Con una pizca de inflación
| Lunes 24 agosto, 2009
Con una pizca de inflación
Wilmer Murillo
El Banco Central ha indicado que su prioridad es el mantenimiento de la estabilidad económica, lo que conlleva medidas monetarias restrictivas que no favorecen un crecimiento más acelerado.
No obstante, algunos funcionarios que confieren mayor importancia a la producción, en cambio se inclinan por una pizca más de inflación aduciendo que esta a veces puede ser un lubricante económico.
Sin embargo, un entorno externo adverso, que se inició con la llamada crisis hipotecaria de Estados Unidos, ha venido a complicar aún más el panorama, de modo que el contexto internacional en el que se mueve la economía costarricense no luce muy favorable. Sugiere entre otras cosas que la desaceleración se traducirá en una recaudación débil y en desempleo.
Estimular el crecimiento de la producción mediante aumentos de la demanda interna a través del crédito y más dinero en circulación podría ser contraproducente, una tentación de la cual el Banco Central plantea que debemos alejarnos.
Pero son cada vez más las voces que propugnaban por observar una política monetaria más efectiva para consolidar la estabilización y estimular el crecimiento.
La plata no alcanza y parece que tampoco lo hará en un futuro cercano.
Pero, ¿cómo hacer para que el sueldo de la gente rinda ante nuevos incrementos de la inflación? Esa pudo ser la principal preocupación de los asalariados, ante la difícil situación por la que pasa el país. No obstante, el problema es otro. Como resultado de la crisis internacional asoma el desempleo, conocido como el villano de la economía y habría que escoger entre este y esa necesaria pizca de inflación.
Es factible sostener el desequilibrio moderado pero creciente de la balanza de pagos y el nivel de reservas, por la decisión firme de las autoridades monetarias de negarse a expandir la demanda interna que solo llevaría a crear una efímera sensación de bonanza.
Conformarse con cerrar los déficits fiscales y lograr la estabilización macroeconómica, ha probado que es insuficiente para progresar.
La estabilidad económica ciertamente contribuye a disminuir la pobreza, aumentar las exportaciones pero todo es insuficiente y como se ha visto mantiene excluidos a los ciudadanos del mercado y del sistema.
Costa Rica enfrenta actualmente el reto de cerrar sus cuentas públicas y afianzar la estabilización. No obstante, eso es solo una parte de las tareas pendientes. Se requiere ir más allá de la estabilidad económica y realizar cambios extraordinarios para alcanzar el desarrollo, lo que se antoja mucho más complicado en los actuales momentos.
En el fondo persiste el gran dilema de la política económica costarricense de cómo incrementar y sostener la tasa de crecimiento de la producción, para generar las fuentes de empleo y mejoras salariales que la población demanda, y los ingresos fiscales indispensables para mejorar la infraestructura y financiar las obras sociales. En este sentido, la pelota parece estar ahora en la cancha de los políticos.
Wilmer Murillo
El Banco Central ha indicado que su prioridad es el mantenimiento de la estabilidad económica, lo que conlleva medidas monetarias restrictivas que no favorecen un crecimiento más acelerado.
No obstante, algunos funcionarios que confieren mayor importancia a la producción, en cambio se inclinan por una pizca más de inflación aduciendo que esta a veces puede ser un lubricante económico.
Sin embargo, un entorno externo adverso, que se inició con la llamada crisis hipotecaria de Estados Unidos, ha venido a complicar aún más el panorama, de modo que el contexto internacional en el que se mueve la economía costarricense no luce muy favorable. Sugiere entre otras cosas que la desaceleración se traducirá en una recaudación débil y en desempleo.
Estimular el crecimiento de la producción mediante aumentos de la demanda interna a través del crédito y más dinero en circulación podría ser contraproducente, una tentación de la cual el Banco Central plantea que debemos alejarnos.
Pero son cada vez más las voces que propugnaban por observar una política monetaria más efectiva para consolidar la estabilización y estimular el crecimiento.
La plata no alcanza y parece que tampoco lo hará en un futuro cercano.
Pero, ¿cómo hacer para que el sueldo de la gente rinda ante nuevos incrementos de la inflación? Esa pudo ser la principal preocupación de los asalariados, ante la difícil situación por la que pasa el país. No obstante, el problema es otro. Como resultado de la crisis internacional asoma el desempleo, conocido como el villano de la economía y habría que escoger entre este y esa necesaria pizca de inflación.
Es factible sostener el desequilibrio moderado pero creciente de la balanza de pagos y el nivel de reservas, por la decisión firme de las autoridades monetarias de negarse a expandir la demanda interna que solo llevaría a crear una efímera sensación de bonanza.
Conformarse con cerrar los déficits fiscales y lograr la estabilización macroeconómica, ha probado que es insuficiente para progresar.
La estabilidad económica ciertamente contribuye a disminuir la pobreza, aumentar las exportaciones pero todo es insuficiente y como se ha visto mantiene excluidos a los ciudadanos del mercado y del sistema.
Costa Rica enfrenta actualmente el reto de cerrar sus cuentas públicas y afianzar la estabilización. No obstante, eso es solo una parte de las tareas pendientes. Se requiere ir más allá de la estabilidad económica y realizar cambios extraordinarios para alcanzar el desarrollo, lo que se antoja mucho más complicado en los actuales momentos.
En el fondo persiste el gran dilema de la política económica costarricense de cómo incrementar y sostener la tasa de crecimiento de la producción, para generar las fuentes de empleo y mejoras salariales que la población demanda, y los ingresos fiscales indispensables para mejorar la infraestructura y financiar las obras sociales. En este sentido, la pelota parece estar ahora en la cancha de los políticos.