Confort en el empate
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Sábado 26 junio, 2010
Confort en el empate
Brasil pierde magia sin Robinho y Kaká
Con muy poca presión y mucho más despliegue físico que talento, Brasil y Portugal jugaron ayer un partido cuyo empate, sin goles, solo definió el camino a seguir.
El duelo más esperado decepcionó, porque si bien tuvo un arranque promisorio en el que los actores poco a poco se fueron acomodando en el partido y una segunda parte menos animada, cuando los portugueses corroboraron que Costa de Marfil todavía estaba lejos de la apoteósica goleada que requería, para tener alguna opción de clasificarse a la segunda ronda.
Lo que sí llamó la atención en este partido fue el abuso en las infracciones por parte de ambos equipos que al final les provocó siete tarjetas amarillas, cuatro a los lusitanos y tres a los brasileños.
La ausencia de Kaká, por expulsión en el partido anterior y de Robinho, por disposiciones técnicas, se sintió en un Brasil que solo tuvo destellos con Maicon, todo vigor y talento, por el carril derecho. Tampoco estuvo Elano, resentido con un golpe en el tobillo derecho.
En Portugal, Cristiano Ronaldo, señalado al final por FIFA como el mejor del partido, en nuestro criterio quedó debiendo, con balón y sin él. Con balón, individualista, sin él, con muy poco sacrificio en la marca, lo que le permitió una salida cómoda a Brasil desde su defensa.
El portugués Pepe y el brasileño Felipe Melo se estaban olvidando del fútbol y se lo tomaron muy personal; Dunga no permitió que su pupilo terminara la primera parte, sino que lo sustituyó, para evitar que se metiera en problemas.
Luis Fabiano fue una amenaza constante para el meta Eduardo, que mantuvo el tipo cada momento. Un disparo y un cabezazo posterior, a centro del lateral Maicon, que salió cerca del palo, avisaron a Portugal.
Dos incursiones de Ronaldo cambiaron la cara al partido a la vuelta de vestuarios. Se sumó Simao, que entró por Duda, con un disparo que paró Julio César.
Hacia el final de la segunda parte, el partido decayó en todo. El balón circuló sin muy buen rumbo, los silbidos en las gradas mostraron disconformidad de los aficionados y el partido agonizó con deuda al espectáculo. Brasil va con Chile y Portugal ante España.
Luis Rojas y EFE
lrojas@larepublica.net
Brasil pierde magia sin Robinho y Kaká
Con muy poca presión y mucho más despliegue físico que talento, Brasil y Portugal jugaron ayer un partido cuyo empate, sin goles, solo definió el camino a seguir.
El duelo más esperado decepcionó, porque si bien tuvo un arranque promisorio en el que los actores poco a poco se fueron acomodando en el partido y una segunda parte menos animada, cuando los portugueses corroboraron que Costa de Marfil todavía estaba lejos de la apoteósica goleada que requería, para tener alguna opción de clasificarse a la segunda ronda.
Lo que sí llamó la atención en este partido fue el abuso en las infracciones por parte de ambos equipos que al final les provocó siete tarjetas amarillas, cuatro a los lusitanos y tres a los brasileños.
La ausencia de Kaká, por expulsión en el partido anterior y de Robinho, por disposiciones técnicas, se sintió en un Brasil que solo tuvo destellos con Maicon, todo vigor y talento, por el carril derecho. Tampoco estuvo Elano, resentido con un golpe en el tobillo derecho.
En Portugal, Cristiano Ronaldo, señalado al final por FIFA como el mejor del partido, en nuestro criterio quedó debiendo, con balón y sin él. Con balón, individualista, sin él, con muy poco sacrificio en la marca, lo que le permitió una salida cómoda a Brasil desde su defensa.
El portugués Pepe y el brasileño Felipe Melo se estaban olvidando del fútbol y se lo tomaron muy personal; Dunga no permitió que su pupilo terminara la primera parte, sino que lo sustituyó, para evitar que se metiera en problemas.
Luis Fabiano fue una amenaza constante para el meta Eduardo, que mantuvo el tipo cada momento. Un disparo y un cabezazo posterior, a centro del lateral Maicon, que salió cerca del palo, avisaron a Portugal.
Dos incursiones de Ronaldo cambiaron la cara al partido a la vuelta de vestuarios. Se sumó Simao, que entró por Duda, con un disparo que paró Julio César.
Hacia el final de la segunda parte, el partido decayó en todo. El balón circuló sin muy buen rumbo, los silbidos en las gradas mostraron disconformidad de los aficionados y el partido agonizó con deuda al espectáculo. Brasil va con Chile y Portugal ante España.
Luis Rojas y EFE
lrojas@larepublica.net