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¡Clasicazo!

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 23 septiembre, 2013


Kevin Sancho, de la Liga, a la izquierda, metió un golazo, pero Michael Barquero, a su lado, le respondió con dos; ambos actores de un clásico espectacular. www.imagenesencostarica.com/La República


¡Clasicazo!

En partido de infarto con alternativas en el marcador sorpresivas y dramáticas, Saprissa y Alajuelense empataron 4-4

Liga Deportiva Alajuelense le entró al clásico con mayor determinación, este es el calificativo clave y en menos de media hora lo tenía volcado a su favor, con dos anotaciones casi consecutivas de Kevin Sancho y Kenneth García.
Las dos se gestaron en el sector izquierdo del ataque erizo, donde Ariel Soto, el carrilero que finalmente suplió la ausencia del suspendido Maurin Vieira, bien asociado con Álvaro Sánchez, llevó por la calle de la amargura a Jordan Smith y Alexánder Robinson.
Minutos antes del doblete manudo y por el mismo sector, Soto le puso un bombón en la cabeza a Jerry Palacios que el catracho reventó en el poste horizontal; el rebote lo desperdició Sancho, rematando desviado.
Maniatados Yeltsin Tejeda y Diego Estrada, quien bajó decibeles cuando lo amonestaron en la madrugada del cotejo, se subieron a la vitrina de la acción dos jugadores morados dispuestos a revertir el guion, uno como gestor y arquitecto del peligro y otro como juez ejecutor: nos referimos a Manfred Russell y a Michael Barquero.
Fue cuestión de seis minutos y la tortilla del clásico se volcó de forma impresionante, porque a un ritmo de un gol cada dos minutos, el Saprissa se puso arriba 3-2 y el Estadio Nacional repleto de morados, explotó con un griterío ensordecedor, propio de un momento caliente, emotivo e inusual en cualquier partido de fútbol, pero que se multiplica si ese juego es el clásico.
Tres goles del Saprissa en seis minutos; dos zurdazos de Barquero, un remate de cabeza picado de David Ramírez; la neblina que nubló los movimientos de Patrick Pemberton y al receso se van los actores con ventaja morada.
La segunda parte arranca con recelo; lo sucedido en el primer tiempo obliga a tomar previsiones; no se puede permitir el menor descuido porque los actores de las dos oncenas están dispuestos a dar zarpazos.
Los discípulos de Rónald González lucen motivados por la hombrada y abren filas; los de Óscar Ramírez se atrincheran y juegan al error del rival. Al minuto 57 al dramático encuentro le cayó otro ingrediente de dulce sabor a mango; un centro largo de Álvaro Sánchez en procura de la fuga de Palacios, lo desvía al fondo de los cordeles de Grant su compañero Alexánder Robinson con “perfecto” remate de cabeza. El clásico se empata.
El “Machillo” ordena dos cambios, ya había entrado Allen Guevara por García y ahora lo hace Johan Venegas por Sánchez. El equipo se rompe; se parte y Saprissa hace fiesta.
El clásico parece suyo, lo domina a placer; Pemberton saca dos goles hechos a remates de Umaña y Waston cazando tiros de esquina; ingresan dos talentos a empujar el triunfo: Diego Madrigal y Mauricio Castillo.
Minor Escoe cruza un remate espeluznante; minuto 88; Ariel Rodríguez le gana un choque de tractores a Tejeda, bola a Venegas, pared corta a Alpízar y el “Matador” sostiene la marca de Waston y mata.
¡Qué injusticia, la pura verdad, qué injusticia!
Pero la Diosa se quitó la venda y con los ojos abiertos, “permitió” que Porfirio pifiara un saque de banda, permitió que Estrada le rompiera la cintura a Palma y permitió el mortero del pequeño “crack” morado que depositó en los cordeles de Patrick este final de infarto.

Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net







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