Con casta de Gigantes
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Miércoles 03 noviembre, 2010
Con casta de Gigantes
Edgar Rentería y Tim Lincecum marcaron el equilibrio ofensivo-defensivo del equipo
Escondiendo su hambre de reinado bajo la etiqueta de que eran los más débiles y con una excelente labor de grupo comandada por un Edgar Rentería, que vino del pasado para volver a ser gigante, y un Tim Lincecum, que le quitó el sello de invencible a Cliff Lee, los Gigantes de San Francisco son los nuevos amos del béisbol de las Grandes Ligas.
Arrancaron los playoffs deshaciéndose de Atlanta, luego fueron por los favoritos Filis de Filadelfia, silenciando la llamada rotación de lujo, Roy Halladay, Roy Oswald y Cole Hamels, y por último les pasaron por encima a los Rangers de Texas, con su dizque invencible Lee y su batería de fuego.
Rentería fue la inspiración de un equipo que se la creyó hasta el final después de haber ganado el banderín del Oeste de la Liga Nacional en el último día de la temporada regular.
Final feliz, para el año más difícil de su carrera, dice Rentería, quien apenas jugó 72 juegos, la menor cantidad en una carrera que comenzó en 1996, por culpa de dolencias en la ingle, bíceps izquierdo y codo. Apenas produjo 22 carreras y dio tres jonrones, pero dejó en reserva todo su potencial para sacarlo en el momento preciso y convertirse en el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
“Es que llegué en mi mejor momento”, comentó Rentería, quien se convirtió en el héroe del último juego, con jonrón que propició las tres carreras del juego y el final de una espera de más de medio siglo de los Gigantes por obtener el cetro, el primero de la franquicia desde su traslado al Oeste en 1958.
Ahora Rentería, que en su segunda temporada y con 21 años en 1997 conectó el sencillo que les dio la corona a los Marlins de la Florida sobre los Indios de Cleveland, ya no está tan seguro de su retiro, algo que había anunciado hasta con lágrimas y que se dice motivó a sus compañeros a hacer yunta para una gran despedida, como a la postre se dio.
Ahora bien, el aplauso para los Gigantes pasa también por su exitoso pitcheo.
Bruce Bochy alabó los brazos que tiene en su equipo, tras una serie mundial que no solo ganaron 4-1, sino que contabilizaron dos blanqueadas 9-0 en el segundo partido y 4-0 el domingo, en el cuarto juego.
“Claro que eso es histórico, porque nos enfrentamos a una muy buena alineación”, manifestó Bochy, y lo lograron con cuatro abridores de su semillero como lo son Tim Lincecum, Matt Cain, Jonathan Sánchez y el novato zurdo Madison Bumgarner.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
Edgar Rentería y Tim Lincecum marcaron el equilibrio ofensivo-defensivo del equipo
Escondiendo su hambre de reinado bajo la etiqueta de que eran los más débiles y con una excelente labor de grupo comandada por un Edgar Rentería, que vino del pasado para volver a ser gigante, y un Tim Lincecum, que le quitó el sello de invencible a Cliff Lee, los Gigantes de San Francisco son los nuevos amos del béisbol de las Grandes Ligas.
Arrancaron los playoffs deshaciéndose de Atlanta, luego fueron por los favoritos Filis de Filadelfia, silenciando la llamada rotación de lujo, Roy Halladay, Roy Oswald y Cole Hamels, y por último les pasaron por encima a los Rangers de Texas, con su dizque invencible Lee y su batería de fuego.
Rentería fue la inspiración de un equipo que se la creyó hasta el final después de haber ganado el banderín del Oeste de la Liga Nacional en el último día de la temporada regular.
Final feliz, para el año más difícil de su carrera, dice Rentería, quien apenas jugó 72 juegos, la menor cantidad en una carrera que comenzó en 1996, por culpa de dolencias en la ingle, bíceps izquierdo y codo. Apenas produjo 22 carreras y dio tres jonrones, pero dejó en reserva todo su potencial para sacarlo en el momento preciso y convertirse en el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
“Es que llegué en mi mejor momento”, comentó Rentería, quien se convirtió en el héroe del último juego, con jonrón que propició las tres carreras del juego y el final de una espera de más de medio siglo de los Gigantes por obtener el cetro, el primero de la franquicia desde su traslado al Oeste en 1958.
Ahora Rentería, que en su segunda temporada y con 21 años en 1997 conectó el sencillo que les dio la corona a los Marlins de la Florida sobre los Indios de Cleveland, ya no está tan seguro de su retiro, algo que había anunciado hasta con lágrimas y que se dice motivó a sus compañeros a hacer yunta para una gran despedida, como a la postre se dio.
Ahora bien, el aplauso para los Gigantes pasa también por su exitoso pitcheo.
Bruce Bochy alabó los brazos que tiene en su equipo, tras una serie mundial que no solo ganaron 4-1, sino que contabilizaron dos blanqueadas 9-0 en el segundo partido y 4-0 el domingo, en el cuarto juego.
“Claro que eso es histórico, porque nos enfrentamos a una muy buena alineación”, manifestó Bochy, y lo lograron con cuatro abridores de su semillero como lo son Tim Lincecum, Matt Cain, Jonathan Sánchez y el novato zurdo Madison Bumgarner.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net