Cambio de época, organizaciones y virus
Rafael Chinchilla Salazar rafael@cambiodeepoca.life | Lunes 20 abril, 2020
Hemos venido pregonando en las aulas universitarias y en grupos de gerentes y empresarios de la Región, antes de febrero del presente año y del Covid 19, que estamos ante un cambio de época. Que el éxito de ayer ya no garantiza el éxito de mañana cuando las reglas de juego le han cambiado al mundo…particularmente al mundo de los negocios y de las empresas e instituciones.
Ha sido claro en este período de los años 1987s y siguientes, hasta el presente año 2020 (treinta años), que los cambios políticos que culminaron con el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética (1989-1991), y el posterior agresivo advenimiento de la ola tecnológica, entre otros factores, generó una visión de las organizaciones y empresas en el mundo, con renovados conceptos.
Un cambio en la esencia misma de la empresa, hacia una empresa consciente “-es decir, la empresa que tiene conciencia del mundo interior y exterior— sería, en consecuencia, la empresa que toma en cuenta al cuerpo, la mente y el espíritu en el individuo, la cultura y la naturaleza” (Kofman, 2008); un cambio en la concepción de las calidades que demanda el liderazgo para una empresa consciente, en contraposición con el jefe con autoridad formal; un cambio en el sentido del trabajo, desde la concepción del trabajo como "pecado original", hasta el trabajo como medio para crecer, para innovar; hasta un cambio en el concepto de administrar (combinar recursos), por el de gestionar (hacer crecer). En fin, resulta que estos cambios recientes en la historia de la humanidad -que aún no se han consolidado- pudieren verse forzados a abdicar ante un nuevo impacto, gestado en meses, ya no en décadas, y que nos demanda pensar ¿cómo seremos después del coronavirus, en el ámbito personal y el empresarial?
Un ser insignificante en tamaño, capaz de cruzar fronteras sin pasaporte, que ha superado el ímpetu humano del egoísmo, nos congrega hoy. Nos pone a hablar de solidaridad, nos demanda ante el derrumbe humano, el renacimiento espiritual. Nos dice que la empresa económica no se funda en la generación de utilidades; que las organizaciones son "seres vivos" cuya cultura y visión compartida, no gira en torno a los recursos financieros, sino en torno a su gente, Esa conciencia demanda hoy, más que antes, ese líder consciente, innovador e inspirador; ser consciente denota estar despierto y atento para guiar una organización consciente; innovador para improvisar ante la calamidad; e inspirador porque ese "aliento de Dios" es soplo mágico para ver nuevas ideas en la oscuridad. No es un cambio tecnológico; tampoco es un cambio político el que nos instiga, es un cambio en nuestro propio ser, reivindicar nuestro sentimiento, nuestro pensamiento y nuestras acciones cotidianas, porque ese “nuevo mundo” pasa y está en mi mente, mi corazón y mis manos. Asumir la responsabilidad, ponerle el rostro a lo que está pasando; no evadir. Aprender, replantear las creencias con humildad y emprender.
Rafael Chinchilla Salazar
Máster en Mercadeo