Con Sumo
Carmen Juncos cjuncos@larepublica.net | Lunes 03 noviembre, 2008
Con Sumo
Carmen juncos
cjuncos@larepublica.net
Háblele al agua
Cada vez que tome un vaso de agua, háblele primero y exprésele todo su amor. Le conviene.
Un científico japonés, luego de unos 15 años de investigar, obtuvo resultados que le permiten afirmar que el agua no solo es capaz de almacenar información, sino también sentimientos y conciencia, reaccionando a cualquier mensaje.
El médico Masaru Emoto asegura que toda la información que alberga la estructura molecular del agua se hace visible cuando se fotografía una gota en estado de congelación.
Si estas aseveraciones son ciertas, sobra decir la importancia del asunto, ya que tanto la mayor parte de nuestro cuerpo como del planeta, es agua.
Emoto tomó agua de varias fuentes, congeló unas pocas gotas, las examinó bajo un microscopio y las fotografió.
Resultó que las formas cambiaban según el agua fuera sucia o cristalina y esto también dependía de otros factores. Por ejemplo, expuso agua a sonidos grabados que contenían palabras, nombres de personas, música o diferentes esencias florales.
La música clásica siempre reflejó patrones hermosos mientras que otro tipo de música creó imágenes distorsionadas, sin forma y borrosas, como si se hubiera destruido el delicado equilibrio de las moléculas.
Pero el científico no se quedó ahí. Descubrió que palabras pegadas en los frascos que contenían el líquido y pronunciadas también influían en el comportamiento del agua, y que también dependía del idioma.
La explicación es que las palabras convierten las vibraciones de la naturaleza en sonidos y cada lengua al ser diferente tiene su propio juego de vibraciones. Aunque “Arigato” y “Thank you” tienen la misma traducción, crean estructuras cristalinas diferentes.
Lo descubierto por Emoto podría llegar a explicar por qué una persona puede llegar a enfermarse si es constantemente bombardeada por pensamientos o palabras negativas, mientras que le puede hacer mucho bien las vibraciones de gente que la quiere.
Según el científico japonés el agua de su cuerpo registra los diferentes mensajes y reacciona.
Carmen juncos
cjuncos@larepublica.net
Háblele al agua
Cada vez que tome un vaso de agua, háblele primero y exprésele todo su amor. Le conviene. Un científico japonés, luego de unos 15 años de investigar, obtuvo resultados que le permiten afirmar que el agua no solo es capaz de almacenar información, sino también sentimientos y conciencia, reaccionando a cualquier mensaje.
El médico Masaru Emoto asegura que toda la información que alberga la estructura molecular del agua se hace visible cuando se fotografía una gota en estado de congelación.
Si estas aseveraciones son ciertas, sobra decir la importancia del asunto, ya que tanto la mayor parte de nuestro cuerpo como del planeta, es agua.
Emoto tomó agua de varias fuentes, congeló unas pocas gotas, las examinó bajo un microscopio y las fotografió.
Resultó que las formas cambiaban según el agua fuera sucia o cristalina y esto también dependía de otros factores. Por ejemplo, expuso agua a sonidos grabados que contenían palabras, nombres de personas, música o diferentes esencias florales.
La música clásica siempre reflejó patrones hermosos mientras que otro tipo de música creó imágenes distorsionadas, sin forma y borrosas, como si se hubiera destruido el delicado equilibrio de las moléculas.
Pero el científico no se quedó ahí. Descubrió que palabras pegadas en los frascos que contenían el líquido y pronunciadas también influían en el comportamiento del agua, y que también dependía del idioma. La explicación es que las palabras convierten las vibraciones de la naturaleza en sonidos y cada lengua al ser diferente tiene su propio juego de vibraciones. Aunque “Arigato” y “Thank you” tienen la misma traducción, crean estructuras cristalinas diferentes.
Lo descubierto por Emoto podría llegar a explicar por qué una persona puede llegar a enfermarse si es constantemente bombardeada por pensamientos o palabras negativas, mientras que le puede hacer mucho bien las vibraciones de gente que la quiere.
Según el científico japonés el agua de su cuerpo registra los diferentes mensajes y reacciona.