China celebra aniversario y encara retos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 01 octubre, 2009
Necesidad de mayor innovación empresarial y la desigualdad retan al dragón asiático
China celebra aniversario y encara retos
Eugenia Soto
esoto@larepublica.net
Pekín- La espesa niebla no logra ensombrecer el aire festivo que inunda Pekín en la víspera de la celebración del 60 aniversario de la fundación de la República Popular China.
Con un gran desfile militar y lo que promete ser espectaculares juegos de pólvora, los chinos en la capital conmemorarán hoy la instauración del régimen comunista.
Las razones para celebrar sobran. El país se transformó en las seis décadas de régimen comunista de una economía casi feudal a codearse con las potencias económicas más grandes del mundo como Estados Unidos, Alemania y Japón.
Sin embargo, los retos también sobran, y muchos han venido de la mano de la apertura que Deng Xiaoping impulsó a su llegada al poder tras la muerte de Mao Zedong, líder de la revolución, en 1978. El auge económico ha traído consigo el incremento en la desigualdad. Además el país ve la urgencia de convertirse en un productor de innovación para evolucionar de su actual papel de fabricante mundial.
Tras el abandono del aislacionismo y la llegada del socialismo con características chinas, el país promedió un crecimiento económico superior al 9% durante los últimos 20 años. Desde 2001, año en que el dragón asiático se unió a las filas de la Organización Mundial del Comercio, sus exportaciones han inundado los mercados más desarrollados. Su comercio exterior alcanza los $2,5 billones.
La reforma de Deng ha resultado en el inicio de operaciones de grandes multinacionales como Intel en territorio chino. El país se ha convertido en un voraz importador de materias primas como el cobre —cuya escalada de precios ha beneficiado grandemente a los productores latinoamericanos como Chile—. Las etiquetas de “hecho en China” pueblan los comercios del globo.
Hoy, el país que dio al mundo inventos como la pólvora y la brújula, enfrenta el reto de estimular la innovación.
Con el fin de levantar una economía fundada y estimulada por la innovación el Gobierno ideó una estrategia nacional.
Pero el proceso todavía no ha dado todos los frutos deseados. Aunque ha crecido rápidamente el registro de patentes, solo el 11% de las inscritas por compañías chinas en 2006 fue considerado como innovador, según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE). Esta cifra es muy reducida en comparación con el 74% de patentes innovadoras de firmas multinacionales en China.
La inversión en la educación superior y una mayor capacitación de su mano de obra serían las principales soluciones para que el Gobierno chino logre sui objetivo, según la OCDE.
Por otro lado, la apertura de China al mundo, la cual todavía no ha contagiado del todo el sistema de gobierno, no solo trajo las billonarias inversiones de la multinacionales y el nacimiento de las primeras grandes empresas chinas sino también un incremento en la desigualdad. El coeficiente de Gini se sitúa en el 0,46, por encima del límite 0,4 que establece alarma social.
La lucha por atraer inversión extranjera ha llevado a la creación de zonas como el Nuevo Distrito de Wuxi —cercano a Shanghái —, cuya meta es lograr que las 500 mayores empresas del mundo según la revista Forbes establezcan operaciones en su territorio.
La competencia entre ciudades es feroz, mas se concentra sobre todo en las cercanías de la costa. Dejando en estas poblaciones los beneficios de creación de empleo, mayor transferencia de conocimiento, y creación de alternativas de servicios para los ejecutivos expatriados de las multinacionales.
Las provincias del interior chino, muestran un menor grado de desarrollo. “El Producto Interno Bruto per cápita de China sigue estando por detrás de los 100 primeros países del mundo. Tenemos nuevos problemas como la desigualdad entre el campo y la ciudad,” aseguró Li Jinzhang, viceministro de Relaciones Exteriores de China esta semana a este medio.
El Gobierno realiza esfuerzos por combatir la desigualdad social, y ha reducido la cantidad de personas debajo de la línea de pobreza de 250 millones a 14 millones en los últimos años. No obstante la tarea es grande.
China celebra aniversario y encara retos
Eugenia Soto
esoto@larepublica.net
Pekín- La espesa niebla no logra ensombrecer el aire festivo que inunda Pekín en la víspera de la celebración del 60 aniversario de la fundación de la República Popular China.
Con un gran desfile militar y lo que promete ser espectaculares juegos de pólvora, los chinos en la capital conmemorarán hoy la instauración del régimen comunista.
Las razones para celebrar sobran. El país se transformó en las seis décadas de régimen comunista de una economía casi feudal a codearse con las potencias económicas más grandes del mundo como Estados Unidos, Alemania y Japón.
Sin embargo, los retos también sobran, y muchos han venido de la mano de la apertura que Deng Xiaoping impulsó a su llegada al poder tras la muerte de Mao Zedong, líder de la revolución, en 1978. El auge económico ha traído consigo el incremento en la desigualdad. Además el país ve la urgencia de convertirse en un productor de innovación para evolucionar de su actual papel de fabricante mundial.
Tras el abandono del aislacionismo y la llegada del socialismo con características chinas, el país promedió un crecimiento económico superior al 9% durante los últimos 20 años. Desde 2001, año en que el dragón asiático se unió a las filas de la Organización Mundial del Comercio, sus exportaciones han inundado los mercados más desarrollados. Su comercio exterior alcanza los $2,5 billones.
La reforma de Deng ha resultado en el inicio de operaciones de grandes multinacionales como Intel en territorio chino. El país se ha convertido en un voraz importador de materias primas como el cobre —cuya escalada de precios ha beneficiado grandemente a los productores latinoamericanos como Chile—. Las etiquetas de “hecho en China” pueblan los comercios del globo.
Hoy, el país que dio al mundo inventos como la pólvora y la brújula, enfrenta el reto de estimular la innovación.
Con el fin de levantar una economía fundada y estimulada por la innovación el Gobierno ideó una estrategia nacional.
Pero el proceso todavía no ha dado todos los frutos deseados. Aunque ha crecido rápidamente el registro de patentes, solo el 11% de las inscritas por compañías chinas en 2006 fue considerado como innovador, según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE). Esta cifra es muy reducida en comparación con el 74% de patentes innovadoras de firmas multinacionales en China.
La inversión en la educación superior y una mayor capacitación de su mano de obra serían las principales soluciones para que el Gobierno chino logre sui objetivo, según la OCDE.
Por otro lado, la apertura de China al mundo, la cual todavía no ha contagiado del todo el sistema de gobierno, no solo trajo las billonarias inversiones de la multinacionales y el nacimiento de las primeras grandes empresas chinas sino también un incremento en la desigualdad. El coeficiente de Gini se sitúa en el 0,46, por encima del límite 0,4 que establece alarma social.
La lucha por atraer inversión extranjera ha llevado a la creación de zonas como el Nuevo Distrito de Wuxi —cercano a Shanghái —, cuya meta es lograr que las 500 mayores empresas del mundo según la revista Forbes establezcan operaciones en su territorio.
La competencia entre ciudades es feroz, mas se concentra sobre todo en las cercanías de la costa. Dejando en estas poblaciones los beneficios de creación de empleo, mayor transferencia de conocimiento, y creación de alternativas de servicios para los ejecutivos expatriados de las multinacionales.
Las provincias del interior chino, muestran un menor grado de desarrollo. “El Producto Interno Bruto per cápita de China sigue estando por detrás de los 100 primeros países del mundo. Tenemos nuevos problemas como la desigualdad entre el campo y la ciudad,” aseguró Li Jinzhang, viceministro de Relaciones Exteriores de China esta semana a este medio.
El Gobierno realiza esfuerzos por combatir la desigualdad social, y ha reducido la cantidad de personas debajo de la línea de pobreza de 250 millones a 14 millones en los últimos años. No obstante la tarea es grande.