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Cese de fuego indefinido de FARC pone en aprietos a Colombia

EFE | Viernes 19 diciembre, 2014


Abstenerse ahora de hacer operaciones militares para darle continuidad al silencio de los fusiles de las FARC supondría un giro en esta postura.


Cese de fuego indefinido de FARC pone en aprietos a Colombia

El cese el fuego indefinido anunciado ayer por las FARC en el cierre del último ciclo del año de las negociaciones de paz en Cuba muestra que el proceso avanza pero al mismo tiempo pone al Gobierno colombiano ante la disyuntiva de continuar o no con las acciones militares.
En La Habana las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) declararon "un cese unilateral al fuego y a las hostilidades por tiempo indefinido, que debe transformarse en armisticio" y que entró en vigor ayer del próximo sábado, 20 de diciembre, bajo la supervisión de varios organismos internacionales.
La guerrilla justifica esta decisión como parte de su compromiso con la negociación y ante su creencia de que se ha "iniciado un recorrido definitivo hacia la paz acompañado de un proceso constituyente" después de dos años de diálogos con el Gobierno en la capital cubana.
Si bien los colombianos esperaban un anuncio de tregua navideña definido en el tiempo, como ha ocurrido en los dos años anteriores, o pasos para bajar la intensidad al conflicto, el cese el fuego ha sorprendido no solo porque es la primera vez en este proceso que las FARC declaran una suspensión indefinida de hostilidades, sino también porque dejan al Gobierno como el único responsable de un eventual fracaso de esta iniciativa.
Las FARC han insistido durante mucho tiempo en la conveniencia de declarar un cese el fuego bilateral mientras se negocia para evitar que acciones armadas, como el secuestro el mes pasado del general del Ejército Rubén Darío Alzate, perjudiquen el proceso de paz, a lo cual se opone de manera tajante el presidente Juan Manuel Santos.
El jefe de Estado argumenta que hay que evitar que esa situación sea aprovechada por la guerrilla para sacar ventaja militar, como ya ocurrió en negociaciones de paz intentadas por otros Gobiernos.
Sin embargo, al advertir que este cese el fuego "se daría por terminado" solamente en caso de que se constate que las "estructuras guerrilleras han sido objeto de ataques por parte de la fuerza pública", las FARC intentan llevar al Gobierno en la práctica a un cese el fuego bilateral no declarado.
El Gobierno hasta el momento no se ha pronunciado sobre este anuncio, que ha sido aplaudido por sectores políticos defensores del proceso de paz pero descalificado por los críticos, como Alejandro Ordóñez, procurador general, que consideró "improcedente" y "absurda" la condición para la continuidad del cese el fuego.
"El Gobierno nacional debe actuar con prudencia y no caer en un cese bilateral disfrazado de cese unilateral", advirtió Ordóñez.
La iniciativa de las FARC "es un importante gesto de paz" porque le da un impulso al proceso que acaba de salir de su peor crisis por el secuestro de un general, que llevó al Gobierno el mes pasado a suspender las negociaciones, según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
"Sin embargo, también es una jugada política estratégica de la guerrilla para presionar al Gobierno, en tanto pone a prueba su voluntad negociadora y lo responsabiliza del eventual rompimiento de la tregua", señaló la analista María Fernanda Arocha, del Cerac.
Santos ha sido enfático en que las Fuerzas Militares "no bajarán la guardia" ante la guerrilla mientras no se firme un acuerdo de paz, porque considera que el cese el fuego bilateral debe ser una consecuencia del fin del conflicto y no el punto de partida.
Abstenerse ahora de hacer operaciones militares para darle continuidad al silencio de los fusiles de las FARC supondría un giro en esta postura.
"En el corto plazo, un escenario en el que el Gobierno acepte un cese bilateral al fuego es poco probable", agrega el informe del Cerac, según el cual "los costos políticos que tendría que asumir el Gobierno por cuenta de suspender su operatividad militar también serían muy altos. Tan altos que podrían acabar con el magro apoyo ciudadano y político a la negociación".
Al concluir ayer el ciclo del diálogos en La Habana, centrado en el tema de víctimas, el cuarto de los cinco que componen la agenda de diálogos, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, aseguró que "el proceso debe entrar ahora en la recta final", pero no hizo ninguna mención al anuncio de las FARC.


Bogotá/EFE







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