Cirujano del gol
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 27 febrero, 2017
Empezó con un juego amistoso entre la Juan Rudín y el Colegio Saint Francis; el “Cholillo” con 12 años de edad les clavó dos goles a los moravianos y su fútbol llamó la atención del padre Luis y del técnico Rogelio Rojas.
¡Becado al Saint Francis!
Las tradicionales giras del colegio a Estados Unidos, la compañía de grandes jugadores que estudiaban en ese plantel como Eduardo “Mudo” Umaña, el exmagistrado Eduardo Sancho, Henry Mora, Melo Cruz, Guillermo Serrano y un tal Errol Daniels.
Los equipos mosco e infantil del Saint Francis arrasan en los campeonatos de liga menor, y Víctor Manuel Ruiz se acostumbra a mover cordeles.
En 1963 y con 16 años de edad, el goleador Errol Daniels se lo lleva para Liga Deportiva Alajuelense y se lo recomienda al técnico manudo Eduardo Viso. Juega en juveniles con la Liga y mete como 30 goles; lo ascienden a primera en la banca.
Alajuelense juega en Puntarenas; Errol está lesionado y Juan Ulloa no aparece. “Cholo” Ruiz debuta en primera división como titular erizo y mete un gol.
Aparejada a su incipiente carrera como futbolista, el joven delantero ingresó a la UCR a la carrera de Pre-Médica; su padre, don Guillermo Ruiz, contertulio de Juanito Martín en sus “Charlas de Café” se convirtió en su representante.
“Mi tata era un genio y nunca aceptó que yo firmara por más de un año y el contrato indicaba que se me tenía que pagar el año completo. En aquellos tiempos se acostumbraba firmar a los juveniles de por vida. Papá hizo que su hijo se valorara”, cuenta el “Cholo”.
“Creo que fui el primero o uno de los primeros futbolistas profesionales del país; mi padre firmaba contratos por ¢20 mil anuales y bonificaciones por juego y por gol. Recuerdo que metí como nueve goles en los clásicos y pude comprarme un auto que valía más o menos eso (unos ¢20 mil).
En la temporada 65-66 se fueron del Saprissa a una liga estadounidense Édgar Marín, José Miguel Zúñiga, Roel Crawford y Willian Quirós y yo firmé con los morados; toda mi carrera de estudiante de medicina y los internados los hice como jugador del Saprissa.
Metí muchos goles pero los estudios apretaban; el Dr. Guido Miranda me lanzó la alternativa. O estudia medicina o juega al fútbol, no se pueden las dos cosas. El fútbol no pagaba para dedicarse solo a jugar. Opté por estudiar.
Me retiré del primer equipo pero seguí entrenando con la ‘pellejera’; Quique Jiménez mi sustituto se secó, no metía goles y fue cuando Carlos Fernando Castro, directivo de la ‘S’ fue a buscarme para que regresara al equipo”.
“Te necesitamos”, me dijo.
“Regresé al Saprissa y campeonizamos. Ya trabajaba en el Hospital Nacional de Niños y entrenaba de noche.
Formamos una delantera espectacular con Chico Hernández, Édgar Marín, ‘Flaco’ Chavarría y Luis Aguilar.
Tenía que hacer el servicio social en San Ramón, Saprissa me desinscribió y jugué seis meses con los poetas, debuté contra Barrio México, lo ganamos 5-1 y le metí los cinco goles a Juan Gutiérrez”.
El “Cholo” Ruiz terminó su internado en San Ramón, volvió a la capital y lo buscó de nuevo el Alajuelense, con los que jugó tres temporadas hasta su retiro a los 28 años de edad.
Recuerda que en la Selección Nacional era el tercer centro delantero, debajo de Errol Daniels y Roy Sáenz; en un Norceca se moría por jugar y el DT. Marvin Rodríguez lo puso ante Trinidad y Tobago. Ganó Costa Rica 4-1 y el “Cholo” metió los cuatro goles. Fue el máximo goleador de esa competencia.
“Mi especialidad eran los remates de media chilena; anotaba mucho de cabeza, pero los golpes con la bola de cuero me molestaban a la hora de estudiar. Entonces le decía a Guita (Marín) y a Chico que me centraran a media altura y ahí pescaba los remates a marco y anoté muchos goles así”.
Terminada su carrera deportiva, Víctor Manuel Ruiz viajó a Francia a especializarse en trasplantes de hígado; durante 41 años fue jefe de Cirugía General del Hospital Calderón Guardia.
Su entorno
Primer cirujano en realizar un trasplante de hígado y una cirugía de obesidad en compañía de otros honorables galenos como los hermanos Óscar y Fernando Ferraro.
Casado con Iris Pacheco desde hace 45 años, tiene tres hijos: Víctor Manuel (ingeniero industrial), Alejandro (médico) y Juan Carlos (abogado) y cinco nietos.
En su posición de centro delantero admira a “Cuty” Monge y a Juan Ulloa y dice que el mejor futbolista nacional que ha visto es Édgar Marín. Practica tenis, racquetbol, squash y golf.