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FORO DE LECTORES


Confrontar ideas, no candidatos

| Viernes 03 enero, 2014


Esos que andan defendiendo a un candidato a capa y espada, sin importar su propuesta, solo contribuyen a ensuciar una cancha que ya está bien enlodada


CON EL LECTOR

Confrontar ideas, no candidatos


La discusión política de cara a las elecciones del 2 de febrero se ensució, se embarrialó o pongámoslo en tico: se charraleó.
Al menos esa es la huella que dejan las redes sociales, inmersas en adjetivos peyorativos para cualquiera que sea el candidato, o en fanatismos que llevan el debate a los niveles más bajos.
En ese desfile de clichés, los calificativos más comunes son “chancletudo”, “vendepatrias”, “privatizador”, “corrupto”, etc.
El electorado tiene parte de culpa en una trampa fácil que le han puesto los promotores de las campañas del miedo.
Naturalmente podríamos pensar que para enero ya estaríamos discutiendo ideas de fondo sobre cómo los candidatos pretenden salvar el régimen de pensiones, cómo van a recortar el gasto público o cómo van a garantizar un Estado más eficiente.
Pero no. El electorado ha mordido fácilmente el anzuelo de los vendedores del miedo y se ha enfrascado en una discusión en blanco y negro entre “comunismo” y “capitalismo salvaje”.
Cualquier intento por enrumbar el debate hacia las propuestas de fondo resulta aburrido, pesado, soso.
El país se encamina hacia una coyuntura electoral en donde deberá pensar bien su voto para escoger el camino común que transitaremos todos, nos guste o no.
Para esto, debemos aprender la lección de 2013 y comenzar a esquivar las trampas de una campaña de clichés políticos y exaltaciones al odio.
Quizás nos convenga adoptar una actitud más confrontativa ante las ideas, independientemente de donde vengan.
Esos que andan defendiendo a un candidato a capa y espada, sin importar su propuesta, solo contribuyen a ensuciar una cancha que ya está bien enlodada.
Quizás esa vieja frase de “cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”, podría extenderse más allá del actual gobierno.
¿Será que también nos merecemos campañas superficiales, plagadas de exaltaciones al miedo?
 

Luis Fernando Cascante
lcascante@larepublica.net






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