Comienza lucha por rutas marítimas
Bloomberg | Martes 14 mayo, 2013
Comienza lucha por rutas marítimas
Cuando los exploradores europeos de los siglos XVI y XVII pusieron proa a Occidente en busca de rutas comerciales con Asia, el hielo del Ártico les desbarató los planes para hallar un pasaje por el Norte.
Quinientos años después, los casquetes en proceso de derretirse habían desencadenado la carrera mundial para dominar las nuevas líneas de transporte marítimo a través del Polo Norte.
Tal como los descubrimientos de Fernando Magallanes y Vasco da Gama le dieron a Portugal rutas marítimas alrededor del Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza, la apertura del Ártico, que tiene el atajo hacia el noreste de Asia y yacimientos petrolíferos sin explotar, está en condiciones de redibujar el mapa geopolítico y generar nuevos gestores de las potencias.
Cuando Estados Unidos, Rusia y otros seis intervinientes en el Consejo del Ártico se encuentren el 15 de mayo en Kiruna, ciudad septentrional de Suecia, se unirán a naciones que asisten en calidad de observadoras, entre las que se cuentan China y la Unión Europea, que van a la pesca de conseguir altos estatus en el club de la diplomacia y más voz en el futuro de la región.
Los nuevos pasajes que conectan Asia, América y Europa serán tan revolucionarios como lo fue la apertura del Canal de Suez en 1869, que impulsó el comercio de Europa con Asia cuando conectó el Mediterráneo con el Mar Rojo y acortó la travesía de los buques de carga, según Olafur R. Grimsson, presidente de Islandia, país que alberga los glaciares más grandes del mundo y que también es miembro del consejo.
El mes pasado, durante una visita que realizó a Washington, Grimsson dijo que su misión fundamental era “tratar de hacer que su pueblo abra los ojos al hecho de que el Ártico debería estar entre las prioridades más destacadas de la política exterior de Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XXI” y que ya no se la relegue al “patio de atrás”.
El hielo del Ártico se derrite a pasos acelerados. En comparación con las mediciones promedio realizadas entre 1980 y 2000, el área de hielo que cubre el Océano Ártico, que es una masa de agua semejante al tamaño de Rusia, se redujo a la mitad el verano pasado, según el Instituto Ártico, que es un grupo político de Washington. El grosor del hielo restante menguó en un 80%.
En el curso de tres a cinco años, el Océano Ártico bien puede convertirse en agua nieve gélida dulce y salada durante el verano, según los cálculos de la Casa Blanca.
La ruta marítima por el Ártico o el acceso más ágil al pasaje del Noroeste que ahora abre solo para los buques rompehielos que estén muy reforzados podrían traducirse en viajes más cortos y menos caros entre el noreste de Asia y la costa este de Estados Unidos y Europa.
Menos hielo también podría significar tener un acceso más ágil al gas y al petróleo que hay debajo del suelo del Océano Ártico, y según los cálculos de recursos del relevamiento geológico de Estados Unidos, estos podrían ser del orden del 30% de los yacimientos de gas naturales no descubiertos del mundo y del 13% del crudo global no hallado aún.
La conferencia de esta semana llega en medio de señales de que los gases de efecto invernadero, a los que se culpa del calentamiento global, se acumulan a una velocidad que la Humanidad jamás había visto.
El 10 de mayo, la administración nacional de océanos y atmósfera de Estados Unidos, informó que la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera superó las 400 partes por millón, un umbral que no se había visto en 3 millones de años.
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