Costa Rica fuertemente rezagada en la revolución mundial de la energía solar (III)
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 02 julio, 2018
Costa Rica fuertemente rezagada en la revolución mundial de la energía solar (III)
En mis dos columnas anteriores, y en una columna que escribí en el mes de marzo pasado titulada “Costa Rica no aprovecha su gran potencial de energía solar para reducir los costos de la electricidad”, cité una gran cantidad de artículos y de estudios que confirman de manera contundente la existencia de una fuerte tendencia de reducción de los costos de la energía solar como consecuencia de los rápidos y continuos adelantos tecnológicos.
Un artículo publicado el 11 de junio de 2018 por el Wall Street Journal, basado en estudios rigurosos y opiniones de expertos internacionales, se une a estas informaciones que muestran de forma categórica la tendencia de reducción de los costos de la energía solar. Entre muchas otras cosas, este artículo indica lo siguiente:
- “La energía eólica y la energía solar representan ahora la opción de menor costo para generar electricidad”.
- El desarrollo de la energía solar y eólica “es una decisión puramente económica”, ya que “son más baratas y otras tecnologías se han vuelto más caras”.
- “Una subasta en México el año pasado atrajo ofertas de empresas internacionales a un precio no subsidiado de menos de 2,1 centavos de dólar por kilovatio hora”.
- “A principios de este año, una subasta en Arabia Saudita adjudicó un contrato para construir una planta de energía solar de 300 megavatios por 1,79 centavos de dólar por kilovatio hora”.
- Las plantas de energía solar son además “más fáciles de construir” y “tienen mucho menos oposición”.
- “Todo esto está empezando a crear grandes disrupciones en la actividad de producción de electricidad y en la actividad de manufactura de equipos de generación eléctrica”.
Los costos de la energía solar continuarán bajando aún más en el futuro. Otro artículo titulado “Readiness tips for energy disruption”, publicado en febrero de 2018 por Financial Management Magazine, el cual mencioné en mi columna anterior, indica que no solamente el costo de la energía solar “se redujo en un 70% desde el 2010”, sino que adicionalmente “se espera que el costo de la energía solar… caiga en un 50% más de aquí al 2020” (en dos años).
Mientras todo esto está ocurriendo en el mundo, en Costa Rica seguimos fuertemente aferrados a muchas fuentes renovables tradicionales de generación eléctrica que son mucho más caras.
No solamente no aprovechamos plenamente las ventajas de la energía solar, sino que además construimos plantas eléctricas que por su naturaleza misma son mucho más caras y complejas de construir, las cuales tienen además grandes atrasos y sobrecostos durante el periodo de construcción. Entre estos casos podemos citar los siguientes proyectos:
- El Proyecto Eólico Valle Central, cuyo costo inicial era de $21 millones, al final terminó en $53 millones para un sobrecosto de $32 millones (un 152% más).
- La Planta Hidroeléctrica Pirrís, que tenía un costo inicial de $300 millones, terminó costando $630 millones para un sobrecosto de $330 millones (un 110% más).
- El Proyecto Hidroeléctrico Reventazón, cuyo costo inicial fue calculado en $633 millones, terminó en una inversión de $1.567 millones para un sobrecosto de $934 millones (un 147% más). Esta inversión será aún más elevada cuando se terminen los trabajos que buscan reparar la filtración de agua que está debajo de la fundación del vertedero. Adicionalmente, tal como ha salido a la luz pública, desde el inicio de operaciones esta planta ha tenido además “un rendimiento inferior respecto a lo indicado por el Instituto Costarricense de Electricidad en sus propias estimaciones anuales”.
- Hay casos donde inclusive el costo casi se cuadruplicó, como el Proyecto Hidroeléctrico Balsa Inferior, donde la inversión prevista al inicio fue de $94 millones y terminó costando $361 millones, lo que generó un sobrecosto de $267 millones.
Plantas eléctricas aún sin construir están teniendo también un aumento significativo en los costos previstos. Un ejemplo de esto es el aumento que ha venido teniendo el costo del Proyecto Hidroeléctrico El Diquís.
Un reciente reportaje, publicado en mayo de 2018, señala que “en diciembre de 2010, el proyecto tenía un costo de $1.779 millones. Luego el ICE lo estimó en $3.694 millones en su Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2016-2035 conocido en mayo de 2017, el más reciente”. Aún sin construir, el aumento de los costos previstos ha sido de $1.915 millones, lo que representa un 108% más. De construirse este proyecto, su costo será aún mayor de la estimación actual de los costos de construcción.
Mientras que el costo de muchos proyectos de fuentes renovables tradicionales ha venido aumentando significativamente en el país, el costo promedio de las plantas de energía solar bajó un 70% desde 2010 y se espera que en dos años baje un 50% más.
Los proyectos de generación de electricidad con energía solar no son complejos, por lo que son muy rápidos de construir (en su configuración total o modularmente) y los riesgos de sobrecostos durante el periodo de construcción son mínimos.
Desde la perspectiva de competitividad energética, también es importante que todas las plantas de energía firme que dan respaldo al sistema sean igualmente de bajo costo, lo cual no es el caso en Costa Rica. Entre las plantas de respaldo se encuentran los 571 MW que tiene el país que usan búnker y diésel importados, las cuales tienen un costo de operación muy alto. En muchos países, estas plantas de energía firme de respaldo son de gas natural, que es un combustible varias veces más barato que el búnker y el diésel y que es ambientalmente superior.
Con respecto a la seguridad operativa del sistema (sin considerar el tema de los altos costos de muchas de las plantas de energía firme que existen actualmente), un estudio del BID revela que “el sistema de Costa Rica está técnicamente bien equipado para absorber elevadas cuotas de ERV (Energía Renovable Variable como la solar) sin problemas de seguridad operativa” y que “gracias a la buena capacidad de regulación de sus generadores y su red de transmisión debidamente desarrollada, el sistema de Costa Rica no muestra problemas de estabilidad dinámica en ninguno de los escenarios investigados con niveles de penetración instantáneos de hasta más del 70% de ERVs para el 2024”.
Dicho en otras palabras, no hay razón para no incorporar desde ya mayores cantidades de energía solar y eólica al sistema eléctrico nacional para bajar los costos de la electricidad en el país y aumentar así la competitividad eléctrica nacional.
Pese a que la situación actual es muy favorable para aumentar la participación de la energía solar en la matriz energética del sector eléctrico nacional, la política energética y económica efectiva no busca aprovechar plenamente la energía solar.
La realidad confirma lo anterior. A pesar de la retórica, en 2017, según datos del ICE, la participación de la energía solar en la generación eléctrica del país fue escasamente del 0,02%, lo que representa el 0,0044% en el consumo total de energía del país. Y para el año 2035, de acuerdo con el Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2016-2035, se estima que la participación de la energía solar en la generación eléctrica nacional sea apenas del 0,7%.
Costa Rica no solamente está rezagada con respecto a la revolución tecnológica mundial de la energía solar que conlleva a continuas reducciones de los costos en el tiempo, sino que los planes actuales no buscan cambiar esta situación para corregir el gran rezago actual. Estos planes se enfocan más bien fuertemente en las fuentes de energía tradicionales cuyo desarrollo es cada vez más elevado e intensivo en necesidades de capital y de endeudamiento.
Estamos desaprovechando el gran potencial de energía solar que tenemos y la gran oportunidad de reducir los costos de la electricidad para mejorar la competitividad nacional y así potenciar el desarrollo económico y social del país.
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