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Viernes, 26 de abril de 2024



EDITORIAL


Continúa la invasión a nuestro territorio

| Viernes 25 mayo, 2012





Más allá de los daños ambientales, una cosa está en primer lugar: la invasión nicaragüense a territorio nacional, que fue lo que inició todo, continúa

Continúa la invasión a nuestro territorio

A la fecha unas 51 brigadas de la Juventud Guardabarranco del Movimiento Sandinista partidarios de Ortega han ingresado a Isla Calero desde el 8 de marzo de 2011, cuando la Corte Internacional de Justicia ordenó desocupar esas tierras, de acuerdo con reportes de la prensa nicaragüense. Así lo informó LA REPUBLICA ayer.
Más allá de las instigaciones o provocaciones del señor Ortega, como parte de sus estrategias políticas para generar reacciones de falso nacionalismo entre sus seguidores, la actual situación de Calero, de la que el gobernante sandinista quiere apropiarse al punto de haberla rebautizado como Harbor Head, sigue siendo la de territorio costarricense invadido.
Esta situación por la que Costa Rica vio irrespetada su integridad territorial ha sido manejada de modo inadecuado desde el inicio, cuando se decidió llevarla a los organismos internacionales y ahí se permitió que a la invasión se le comenzara a llamar “conflicto fronterizo”.
Sabemos, sin embargo, que todo comenzó porque el gobierno nicaragüense al realizar obras para un dragado en el río San Juan, se introdujo a territorio costarricense y no solo nos invadió sino que además causó graves daños ecológicos en un valioso humedal de nuestro país.
No obstante, la invasión y daño ambiental fue denominado luego en el seno de la Organización de Estados Americanos como “conflicto fronterizo”. Grave error, desde luego, el que Costa Rica desde ese inicio no manejara bien la situación permitiendo que se cambiara invasión por conflicto fronterizo. En aquel momento, en presencia de las pruebas que deberíamos haber tenido en la mano para demostrar los límites de nuestro territorio, se debía haber obligado a tratar el problema como lo que fue: una invasión.
Hoy sin embargo, la invasión es casi olvidada.
Por un lado, el gobernante nicaragüense monta escenas sobre una supuesta protección a nuestro humedal (que ahora él pretende que es de Nicaragua) y con ella se escuda para seguir perpetrando constantes invasiones con grupos de entre 50 y 100 jóvenes. Con ello se burla de las disposiciones que luego dictara la Corte Internacional de Justicia, quien ordenó desocupar totalmente esas tierras.
Por su parte, el gobierno de Costa Rica decidió realizar una carretera o trocha en esa zona fronteriza y tampoco respetó para ello los estudios necesarios para evitar cualquier daño ambiental del momento o futuro.
Es decir, que entre unas u otras motivaciones para actuar, de parte de los gobernantes, y más allá de los daños ambientales, una cosa está en primer lugar: la invasión nicaragüense a territorio nacional, que fue lo que inició todo, continúa.






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