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Cómo apuntalar el euro si Grecia decide irse

Bloomberg | Miércoles 17 junio, 2015




Cómo apuntalar el euro si Grecia decide irse

 Dado que las negociaciones por el rescate entre Grecia y sus acreedores están colapsando, es lógico comenzar a reflexionar acerca de qué defensas podría necesitar el euro para hacer frente a las repercusiones de un país que deja el proyecto de moneda común.
En cuanto la pertenencia al euro demuestre que no es irrevocable, los miembros restantes deberán reafirmar su unidad. Y una forma de hacerlo sería resucitar, en una forma levemente modificada, el concepto de eurobonos.
Discutir la “Grexit”, como se conoce a la salida de Grecia, ya no es un tabú en las jerarquías superiores de la Unión Europea.
“La sombra de una salida griega de la eurozona se está volviendo cada vez más perceptible”, escribió el ministro de economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, en el diario Bild.
“Lamentablemente, la actitud del gobierno griego nos obliga a tener en cuenta otras alternativas, como una salida de Grecia”, dijo a la revista Trends el ministro de Finanzas belga, Johan Van Overtveldt.
“Yo descarto una ´Grexit’ como solución sensata pero nadie puede descartar nada”, dijo el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis. Podría haber todavía un acuerdo que salve la situación, pero las personas más allegadas a los hechos parecen cada vez más escépticas.
Un egoísmo esclarecido sugeriría que la UE sentirá poca simpatía por las necesidades de Grecia después del euro.
Todo lo contrario —Europa tendría el incentivo de dejar que el país en fuga sufriera y así demostrar lo fría y solitaria que puede volverse la vida fuera de los confines protectores del club del euro, “pour encourager les autres”.
En cualquier caso, la UE estará muy atareada ocupándose de su propia situación post-Grexit.
El continente deberá dar pruebas de solidaridad para demostrar a los bonistas de la región y a los operadores cambiarios del mundo que el euro es el ícono de una verdadera unión económica, no sólo una quimera de paridad cambiaria.
De lo contrario, los miembros más débiles del euro podrían verse abandonados uno tras otro por especuladores que impulsarían sus costos de endeudamiento hasta el techo en procura de ganancias.
Europa podría lograr lo que necesita reactivando planes para que la eurozona (o sus países restantes, en este caso) se una con el fin de responder a las necesidades de endeudamiento.
Y hay una manera de perseguir ese objetivo que debe superar las objeciones filosóficas que se han planteado anteriormente en contra de esta idea.
Tanto el mecanismo como la oposición a los bonos comunes son fáciles de delinear. En vez de que Alemania, España, Italia, etcétera vendan deuda propia a diez años, habría un calendario regular de emisión de una agencia central de financiamiento.
Los inversores comprarían bonos en euros a diez años, y el producto se repartiría entre los países de la moneda común de acuerdo a sus necesidades.
Este sistema permitiría mayores emisiones de bonos que resultarían más fáciles de comprar y vender, y un cronograma predecible.

Bloomberg







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