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Compras mediante un smartphone

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 02 agosto, 2011




Compras mediante un smartphone
Un nuevo software es un verdadero sueño para los cazadores de gangas, pero se ha convertido en una pesadilla para el comercio

En algunas tiendas en la mitad rica del planeta, la ciencia ficción se ha hecho ya una realidad: personas apuntando con su teléfono móvil hacia determinados productos, para escanear sus barras de código.
Esto refleja la aparición de una nueva generación de programas para smartphones, que facilitan las comparaciones de precios. No se necesita introducir el nombre del producto ni describirlo: basta con apuntar la cámara del celular al código de barras y el resultado aparece en una fracción de segundo.
Es muy útil cuando se quiere saber rápidamente si un producto en una tienda ha bajado de precio o no.
La mayoría de los apps han sido diseñados para obtener sus datos de conocidos buscadores de precios. Para las grandes plataformas comerciales, estos escaneadores de códigos de barra representan una excelente forma de incrementar sus ventas.
Amazon, la mayor tienda online del mundo, ha incorporado esta funcionalidad en su app para smartphones.
Con ello, entre el cliente y la compra no hay más que un par de clics de distancia en la pantalla táctil.
El mercado online Ebay ofrece también la función de escaneo para el acceso directo a las subastas y a los detallistas en la plataforma.
El nuevo software es un verdadero sueño para los cazadores de gangas, pero se ha convertido en una pesadilla para el comercio.
“Las tiendas online tienen básicamente una estructura de costos más favorable y pueden por ello ofrecer precios más bajos. Si nos imaginamos un mundo en el que cada cual aprovecha la oferta más barata, entonces el comercio tradicional saca las peores cartas”, explica un especialista.
Pero estamos aún muy lejos de esa visión de horror del comercio. Por una parte, pasarán aún muchos años antes de que en manos de los consumidores haya más smartphones que teléfonos “normales”. Por otra, siempre habrá compradores que desconfíen de los vendedores online y que prefieran comprar en las tiendas, y al contado.
Los organismos de protección del consumidor recuerdan además que los apps de comparación de precios solo son tan buenos como el buscador que los respalda. Esto quiere decir que búsquedas con aplicaciones diferentes pueden dar precios básicos completamente diferentes para el mismo producto.
Y la advertencia general para toda adquisición online se aplica también para las compras mediante un smartphone: poner siempre atención a la seriedad del vendedor.
En el fondo yace aquí una deficiencia de la comparación de precios mediante un teléfono celular: la pequeña pantalla de un smartphone implica también la presentación de menos información al comprador.
Otra vulnerabilidad reside en la función del escáner mismo. Debe haber buenas condiciones de luz y debe sostenerse el código de barras inmóvil durante algunos segundos ante la cámara para que esta pueda enfocarse con definición. Y estas condiciones no se dan siempre en las grandes tiendas.
Estos programas están disponibles sobre todo para el iPhone de Apple y para teléfonos inteligentes dotados con el sistema operativo Android de Google. Se les puede encontrar en las correspondientes plataformas de software, iTunes App Store y Android Market, respectivamente. También los smartphones Nokia, los Blackberry y los nuevos teléfonos con el nuevo Microsoft Windows Phone 7 tienen sus propios mercados de apps. La oferta crece rápidamente, cada día se les agregan nuevos programas y las actualizaciones y mejoras fluyen constantemente.
En Estados Unidos, el comercio se prepara para el cambio que la comparación móvil de precios operará en el negocio.
Así, por ejemplo, Best Buy, una de las mayores tiendas de productos electrónicos, publicita ya ofertas dirigidas a clientes provistos de smartphones. Se anima así al cliente a invertir su dinero aunque la tienda no pueda necesariamente competir con los precios de la competencia en cada producto, según explicaba un gerente al Wall Street Journal.

Berlín / DPA






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