Cartaginés fue un ensueño
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 20 mayo, 2013
Cartaginés fue un ensueño
Convertido en aplanadora, aplastó la mínima ventaja herediana en la primera parte
De entrada, con solo repasar las respectivas alineaciones, dudas al comprobar que Eduardo Valverde y Paolo Jiménez no salían en la formación azul y sorpresa al mirar a Cristian Montero como marcador de punta por la derecha, decisión que con el desarrollo del partido, resultó cara al timonel Marvin Solano.
Veinte minutos de estudio, sin soltar amarras; como es usual en el fútbol “moderno”, el peligro viene de bola muerta y se dan pocas asociaciones ofensivas. Ismael Gómez es el que más punza por la franja izquierda pero Cartaginés tiene controlado el ritmo del partido. La visita tampoco tiene mucha prisa.
En cinco minutos llega el temblor; al 21 un tiro libre de Arauz choca entre la cabeza de Villalobos y la nuca de Granados y la bola se va contra el poste horizontal. ¡Qué susto!.
Cuatro minutos después, gol del Herediano.
Remate largo de Pinnock, rebote de Danny Fonseca y tiro de esquina. Pase corto a Gómez, centro de derecha al punto de penal, Luis Torres sale a cazar mariposas y lo madruga con remate de cabeza Víctor Núñez, metido en un hervidero de piernas.
Herediano no aprieta; a su técnico le están saliendo las cosas de maravilla; casi caminando y gana de visita. Pero... Cartaginés tenía otros planes o al menos, mayores ilusiones.
Su jugador emblema, Randall Brenes deja escapar dos oportunidades de gol, sobre todo la segunda, cuando en la boca del marco y en la nariz de Moreira, remata débil centro de Hanzell.
En el otro lado, solo el “Chucky” Gómez tiene ganas de jugar en serio; “Mambo” ya hizo lo suyo, Ruiz y Yosimar no existen. Precisamente Ismael pone a volar a Torres con remate lejano antes del pitazo final.
Seguro en el vestuario, Javier les volvió a leer a sus jugadores “La Vaca”, o los problemas de Obama para estudiar en Harvard, mientras en el vestuario rojiamarillo se tomaron un yogurt.
Lo cierto es que se inició la segunda parte y ardió Troya.
Carlos Johnson pisó el acelerador, derrapó rivales, pasó a Castillo y siguió corriendo; Mauricio filtró pase de fantasía a Lezcano y lo puso frente a Moreira. El remate de Andrés lo repelió el portero del Team, pero lo cerró a la red el propio Johnson quien nunca se desprendió de la jugada.
Era el minuto 52 y al 54, fue Lezcano el que en carrera de vértigo botó las marcas de Montero y Salazar que lo cazaron con falta. Se armó el tradicional molote en el área, pero Hanzell Arauz, inteligentemente lanzó la pelota atrás y ahí la prendió Mauricio Castillo con un remate bellísimo, exacto y calculado a la red. Un gol precioso en cámara lenta y reventó el Fello Meza.
¡Qué locura señores; qué locura!
Se imaginan lo que es botar del corazón a la boca 73 años de frustraciones.
¡Dramático e irrepetible!
...“No me saque Javier, por favor... no me saque”, le suplicó el icono azul, Chiqui Brenes a su entrenador. Ya había mirado el número diez de su uniforme en la paleta de cambio.
A la siguiente jugada, maravilloso destino, Arauz recostado a la derecha lanza un mortero picante y saltarín y antes de que lo atrape Moreira, el “Chiqui” Brenes se lo empuja a la red en sus propias narices. Solo imagínense el Fello Meza.
...Qué habrá dicho el Sheriff.
...Qué habrá pensado Randall.
El juego de ida de la final dio un vuelco espectacular; Cartaginés ganaba 3-1 y pudo aumentar la cuenta porque no cesó en atacar, en meter pierna, en ir a todas, por todas y con todo.
Herediano, simplemente se ahogó y desapareció en el tsunami azul; en aquella marejada no había salvavidas, ni llantas, ni balsas a las que aferrarse.
Al Herediano le cayeron 73 años de desgracias encima.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net