Chile está irritado
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 05 agosto, 2011
Chile está irritado
Entre desencanto y protestas recuerda a los 33 mineros
Un Chile más irritado y desencantado del que el año pasado celebró la epopeya del rescate de "los 33 mineros de Atacama" conmemora hoy el primer aniversario del derrumbe en la mina "San José", que durante 70 días los mantuvo sepultados a 700 metros de profundidad.
Los estudiantes chilenos, pese a que la Policía impidió ayer una marcha de alumnos secundarios y detuvo a 133 jóvenes en Santiago, desafiaron una prohibición gubernamental y decidieron mantener el llamado a una nueva protesta en sectores oficialmente vedados, informaron sus dirigentes.
La acción policial para impedir la marcha de los estudiantes diseminó una densa nube de gases lacrimógenos por todo el centro de Santiago y alcanzó lugares como estaciones del Metro y la sección de radiología de la clínica Santa María, que debió suspender la atención de pacientes.
Según la intendenta (gobernadora) de Santiago, Cecilia Pérez, al menos 133 personas fueron detenidas y dos carabineros resultaron heridos durante los intentos de los jóvenes por concentrarse en la Plaza Italia y marchar por la Alameda Bernardo O'Higgins, ambas expresamente prohibidas por el Gobierno como escenario de dos marchas convocadas para este jueves.
"El año pasado el nuevo Gobierno estaba en pleno periodo de gracia, el país venía saliendo de un terremoto, y a eso sumó la situación de los mineros. Hoy día eso ha cambiado totalmente", explica a Efe el analista político Santiago Escobar.
Cuando se produjo el accidente en la mina de Atacama, Sebastián Piñera llevaba cinco meses en el poder y había tenido que afrontar el mayor desastre de la historia reciente del país: un terremoto de 8,8 grados Richter que devastó gran parte del país, causó 520 muertos y dejó pérdidas por $30 mil millones.
En aquellos momentos la urgente reconstrucción del país unió a sectores políticos y sociales que en el año del bicentenario de la independencia se pusieron manos a la obra para ayudar a los miles de chilenos que habían quedado sin hogar.
Tras el hallazgo con vida y el posterior rescate de los mineros, la popularidad del Gobierno alcanzó su máxima cota, con un rechazo de apenas el 26%, curiosamente el mismo porcentaje que le asignó una encuesta difundida ayer por el Centro de Estudios Públicos al mandatario, pero esta vez de popularidad.
El malestar de amplios sectores sociales como estudiantes, trabajadores y ciudadanos con conciencia ecologista ha dado pie a las mayores manifestaciones que se recuerdan desde el restablecimiento de la democracia, en 1990.
"Con un Gobierno debilitado e impopular, los movimientos sociales no han tardado en salir a la calle a expresar sus demandas. Mientras más protestas en las calles, más se ha debilitado el Gobierno y más ha caído su popularidad", escribe en "Infolatam" el politólogo Patricio Navia.
Para Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, "el problema es que Piñera es "un presidente nihilista que no tiene convicciones que orienten su voluntad. Tiene apetencias, anhelos de reconocimiento, deseos de aplauso, pero convicciones no tiene".
Santiago de Chile
EFE
Entre desencanto y protestas recuerda a los 33 mineros
Un Chile más irritado y desencantado del que el año pasado celebró la epopeya del rescate de "los 33 mineros de Atacama" conmemora hoy el primer aniversario del derrumbe en la mina "San José", que durante 70 días los mantuvo sepultados a 700 metros de profundidad.
Los estudiantes chilenos, pese a que la Policía impidió ayer una marcha de alumnos secundarios y detuvo a 133 jóvenes en Santiago, desafiaron una prohibición gubernamental y decidieron mantener el llamado a una nueva protesta en sectores oficialmente vedados, informaron sus dirigentes.
La acción policial para impedir la marcha de los estudiantes diseminó una densa nube de gases lacrimógenos por todo el centro de Santiago y alcanzó lugares como estaciones del Metro y la sección de radiología de la clínica Santa María, que debió suspender la atención de pacientes.
Según la intendenta (gobernadora) de Santiago, Cecilia Pérez, al menos 133 personas fueron detenidas y dos carabineros resultaron heridos durante los intentos de los jóvenes por concentrarse en la Plaza Italia y marchar por la Alameda Bernardo O'Higgins, ambas expresamente prohibidas por el Gobierno como escenario de dos marchas convocadas para este jueves.
"El año pasado el nuevo Gobierno estaba en pleno periodo de gracia, el país venía saliendo de un terremoto, y a eso sumó la situación de los mineros. Hoy día eso ha cambiado totalmente", explica a Efe el analista político Santiago Escobar.
Cuando se produjo el accidente en la mina de Atacama, Sebastián Piñera llevaba cinco meses en el poder y había tenido que afrontar el mayor desastre de la historia reciente del país: un terremoto de 8,8 grados Richter que devastó gran parte del país, causó 520 muertos y dejó pérdidas por $30 mil millones.
En aquellos momentos la urgente reconstrucción del país unió a sectores políticos y sociales que en el año del bicentenario de la independencia se pusieron manos a la obra para ayudar a los miles de chilenos que habían quedado sin hogar.
Tras el hallazgo con vida y el posterior rescate de los mineros, la popularidad del Gobierno alcanzó su máxima cota, con un rechazo de apenas el 26%, curiosamente el mismo porcentaje que le asignó una encuesta difundida ayer por el Centro de Estudios Públicos al mandatario, pero esta vez de popularidad.
El malestar de amplios sectores sociales como estudiantes, trabajadores y ciudadanos con conciencia ecologista ha dado pie a las mayores manifestaciones que se recuerdan desde el restablecimiento de la democracia, en 1990.
"Con un Gobierno debilitado e impopular, los movimientos sociales no han tardado en salir a la calle a expresar sus demandas. Mientras más protestas en las calles, más se ha debilitado el Gobierno y más ha caído su popularidad", escribe en "Infolatam" el politólogo Patricio Navia.
Para Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, "el problema es que Piñera es "un presidente nihilista que no tiene convicciones que orienten su voluntad. Tiene apetencias, anhelos de reconocimiento, deseos de aplauso, pero convicciones no tiene".
Santiago de Chile
EFE