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Caricias a la velocidad apropiada

Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Jueves 07 mayo, 2009




Caricias a la velocidad apropiada
Se dice que para sentir placer una persona debe ser acariciada a una velocidad de entre cuatro y cinco centímetros por segundo

Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net

La inquietud de saber por qué después de sentir dolor en alguna zona del cuerpo una caricia puede ayudar a aminorarlo, fue el inicio de una investigación desarrollada por las Universidades de Gotemburgo y Carolina del Norte.
El estudio, que se llevó a cabo en 20 personas, tuvo como resultado el descubrimiento del “nervio del placer”, un tipo de fibra nerviosa que se nombró “C-tactile”.
Los resultados se obtuvieron por medio de una técnica denominada “microneurography”, esta consiste en introducir un electrodo dentro de un nervio del antebrazo, lo que permite, según los especialistas, recolectar información de las miles de fibras que lo componen, las cuales son responsables de recibir las señales de tacto de aproximadamente cada centímetro cuadrado de piel.
Se procedió a acariciar a los participantes para lo cual incluso se utilizó un robot diseñado especialmente para ello.
El resultado fue que conforme más frecuencia los participantes reportaban mayor placer.
“Los nervios que nosotros estudiamos fueron solamente los C- tactile, que tienen este fuerte vínculo entre la frecuencia de los signos y el placer”, comentó el investigador Johan Wessberg en una entrevista en la página del ScienceDaily.
El nervio se activa únicamente cuando dicha caricia se produce a una velocidad de entre cuatro y cinco centímetros por segundo, precisamente la velocidad con que una madre acaricia a su bebé para consolarlo y la que las parejas utilizan para demostrar afecto.
Se dice que cuando la caricia era más rápida o más lenta que la velocidad óptima, no se sentía placer y las fibras nerviosas no se activaban.
“Básicamente las señales que le dicen al cerebro que estamos siendo acariciados tienen su ruta directa al cerebro y no son bloqueadas aunque el cerebro esté recibiendo señales de dolor de la misma área. De hecho es lo opuesto, los impulsos de caricias son capaces de reducir los de dolor”, según comentó Line Löken, quien también formó parte del estudio.
Otro descubrimiento encontrado es que las fibras nerviosas C-táctiles solo están presentes en piel con vellosidades y no se encuentran en la mano, según dijo el profesor Francis McGlone a la BBC.
“Esto parece ser diseñado a propósito. Creemos que puede ser la manera en que la Madre Naturaleza se asegura que no se envíen mensajes cruzados al cerebro cuando la mano se utiliza como una herramienta funcional”, expresó el doctor.
Estos descubrimientos podrían garantizar a los seres humanos que las relaciones afectivas que mantienen con sus allegados se mantengan en el tiempo.
“Nuestro impulso primario como humanos es la procreación, pero hay algunos mecanismos que están asociados con el comportamiento y la recompensa que están presentes para asegurar que las relaciones perduren”, expresó.






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