Contrarrestar los pronósticos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 06 febrero, 2008
Para nadie es un secreto que la desaceleración que está enfrentando la economía estadounidense puede llegar a desencadenar repercusiones en algunos sectores productivos de nuestro país.
La industria exportadora, los bienes raíces y el turismo son algunas de las actividades más dependientes de la primera potencia mundial, por lo que su vulnerabilidad a una eventual recesión es evidente.
Particularmente el turismo, generador solo el año pasado de divisas por $1.900 millones, es propenso a una merma en la llegada de los visitantes estadounidenses quienes representan nuestro principal mercado.
En una entrevista desde Madrid el ministro de Turismo, Carlos Ricardo Benavides, aseguró esta semana en LA REPUBLICA que se tiene que pensar con más seriedad en otros mercados en razón de que podría presentarse una desaceleración.
Y es que, sin ánimo de ser alarmistas, se avecinan tiempos difíciles para el turismo costarricense por lo que valdría la pena buscar opciones y alternativas para neutralizar estos efectos.
Un primer paso se dio en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), un evento en el que participaron 13.300 empresas y 170 países, en busca de nuevas oportunidades de negocios.
Allá en Madrid, 70 empresarios costarricenses junto con funcionarios del Instituto Costarricense de Turismo y la Cámara Nacional de Turismo, compitieron con los promotores de otros destinos exitosos como Brasil, República Dominicana, México y Perú por atraer una mayor afluencia de turistas europeos al país.
Ciertamente, los vacacionistas del Viejo Continente así como los chinos representan una oportunidad para mantener el buen desarrollo de la actividad turística en el país.
Pero también existen otros retos que, de atenderse a tiempo, permitirán asegurar de una manera más perdurable la ocupación en los centros turísticos del país.
Vías y aeropuertos más competitivos así como una rigurosa vigilancia en la protección del medio ambiente son algunas de las tareas para el buen funcionamiento de la denominada industria sin chimeneas.