Cese a la violencia
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 19 enero, 2009
El silencio de las armas en la Franja de Gaza trae alivio a la población civil y a la comunidad internacional que durante 22 días fueron testigo de la triste cosecha de la violencia. Vidas humanas sacrificadas en ambos bandos, pérdidas económicas incalculables, resentimientos nuevos que se unen a reclamos añejos.
El domingo, Hamás y el resto de los grupos armados anunciaron un alto el fuego de una semana, plazo que dan al Estado judío para que retire sus tropas y negocie con Egipto las condiciones de una tregua estable.
Parte de las tropas israelíes se retiraron ayer del norte de la franja, donde se vivieron los combates más intensos desde que comenzaron sus operaciones militares el pasado 27 de diciembre.
Los anuncios de alto el fuego por ambas partes no han detenido, no obstante, por completo las hostilidades y se registró el lanzamiento de varios cohetes contra territorio israelí.
En esta escalada en la intensidad de un conflicto que durante décadas ha eludido una solución, son los civiles quienes más sufren.
Para sumar complicaciones a la disputa entre árabes e israelíes, el frente común que habían mantenido los palestinos bajo el liderazgo de Yasser Arafat se resquebrajó hace más de un año.
Hamás gobierna en la Franja de Gaza bajo la premisa de no negociar con Israel, bombardeando incesantemente, incluso durante treguas, las ciudades cerca del desierto del Neguev. Un día sí, y otro también los niños deben cursar sus clases en los refugios antibombas; y las sirenas de alerta interrumpen el diario quehacer. Ahí también son los civiles quienes más sufren.
En Cisjordania, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás mantiene el control de las facciones palestinas más moderadas, abiertas al diálogo con los israelíes.
Aunque el cese de hostilidades constituye un anhelado alivio para la región, así como al resto del planeta, lo urgente ahora es permitir el abastecimiento de las necesidades básicas, como medicinas y alimentos, para los habitantes de la Franja de Gaza, seguido esto de un verdadero compromiso por alcanzar una paz estable entre las partes.
El claro deterioro en las condiciones para propiciar una negociación entre los bandos, debe alertar a la comunidad internacional sobre la urgente necesidad de redoblar esfuerzos para lograr una paz verdadera en la tierra considerada sagrada para gran parte de la humanidad.