Carta de felicitación a Obama
| Sábado 10 octubre, 2009
Carta de felicitación a Obama
Los caminos de la paz obedecen a un mapa que es tan misterioso como invisible: a un plan que no comprendemos completamente, pero al cual nos sometemos porque creemos en sus valores y confiamos en sus fines. Hoy, su camino hacia la paz lo ha llevado a un lugar inesperado. Ha unido la obra de su vida con los sagrados recintos de Oslo, en donde celebramos la esperanza en un futuro en que el miedo sea finalmente derrotado. Sé bien que no buscó este premio, pero este premio lo ha buscado a usted. Le ha tocado la puerta en nombre de las causas que usted ha revivido y que, si logramos alcanzarlas, nos darán una segunda oportunidad para la vida en este planeta.
Me complació mucho escuchar la decisión del Comité de otorgarle el Premio Nobel de la Paz de este año. Esta decisión reconoce sus esfuerzos por establecer una nueva política, una política que en sólo nueve nueves ha conmovido a una gran parte de la humanidad. También amplifica un sonido que el mundo ha escuchado con gratitud durante este año: la voz de quien lidera a la principal potencia militar del mundo, haciendo un llamado por la paz. Estamos rodeados por voces erradas que incitan a una demencial carrera armamentista, o que atizan discusiones extremistas que polarizan a la humanidad. En medio de esta cacofonía de violencia, su llamado preclaro al diálogo y a la comprensión, a la diplomacia y al multilateralismo, y a un mundo libre de armas nucleares, nos da motivos para soñar que este siglo puede ser, al fin, el siglo de la paz en el mundo.
Comparto las esperanzas del Comité Nobel de que este sueño se hará realidad. También comparto el llamado que ha hecho a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos por la paz. Le aseguro una vez más mi compromiso personal con esta causa, y le doy la bienvenida a la comunidad de ganadores del Premio Nobel de la Paz. Ojalá logre extraer de nuestros compañeros homenajeados, la misma fuerza e inspiración que yo he encontrado a través de los años.
También comparto con usted el privilegio especial de ser, al mismo tiempo, Laureado de la Paz y Jefe de Estado —un doble honor y una responsabilidad que sólo se puede cumplir con mucha humildad. Me enorgullece enfrentar este desafío con usted, y espero con ansias continuar trabajando juntos en los próximos meses.
Le extiendo mis más cálidas felicitaciones y los mejores deseos para usted y su familia, y le reitero las seguridades de mi más alta y distinguida consideración.
Dr. Oscar Arias
Presidente de Costa Rica
Los caminos de la paz obedecen a un mapa que es tan misterioso como invisible: a un plan que no comprendemos completamente, pero al cual nos sometemos porque creemos en sus valores y confiamos en sus fines. Hoy, su camino hacia la paz lo ha llevado a un lugar inesperado. Ha unido la obra de su vida con los sagrados recintos de Oslo, en donde celebramos la esperanza en un futuro en que el miedo sea finalmente derrotado. Sé bien que no buscó este premio, pero este premio lo ha buscado a usted. Le ha tocado la puerta en nombre de las causas que usted ha revivido y que, si logramos alcanzarlas, nos darán una segunda oportunidad para la vida en este planeta.
Me complació mucho escuchar la decisión del Comité de otorgarle el Premio Nobel de la Paz de este año. Esta decisión reconoce sus esfuerzos por establecer una nueva política, una política que en sólo nueve nueves ha conmovido a una gran parte de la humanidad. También amplifica un sonido que el mundo ha escuchado con gratitud durante este año: la voz de quien lidera a la principal potencia militar del mundo, haciendo un llamado por la paz. Estamos rodeados por voces erradas que incitan a una demencial carrera armamentista, o que atizan discusiones extremistas que polarizan a la humanidad. En medio de esta cacofonía de violencia, su llamado preclaro al diálogo y a la comprensión, a la diplomacia y al multilateralismo, y a un mundo libre de armas nucleares, nos da motivos para soñar que este siglo puede ser, al fin, el siglo de la paz en el mundo.
Comparto las esperanzas del Comité Nobel de que este sueño se hará realidad. También comparto el llamado que ha hecho a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos por la paz. Le aseguro una vez más mi compromiso personal con esta causa, y le doy la bienvenida a la comunidad de ganadores del Premio Nobel de la Paz. Ojalá logre extraer de nuestros compañeros homenajeados, la misma fuerza e inspiración que yo he encontrado a través de los años.
También comparto con usted el privilegio especial de ser, al mismo tiempo, Laureado de la Paz y Jefe de Estado —un doble honor y una responsabilidad que sólo se puede cumplir con mucha humildad. Me enorgullece enfrentar este desafío con usted, y espero con ansias continuar trabajando juntos en los próximos meses.
Le extiendo mis más cálidas felicitaciones y los mejores deseos para usted y su familia, y le reitero las seguridades de mi más alta y distinguida consideración.
Dr. Oscar Arias
Presidente de Costa Rica