Copa Oro con buena asistencia
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 07 junio, 2011
Copa Oro con buena asistencia
Este torneo es el favorito de los hispanos que viven en Estados Unidos
La Copa Oro, que se juega en varias ciudades de Estados Unidos hasta el 25 de junio, se ha convertido para los hispanos en el torneo de fútbol por excelencia y en la mejor oportunidad para ver a las estrellas de sus países de origen.
Durante la primera jornada, que se jugó el domingo en el Estadio de los Cowboys de Dallas, en Arlington (Texas), las más de las 80 mil personas que asistieron a los partidos entre México-El Salvador y Costa Rica-Cuba llegaron desde tempranas horas para formar parte del espectáculo más allá del campo de fútbol.
Los estacionamientos aledaños al monumental estadio estaban invadidos de vehículos con aficionados que prefirieron cocinar sus platos típicos al aire libre, mientras esperaban a que abriera el estadio fuertemente resguardado.
Mexicanos bailaban cumbias y corridos norteños vestidos de color verde, rojo y blanco. Otros, compraban la nueva casaca oficial de su selección sin importar el precio: cerca de $70.
Además, hubo artistas que se sumaron a las celebraciones, como la cantante mexicana Diana Reyes, “la Reina del Pasito Duranguense”, y el exportero de la selección mexicana Jorge Campos tuvo que hacer una pausa en su labor como comentarista para repartir autógrafos.
Los salvadoreños entonaron cánticos con tambores y formaron un mar de azul y blanco en las puertas de entrada del estadio.
Los costarricenses, con la camiseta color rojo, portaban banderolas con el lema “Pura vida”. Nelsi Berrocal, natural de Golfito, terminó de trabajar el sábado por la noche y manejó sin descansar desde Houston.
“No hay por qué quejarse. Ahora, después del partido, hay que realizar la misma faena y llegar a casa de madrugada porque hay que descansar para ir al trabajo mañana”, dijo Berrocal. Su compatriota Ligia Guerrero viajó para ver a la selección y hacer turismo.
“Nosotros tenemos un estadio moderno en San José, pero este es de otro mundo”, dijo Guerrero de la sede de los Cowboys.
Edilberto Cárgamo, de Metapán (El Salvador) y radicado en Arkansas, viajó hasta Arlington para ver a “la selecta”.
“Y aunque el gasto de la estadía y el boleto para el partido supera los $500 por persona, la satisfacción de ver a El Salvador contra México no tiene precio”, señaló Cárgamo, obrero en el sector de la construcción.
Dallas/EFE
Este torneo es el favorito de los hispanos que viven en Estados Unidos
La Copa Oro, que se juega en varias ciudades de Estados Unidos hasta el 25 de junio, se ha convertido para los hispanos en el torneo de fútbol por excelencia y en la mejor oportunidad para ver a las estrellas de sus países de origen.
Durante la primera jornada, que se jugó el domingo en el Estadio de los Cowboys de Dallas, en Arlington (Texas), las más de las 80 mil personas que asistieron a los partidos entre México-El Salvador y Costa Rica-Cuba llegaron desde tempranas horas para formar parte del espectáculo más allá del campo de fútbol.
Los estacionamientos aledaños al monumental estadio estaban invadidos de vehículos con aficionados que prefirieron cocinar sus platos típicos al aire libre, mientras esperaban a que abriera el estadio fuertemente resguardado.
Mexicanos bailaban cumbias y corridos norteños vestidos de color verde, rojo y blanco. Otros, compraban la nueva casaca oficial de su selección sin importar el precio: cerca de $70.
Además, hubo artistas que se sumaron a las celebraciones, como la cantante mexicana Diana Reyes, “la Reina del Pasito Duranguense”, y el exportero de la selección mexicana Jorge Campos tuvo que hacer una pausa en su labor como comentarista para repartir autógrafos.
Los salvadoreños entonaron cánticos con tambores y formaron un mar de azul y blanco en las puertas de entrada del estadio.
Los costarricenses, con la camiseta color rojo, portaban banderolas con el lema “Pura vida”. Nelsi Berrocal, natural de Golfito, terminó de trabajar el sábado por la noche y manejó sin descansar desde Houston.
“No hay por qué quejarse. Ahora, después del partido, hay que realizar la misma faena y llegar a casa de madrugada porque hay que descansar para ir al trabajo mañana”, dijo Berrocal. Su compatriota Ligia Guerrero viajó para ver a la selección y hacer turismo.
“Nosotros tenemos un estadio moderno en San José, pero este es de otro mundo”, dijo Guerrero de la sede de los Cowboys.
Edilberto Cárgamo, de Metapán (El Salvador) y radicado en Arkansas, viajó hasta Arlington para ver a “la selecta”.
“Y aunque el gasto de la estadía y el boleto para el partido supera los $500 por persona, la satisfacción de ver a El Salvador contra México no tiene precio”, señaló Cárgamo, obrero en el sector de la construcción.
Dallas/EFE