¡Cinco veces Maestro!
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 29 noviembre, 2010
¡Cinco veces Maestro!
Federer repite en Londres éxitos de 2003, 2004, 2006 y 2007.
Rivales encarnizados dentro del rectángulo, amigos entrañables fuera del terreno de juego.
Terminada la final de la Copa Masters, Rafael Nadal abrazó a Roger Federer y le manifestó: “Bien hecho; has jugado de forma sensacional durante toda la semana; tu tenis ha sido increíble”, frases motivadoras a las que respondió el suizo.
“Mis palabras no son de consuelo; te vencí pero estoy seguro de que no te eché a perder las vacaciones, porque has tenido una temporada espectacular. Una campaña con la que cualquier tenista sueña tener”, dijo el helvético.
Sin duda Federer hacía referencia al detalle de que Rafa, si bien es cierto se quedó de nuevo sin la Copa Masters, que le es ajena, cerró una temporada histórica con siete títulos del circuito, entre ellos Roland Garros, Wimbledon y su primer Abierto de Estados Unidos.
El carismático tenista suizo también escribió historia con esta corona, ya que logró el Masters por quinta ocasión, lauro que le permitió igualar el récord que hasta ahora mantenían Ivan Lendl y Pete Sampras.
El número dos del planeta sentenció al español en su duelo particular número 22, 6-3, 3-6 y 6-1, en una hora y 37 minutos en la Central del O2 de Londres.
Recibidos como a dos auténticos héroes de otra galaxia, a los que se les descubrió entre una neblina blanca y bajo la luz azul eléctrica que enaltece la Pista Central del O2, Nadal y Federer dieron paso a su décimo octavo enfrentamiento en una final.
Muy rápido se hizo notorio que el español pagaría con creces su bajo estado físico y acusó un cansancio tempranero, consecuencia de más de tres horas que duró su semifinal del sábado ante Andy Murray.
Federer, en un arranque bestial no dio tregua a Nadal. A partir de ese momento, no hubo marcha atrás. La lucha sin cuartel se apoderó de la Central del O2; sin embargo, al zurdo español se le notaba en exceso la fatiga.
En el octavo juego quedó reflejada esa situación. Nadal servía, cometió doble falta y regaló después el juego con un 40-15. Más descansado, probablemente el mallorquín trataría de salvar ese punto.
A pesar del trepidante ritmo del primer set, Rafael sacó fuerzas de flaqueza y se mostró más agresivo después. Y así, en el cuarto juego, Rafa rompió el servicio del suizo por primera vez. Nadal se negó a conceder a su contrincante una rápida victoria y lo obligó a disputar el tercer set.
No obstante, esta manga fue la más corta de las tres. Sin demasiada movilidad, Nadal no pudo hacer nada frente a Federer, que desde la rotura lograda en el cuarto juego (3-1), ya no tuvo más rival.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net y EFE
Federer repite en Londres éxitos de 2003, 2004, 2006 y 2007.
Rivales encarnizados dentro del rectángulo, amigos entrañables fuera del terreno de juego.
Terminada la final de la Copa Masters, Rafael Nadal abrazó a Roger Federer y le manifestó: “Bien hecho; has jugado de forma sensacional durante toda la semana; tu tenis ha sido increíble”, frases motivadoras a las que respondió el suizo.
“Mis palabras no son de consuelo; te vencí pero estoy seguro de que no te eché a perder las vacaciones, porque has tenido una temporada espectacular. Una campaña con la que cualquier tenista sueña tener”, dijo el helvético.
Sin duda Federer hacía referencia al detalle de que Rafa, si bien es cierto se quedó de nuevo sin la Copa Masters, que le es ajena, cerró una temporada histórica con siete títulos del circuito, entre ellos Roland Garros, Wimbledon y su primer Abierto de Estados Unidos.
El carismático tenista suizo también escribió historia con esta corona, ya que logró el Masters por quinta ocasión, lauro que le permitió igualar el récord que hasta ahora mantenían Ivan Lendl y Pete Sampras.
El número dos del planeta sentenció al español en su duelo particular número 22, 6-3, 3-6 y 6-1, en una hora y 37 minutos en la Central del O2 de Londres.
Recibidos como a dos auténticos héroes de otra galaxia, a los que se les descubrió entre una neblina blanca y bajo la luz azul eléctrica que enaltece la Pista Central del O2, Nadal y Federer dieron paso a su décimo octavo enfrentamiento en una final.
Muy rápido se hizo notorio que el español pagaría con creces su bajo estado físico y acusó un cansancio tempranero, consecuencia de más de tres horas que duró su semifinal del sábado ante Andy Murray.
Federer, en un arranque bestial no dio tregua a Nadal. A partir de ese momento, no hubo marcha atrás. La lucha sin cuartel se apoderó de la Central del O2; sin embargo, al zurdo español se le notaba en exceso la fatiga.
En el octavo juego quedó reflejada esa situación. Nadal servía, cometió doble falta y regaló después el juego con un 40-15. Más descansado, probablemente el mallorquín trataría de salvar ese punto.
A pesar del trepidante ritmo del primer set, Rafael sacó fuerzas de flaqueza y se mostró más agresivo después. Y así, en el cuarto juego, Rafa rompió el servicio del suizo por primera vez. Nadal se negó a conceder a su contrincante una rápida victoria y lo obligó a disputar el tercer set.
No obstante, esta manga fue la más corta de las tres. Sin demasiada movilidad, Nadal no pudo hacer nada frente a Federer, que desde la rotura lograda en el cuarto juego (3-1), ya no tuvo más rival.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net y EFE