CHISPORROTEOS
Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Miércoles 17 septiembre, 2008
Alberto F. Cañas
Alguna vez durante mis años de diplomático en Nueva York, ese hombre sabio y admirable que fue don Cristián Rodríguez casi que me obligó a leer a Alfred North Whitehead (1861-1947), el matemático y filósofo inglés entre cuyos muchos méritos está el haber sido el maestro de ese gran pensador y protagonista de mi generación a quien de jóvenes más devorábamos que leíamos, que fue Bertrand Russell.
Era inevitable dejarse guiar por la sabiduría de don Cristián. Además de Whitehead y de Bertrand Russell, me puso a leer también a santo Tomás de Aquino, y mejor no sigo con la retahíla.
Pues bien, en estos días me han venido a la memoria mis lecturas de Whitehead, y con mucha claridad la crítica que este hombre hizo de la revolución industrial y en general del surgimiento del capitalismo de bolsa a partir de los mediados del siglo XVIII. Trataré de reconstruir lo que ha vuelto a mi memoria tras leer un artículo sobre él.
Según Whitehead, el rápido desarrollo del industrialismo y crecimiento de los centros urbanos, consecuencia del control científico de las fuerzas naturales, que se había logrado, se produjo con desprecio no sólo de las cualidades estéticas de los nuevos ambientes, sino también con una limitación enorme de las perspectivas y consecuencias morales del cambio. El apego a la ciencia en los tiempos modernos era alarmantemente parecido al apego a la religión en los siglos XV y XVI. Y la consecuencia de esto era que las sociedades actuales, dedicadas a adorar no sólo el dinero sino también a los hombres capaces de acapararlo, habían abandonado todo sentido de ética, de moral y de reglas de conducta individual y colectiva.
Que los capitalistas protegieran a artistas y pensadores, como los nobles de las monarquías en desaparición, no tenía para Whitehead la menor importancia, porque lo consideraba únicamente como una manera de imitar a los reyes en fuga, y de pagar alguna deuda no muy clara para ellos con la sociedad. Lo grave era que por obra de ellos, la sociedad misma había perdido su propia estética (estética social) y su propia ética (incluida la ética personal). De allí que el arte se hubiese vuelto anti-popular, y que las sociedades hubieran abandonado la noción religiosa del pecado, sin sustituirla con ninguna otra de equivalente fuerza social.
Bien, he tratado de resumir aquí lo que me ha vuelto a la conciencia (de mi mente nunca se ha ido porque repaso y creo que la influencia de estas ideas en mi vida ha sido fuerte aunque no las concretara conscientemente hace muchos años, y que tal vez me ayuden a explicar, si no lo que está ocurriendo en Costa Rica, al menos la manera que tengo de verlo, observarlo y lamentarlo.
afcanas@intnet.co.cr
NOTAS ANTERIORES
Siria después de la dictadura de Bashar Al-Assad
Jueves 12 diciembre, 2024
Ha caído en Siria la dictadura de Bashar Al-Assad que había empezado en el año 2000 después de que su padre la iniciara desde el año 1971
¿Seguiremos con posibilidades electorales confusas?
Miércoles 11 diciembre, 2024
Todavía no se ha hecho un buen balance político de los ocho años del gobierno del Partido Acción Ciudadana.
Cómo evitar aumento de peso
Miércoles 11 diciembre, 2024
Un 15 por ciento de mujeres y 18 por ciento de hombres costarricenses son obesos
La palabra valor
Viernes 06 diciembre, 2024
Por muchos años, en las empresas, se le ha dado prioridad al valor económico que se genera y que es exigido por sus accionistas