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EDITORIAL


¿Cómo pagar promesas electorales?

| Lunes 27 enero, 2014




Nosotros todos deberíamos pensar, antes de votar, cuál de los candidatos prevendría una potencial crisis


¿Cómo pagar promesas electorales?

En la campaña electoral actual, los candidatos no han hablado mucho, sobre cómo resolver el problema de la deuda del sector público, que amenaza nuestra sociedad.
Pues para que uno se haga popular, no es conveniente hablar de cómo recortar costos o cobrar impuestos.
Mucho mejor es prometer cualquier cosa, sin pensar en cómo pagar el gasto actual del Estado, ni mucho menos el costo de los regalos, que supuestamente vendrían.
Sin embargo, nosotros todos deberíamos pensar, antes de votar, cuál de los candidatos prevendría una potencial crisis.
La amenaza es real.
En el año pasado, el Gobierno gastó unos ¢1,3 billones más que lo que ingresó.
Esto se traduce en un faltante del 5,4% del valor total de producción anual de todo el país, el segundo resultado más negativo de las tres últimas décadas.
Peor aún, gastar más de lo que ingrese, ha sido la tendencia de los últimos cinco años, de modo que el Gobierno actualmente debe unos ¢6 billones, sobre todo a los costarricenses, que han comprado sus bonos.
Y, ¿cómo devolver toda esta plata?
Endeudarse no es un problema para cualquier prestatario, si la persona utilizara el préstamo, para hacerse más productivo.
No habría inquietud, si el Estado comprara un equipo médico, aun si cueste una millonada, si con este logra curar a muchas personas, que luego harían grandes aportes a la sociedad, o si invirtiera en una carretera de verdad, aun si se tratara de cientos de millones de dólares, si con esta vía se reduciría el tiempo valioso de la gente que viajara en ella, así como el consumo de combustible y la contaminación.
Pero, poca gente considera que el Estado es eficiente, así que gastar más no está garantizando mayor productividad.
El problema se resolvería si el Estado de la noche a la mañana recortara sus gastos.
Pero, esto causaría una disrupción económica y social.
El problema se podría resolver también, al cobrar más impuestos.
Por otro lado, hay mucha gente, que ya paga tributos altos.
Exceptuando las pymes, el dueño de una empresa, por ejemplo, paga impuestos de más de ¢40, por cada ¢100 que él o ella gane, lo cual es un gran desincentivo para hacer inversiones productivas en este país.
La otra opción, que es la que este medio recomienda, es aplicar una mezcla de soluciones.
Que el Gobierno reduzca los desperdicios y privilegios.
Que Hacienda cobre los impuestos de forma eficiente y justa.
Ninguna solución es perfecta.
Ningún candidato es perfecto.
Sin embargo, sería importante escoger este domingo, a quien lidiaría de forma seria con esta amenaza.







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