante los próximos dos años.

Con estos fondos, el gobierno pagará sus cuentas, más que todo en los salarios de funcionarios, mientras que hay un mayor nivel de endeudamiento, con dos consecuencias para la economía, ambas negativas —se trata de un mix del encarecimiento de las tasas de interés, así como un incremento en la inflación.

En lo que a los intereses se refiere, la creciente demanda del gobierno por el dinero, implica un alza en las tasas, la cual a su vez tiende a causar una desaceleración en la economía, incluido el empleo, dado que las empresas pagarán más por sus préstamos, y así contarán con menos recursos para expandirse.

Es posible mitigar la tendencia al alza de las tasas, si el Banco Central imprimiera más colones.

Pero en este caso, cada colón valdrá menos, así que todos nosotros perdemos una porción de nuestro poder adquisitivo, incluido un menor retorno en los intereses pagaderos en sus bonos de parte del gobierno a los tenedores, sean ricos inversores, o la gente que tiene sus pensiones invertidas en esos títulos de valores.

Por su parte, el gobierno quizás esté esperando un milagro económico, o sea que los grandes mercados, sobre todo Estados Unidos y Europa, repunten, y así demanden más productos y servicios.

Sin embargo, este escenario es poco probable, tomará años que saneen las finanzas de esas economías golpeadas, que además están luchando con el factor demográfico —millones de “boomers” que se están jubilando, y así consumiendo recursos, sin producir nada.

No es cuestión de crear pánico, en este país se trata de montos todavía manejables, de modo que no se esperan efectos grandes, ni en las tasas de interés, ni en la inflación.

Por otro lado, lo que nos espera son condiciones financieras, peores a las de hoy.

El gobierno por su parte prefiere postergar la necesidad de una reforma estatal, y a cambio seguir con los altos déficits, aunque ninguna persona, ni ningún gobierno, puede continuar por mucho tiempo gastando más de lo que ingrese.

En lo que a la cuestión de la deuda se refiere, quedamos lejos de Estados Unidos, así como de muchos países europeos.

Sin embargo, con el problema crónico de los grandes déficits, nuestra situación cada año va peor.

El creciente nivel de la deuda nos permite comprar tiempo, hay que usarlo.

Pablo Villamichel

Especial para LA REPUBLICA

pablo@villamichel.net

Fred Blaser

Co presidente

LA REPUBLICA

Dispara planilla déficit fiscal

Costa Grecia

Sin freno a privilegios en gobierno

El gasto gubernamental sin control es el principal culpable del crecimiento del déficit fiscal, más que todo por el aumento de la planilla, privilegios salariales, y pensiones de lujo.

Sin embargo, todavía no existe un plan claro para cambiar esta situación.

En lo que a gastos se refiere, el derroche de dinero tiene cuatro años de incrementos constantes, que benefician a los empleados públicos sobre el resto de costarricenses.

Las razones del descontrol están fundamentadas en un incremento, nunca antes visto, en la planilla del gobierno. Se trata de 132 mil personas, en comparación con 100 mil hace cinco años, cuya planilla creció no menos del 60%.

A este factor, se añaden los aumentos extraordinarios de sueldos, sin un análisis financiero justificado, así como las pensiones de lujo —pagadas con impuestos— y el alto costo de las consultorías.

En lo que a las pensiones se refiere, el gobierno financia un régimen de jubilación de lujo que este año asciende a $1,2 mil millones y beneficia solo a 59 mil personas. Dado que ninguno de los pensionados cotizó lo suficiente para su pensión, el 90% de esta jubilación especial la pagan los contribuyentes.

Mientras tanto, las consultorías se han convertido en una planilla paralela que tuvo un costo de $140 millones en los últimos cuatro años. El gobierno realiza la contratación de empresas especializadas en áreas como derecho o ingeniería, pese a que a menudo cuenta con personal capacitado.

Hasta ahora, no existe un plan para frenar los privilegios del sector público.

Oscar Rodríguez

orodriguez@larepublica.net







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