Certificado digital abre lucha contra riesgo virtual
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 13 octubre, 2009
Certificado digital abre lucha contra riesgo virtual
Los casi 250 casos de fraudes electrónicos reportados en el año refuerzan duda ante la tendencia a desmaterializar valores y transferencias bancarias
Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net
Los bancos llevaron la mayor cantidad de aplicaciones bancarias a sus sitios electrónicos, incentivando a la delincuencia virtual a buscar las maneras de mantener su actividad en esas lides.
Por eso, desmaterializar la totalidad de transferencias ha generado una cuota de reserva entre los clientes financieros, máxime si se trata de capitales de largo plazo.
En la actualidad, los bancos son quienes han lidiado con mayor intensidad en ese escenario. Muestra de ello es que la Sala Primera dictó recientemente sentencia contra un banco estatal para que reintegrara $4 mil millones a un cliente que alegó que el dinero le había sido sustraído de cuenta a través de los accesos electrónicos.
Pero esa acción pareciera ser solo el inicio, ya que los prestadores de servicio ahora deben demostrar la inocencia de su parte ante los casi 250 casos de fraude electrónico denunciados ante el Organismo de Investigación Judicial durante los primeros siete meses del año.
Este antecedente generó preocupación en el sector porque a pesar de la existencia de los mecanismos de seguridad; en algunos casos el mal uso reduce la eficiencia de las barreras.
Como respuesta, los diferentes actores financieros han impulsado diversas herramientas para dotar de un nivel mayor de seguridad a las transferencias electrónicas.
Pero, ¿qué se está haciendo para llenar el vacío que ha prevalecido en la parte jurídica?
La puesta en marcha del programa de Certificado Digital es el primer paso en corregir esa condición, gracias a que tiene un sustento legal que respalda las operaciones, además de validez ante un eventual reclamo derivado de cualquier instancia.
De esta manera, con esta “cédula electrónica” queda definido que si el sistema de la entidad financiera falla o es vulnerado, el banco es quien deberá pagar el monto sustraído. Y si el fraude se cometió por un error del cliente, este debe asumir su responsabilidad.
Por eso, el sistema se encuentra ante la primera fase, en la cual es necesario crear la cultura económica para que las personas y las entidades financieras asuman las responsabilidades de cada parte.
Esto ya que tradicionalmente el problema ha sido la carencia de pruebas ante los casos de denuncia, y en la mayoría de las ocasiones las entidades involucradas defienden que los sistemas de seguridad no han sido vulnerados, sino que el fraude se da porque al cliente le roban la información mediante algún tipo de software, aseveró Manfred Sáenz, director legal de Scotiabank de Costa Rica.
Por ello el certificado toma un papel protagónico en la digitalización de las operaciones financieras, pues define claramente las responsabilidades del emisor y del cliente.
“Los diferentes actores han venido haciendo esfuerzos, eso es claro cuando vemos las medidas de autenticación que han implementado. Todo eso ha venido bien, pero deberán ahora llenar la deficiencia jurídica con el certificado digital”, manifestó Francisco Carvajal, director del Sistema Interbancario de Pagos Electrónicos del Banco Central.
En el mercado de valores la desmaterialización de bonos y acciones se dio hace más tiempo. Para ello la Ley Reguladora del Mercado de Valores creó una serie de normas y la experiencia ha brindado facilidades al inversionista.
“Todo va orientado a una mayor seguridad para las personas, y el proyecto del Central va en esa misma línea porque tiende a fortalecer las defensas y, lo más importante, responsabiliza a las partes”, consideró Damaris Ulate, directora ejecutiva de la Cámara de Emisores.
La etapa de la difusión de este nuevo mecanismo dependerá de los actores financieros, quienes deberán invertir para que sus sitios sean compatibles con el certificado digital, y para masificarlo entre sus clientes.
Los casi 250 casos de fraudes electrónicos reportados en el año refuerzan duda ante la tendencia a desmaterializar valores y transferencias bancarias
Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net
Los bancos llevaron la mayor cantidad de aplicaciones bancarias a sus sitios electrónicos, incentivando a la delincuencia virtual a buscar las maneras de mantener su actividad en esas lides.
Por eso, desmaterializar la totalidad de transferencias ha generado una cuota de reserva entre los clientes financieros, máxime si se trata de capitales de largo plazo.
En la actualidad, los bancos son quienes han lidiado con mayor intensidad en ese escenario. Muestra de ello es que la Sala Primera dictó recientemente sentencia contra un banco estatal para que reintegrara $4 mil millones a un cliente que alegó que el dinero le había sido sustraído de cuenta a través de los accesos electrónicos.
Pero esa acción pareciera ser solo el inicio, ya que los prestadores de servicio ahora deben demostrar la inocencia de su parte ante los casi 250 casos de fraude electrónico denunciados ante el Organismo de Investigación Judicial durante los primeros siete meses del año.
Este antecedente generó preocupación en el sector porque a pesar de la existencia de los mecanismos de seguridad; en algunos casos el mal uso reduce la eficiencia de las barreras.
Como respuesta, los diferentes actores financieros han impulsado diversas herramientas para dotar de un nivel mayor de seguridad a las transferencias electrónicas.
Pero, ¿qué se está haciendo para llenar el vacío que ha prevalecido en la parte jurídica?
La puesta en marcha del programa de Certificado Digital es el primer paso en corregir esa condición, gracias a que tiene un sustento legal que respalda las operaciones, además de validez ante un eventual reclamo derivado de cualquier instancia.
De esta manera, con esta “cédula electrónica” queda definido que si el sistema de la entidad financiera falla o es vulnerado, el banco es quien deberá pagar el monto sustraído. Y si el fraude se cometió por un error del cliente, este debe asumir su responsabilidad.
Por eso, el sistema se encuentra ante la primera fase, en la cual es necesario crear la cultura económica para que las personas y las entidades financieras asuman las responsabilidades de cada parte.
Esto ya que tradicionalmente el problema ha sido la carencia de pruebas ante los casos de denuncia, y en la mayoría de las ocasiones las entidades involucradas defienden que los sistemas de seguridad no han sido vulnerados, sino que el fraude se da porque al cliente le roban la información mediante algún tipo de software, aseveró Manfred Sáenz, director legal de Scotiabank de Costa Rica.
Por ello el certificado toma un papel protagónico en la digitalización de las operaciones financieras, pues define claramente las responsabilidades del emisor y del cliente.
“Los diferentes actores han venido haciendo esfuerzos, eso es claro cuando vemos las medidas de autenticación que han implementado. Todo eso ha venido bien, pero deberán ahora llenar la deficiencia jurídica con el certificado digital”, manifestó Francisco Carvajal, director del Sistema Interbancario de Pagos Electrónicos del Banco Central.
En el mercado de valores la desmaterialización de bonos y acciones se dio hace más tiempo. Para ello la Ley Reguladora del Mercado de Valores creó una serie de normas y la experiencia ha brindado facilidades al inversionista.
“Todo va orientado a una mayor seguridad para las personas, y el proyecto del Central va en esa misma línea porque tiende a fortalecer las defensas y, lo más importante, responsabiliza a las partes”, consideró Damaris Ulate, directora ejecutiva de la Cámara de Emisores.
La etapa de la difusión de este nuevo mecanismo dependerá de los actores financieros, quienes deberán invertir para que sus sitios sean compatibles con el certificado digital, y para masificarlo entre sus clientes.