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"Cada vez más mujeres se muestran masculinizadas, fuertes y violentas para tener el respeto de su pandilla y no ser vistas como objetos sexuales"

| Lunes 26 junio, 2023


Marcos González Díaz

Corresponsal de BBC News Mundo en México y Centroamérica

Familiar de una de las reclusas de la cárcel de Támara
AFP
La reciente masacre en una cárcel femenil de Honduras, presuntamente por conflictos entre pandillas rivales, mostró la cara más cruel de las mujeres que forman parte de las maras.

Murieron calcinadas y tiroteadas en lo que se ha convertido en una de las peores tragedias carcelarias en Honduras.

Al menos 46 mujeres fueron asesinadas el pasado martes en una prisión cercana a Tegucigalpa a manos, presuntamente, de miembros de la pandilla rival que también estaban recluidas.

Algunos testimonios relatan cómo las responsables gritaban y se reían mientras acribillaban a sus víctimas. Lo ocurrido se suma a una larga lista de terribles sucesos registrados en penales hondureños, caracterizados por un hacinamiento extremo y el autogobierno criminal que existe en muchos de ellos.

Pero este caso provocó el estupor y la condena generalizada por la crueldad exhibida por las mujeres que perpetraron la matanza.

La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, reconoció estar “conmocionada” por este “monstruoso asesinato de mujeres planificado por maras a vista y paciencia de autoridades de seguridad”, que le llevó a anunciar medidas como la destitución del secretario de Seguridad.

Para tratar de entender esta extrema violencia mostrada por las pandilleras y conocer cuál es su papel real en estos grupos delictivos, BBC Mundo conversó con la socióloga guatemalteca Ana Glenda Tager, directora de la organización Alianza para la Paz y que ha liderado durante los últimos años diversos estudios sobre relaciones de género y el rol de las mujeres en las pandillas centroamericanas.

Ana Glenda Tager
Cortesía
Ana Glenda Tager lideró varias investigaciones sobre la presencia de mujeres en las pandillas.

¿Qué hay detrás de un suceso tan terrible como el que vimos en la cárcel de Támara, en Honduras?

Es un hecho tremendo, lamentable y preocupante. El gobierno anunció en abril una serie de medidas de intervención para retomar el control en las prisiones, tener más orden, bloquear las llamadas de teléfono… El problema es que se habló mucho, pero no se hicieron del todo las cosas de inmediato.

Por eso, algunos creen que esta masacre fue una forma de llamar la atención de las autoridades y decir “quienes controlamos en el penal somos nosotros, y nosotros definimos”. Aunque está por verse que fuera esa la raíz de esta situación.

Lo que no es normal es que tengas un grupo de reclusas armadas de una pandilla que pueda pasar al área donde está el otro grupo, porque directamente sabes que se van a matar.

Aunque se tratara de un pequeño pleito interno, por mucho odio que se tengan, no da para hacer un ataque de esta naturaleza, todo tuvo que estar bien planificado.

Es un tema preocupante por el hecho de que tiene una relación directa con las políticas de Estado. Y seguramente habrá mucho más detrás.

Llama la atención la extrema violencia del suceso, la brutalidad con que estas mujeres mataron a otras reclusas. ¿Había visto algo parecido?

La crudeza entre las pandillas es siempre tremenda, pero lo que no se había visto nunca es ese nivel de violencia en una prisión de mujeres. Eso es algo no visto antes.

Y creo que esto tiene que ver con el cambio de roles de las pandilleras, que pueden llegar a niveles de criminalidad similares a la de los hombres, especialmente en Honduras y Guatemala. Eso es lo que se les requiere para ingresar y ser respetadas.

Los cuerpos de las víctimas comenzaron a ser entregados a sus familiares.
AFP
Los cuerpos de las víctimas comenzaron a ser entregados a sus familiares.

¿Esta masacre confirma entonces que es equivocado pensar en las mujeres pandilleras como más débiles o incapaces de cometer crímenes tan atroces?

El problema es que se tiende a hablar de las mujeres pandilleras como si fueran todas iguales. Y yo sí divido entre quienes están vinculadas directamente y operan en las pandillas, las víctimas de la pandilla que pueden vivir en su mismo barrio, o mujeres que no son pandilleras pero sí están ligadas de alguna manera.

Dependiendo del nivel que tengas en la pandilla, mayor va a ser el rol que vas a jugar. Pero sí creo que cada vez hay más mujeres vinculadas directamente con estos grupos.

¿En qué condiciones viven las mujeres pandilleras en las cárceles hondureñas? Históricamente se ha hablado de un hacinamiento extremo y una ausencia total de control de las autoridades.

Sin duda hay una importante situación de hacinamiento en las prisiones, sobre todo en las de mujeres, que prácticamente hay una por país. Viven en condiciones extremas, pero los fondos en Honduras van para el ejército, la policía… muy poco para prisiones.

Pero claro, intentar hacer mejoras en el sistema penitenciario es poco popular ante la opinión pública porque cree que los presos son escoria y no merecen nada. Es la mentalidad de los países centroamericanos, donde no se piensa en la importancia de brindar estándares mínimos de derechos humanos.

Así que esa es la mentalidad por la que a las autoridades les resulta fácil justificar que no hacen mayores controles en las prisiones, pese a que ya vemos que es importante ponerles atención.

Cárcel Támara de Honduras
AFP
El sistema penitenciario hondureño lleva años inmerso en una grave crisis por las condiciones en sus cárceles.

Tras lo ocurrido en la cárcel de mujeres, el gobierno hondureño anunció más medidas como la destitución del ministro de Seguridad, que la Policía Militar de Orden Público asumirá el control de las prisiones, o enviar a los presos más peligrosos a unas remotas islas del Caribe. ¿Cree que servirán para algo?

Yo creo que muchas medidas que se toman en el momento, como la de meter militares en la seguridad, son recurrentes en Centroamérica y hasta ahora dieron pocos resultados.

Antes pusieron en marcha otras medidas, como estados de sitio en decenas de barrios, que yo no veo que den muchos resultados y lo que consiguen es que se entre en pugnas más fuertes entre pandillas rivales.

Lo que hay que ver es cómo está afrontando el gobierno la crisis penitenciaria, o si solo se están tomando medidas para hacer ver que se están haciendo cosas y callar a la opinión pública tras la conmoción por este caso.

Ya hablando en general de las mujeres en las pandillas, antes usted mencionó un cambio de roles en ellas. ¿Qué tareas suelen realizar?

Hace años, las mujeres se limitaban principalmente a ser víctimas o a desempeñar roles de apoyo, o bien ser madres o cuidadoras de hijos de pandilleros.

Pero cada vez hay más vinculadas directamente a estos grupos y gradualmente han ido asumiendo roles que antes solo hacían los hombres, como la venta y transporte de armas y drogas, amenazas y chantajes, cobrar “impuestos”, hacer de “mula” para entrar a las cárceles, asesinatos…

El año pasado hicimos un análisis en Guatemala y entrevistamos a ocho pandilleras del Barrio 18 y otras ocho de la MS (Mara Salvatrucha). Las del primer grupo, de hecho, nos aseguraron que su rol ha cambiado a medida que comenzaron a matar personas. Aunque casi todas coincidieron en que el hombre sigue teniendo más fuerza y poder.

Varias de las mujeres de la MS, en cambio, dijeron que el rol de la mujer no ha cambiado mucho, que aún tienen un acceso limitado al liderazgo y que su función principal es tener hijos con líderes pandilleros.

Xiomara Castro
Getty Images
La presidenta hondureña, Xiomara Castro, anunció varias medidas para tratar de recuperar el control en las cárceles.

¿Qué ventajas ven los hombres pandilleros a contar con mujeres entre sus filas?

Las pandillas son tradicionalmente grupos muy masculinos. Ellos han sido vistos históricamente en primera línea y son más visibles para las autoridades que las mujeres.

Ellas pasan más desapercibidas y pueden llegar a lugares más fácilmente, o incluso para tratar de enamorar a un policía y ganar su confianza.

He encontrado historias de mujeres con un niño que agarran un taxi y asesinan a la persona que viajaba en él. El taxista, obviamente, acepta llevarlas porque jamás pensaría que una mujer con un niño va a cometer un asesinato.

¿Qué factores específicos entre las mujeres las lleva a decidir ingresar a una pandilla?

Muchas entran en busca de protección porque están siendo abusadas física o sexualmente en casa. Otras aseguran que en el grupo encontraron el amor y la familia que buscaron y que nunca habían tenido en su hogar.

Otras salían por el barrio y el líder de la pandilla decidió que esa chica concreta le gustaba para hacer lo que quiera con ella. Entonces muchas buscan apoyo ingresando en la pandilla contraria, porque su grupo va a responder por ella y entonces ya no las podrán tocar.

Mujer de espaldas
Getty Images
Las mujeres pandilleras consiguen pasar más desapercibidas que los hombres ante la policía a la hora de cometer algunos delitos (foto ilustrativa).

Se ha escrito mucho sobre este tema. ¿Cuál cree que es el mayor estereotipo sobre las mujeres pandilleras?

Siempre está el estereotipo de que la mujer no puede ser una asesina en las pandillas sino que debe ser una madre que cuida a los hijos en casa, aunque su marido sea el pandillero, pero creo que esa visión de la sociedad va siendo diferente.

Creo que las mujeres entran a las pandillas buscando cada vez más su propio liderazgo que saben que en otros espacios nunca lo van a tener.

Cada vez más mujeres se muestran masculinizadas, fuertes y violentas para tener el respeto de su pandilla y no ser vistas como objetos sexuales, para solo tener hijos o hacer las tareas internas.

También se habla a veces de una sexualización de las mujeres en estos grupos, e incluso de violaciones grupales como rito para ingresar en ellos.

Creo que aunque sigue existiendo ese rito, pocas dicen haber pasado por él sino que accedieron por otros métodos. En algunos casos, les dan palizas como a los hombres para ver si aguantan de la misma manera.

De nuevo, el objetivo es que se vean de igual a igual. Los hombres las van a respetar en la medida que sean fuertes, que hagan cosas como ellos.

Por eso, cada vez más mujeres se muestran masculinizadas, fuertes y violentas para tener el respeto de su pandilla y no ser vistas como objetos sexuales, para solo tener hijos o hacer las tareas internas.

Pero de entre las mujeres que entrevistamos el año pasado, varias reconocen que sufren violencia física y sexual de manera frecuente dentro de la pandilla. Pero eso, para ellas, es como estar a expensas de un nivel de violencia más “controlada” por sus compañeros.

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