Bush brilla por su ausencia
| Martes 04 noviembre, 2008
Bush brilla por su ausencia
Presidente apenas ha tenido actos públicos durante la última semana
Washington
EFE
El presidente George W. Bush, cuya gestión ha sido tan criticada que hasta sus correligionarios republicanos lo prefieren lo más lejos posible, ha sido el “hombre invisible” de la campaña, en especial en sus últimos días.
Bush, que en campañas electorales previas se había desplazado a su rancho texano en Crawford para acudir a votar, ha optado en esta ocasión por emitir su sufragio por correo y permanecer en Washington para seguir la noche electoral desde la Casa Blanca, en privado.
A lo largo de la última semana, el presidente apenas ha tenido actos públicos -cuatro, en ocho días- y desde el jueves prácticamente ha desaparecido del mapa.
Es, desde luego, algo insólito que un mandatario estadounidense participe tan poco en una campaña electoral a favor del candidato de su partido.
Incluso en las elecciones de 2.000, cuando el candidato demócrata Al Gore se disputaba la Casa Blanca con Bush, el presidente Bill Clinton participó en varios actos en su favor, pese a que el hasta entonces “número dos” había tratado de distanciarse del mandatario en su campaña.
En su rueda de prensa ayer, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, admitió que “somos realistas sobre el clima político que vivimos”.
“El presidente Bush ha seguido esta campaña con mucho interés, se ha interesado por los temas, ha seguido a los candidatos y sus tácticas, pero también se da cuenta de que estas elecciones no giran en torno a él”, sostuvo.
El presidente estadounidense cuenta con una popularidad en torno al 25%, la cifra más baja desde que comenzaron a recopilarse este tipo de sondeos, y tan sólo en torno al 10% del electorado cree que el país va por el buen camino.
Dadas estas cifras, no debe sorprender que los republicanos, con su candidato presidencial John McCain al frente, hayan hecho lo posible por distanciarse del mandatario.
Desde que se confirmó que McCain sería la apuesta republicana para estos comicios, el presidente y él sólo han comparecido juntos en dos ocasiones: la primera, en marzo en la Casa Blanca, cuando Bush anunció su apoyo al candidato y pocas semanas después, brevemente en Fénix (Arizona) para participar en un acto de recaudación de fondos.
La comparecencia prevista de Bush en la Convención Nacional Republicana, a principios de septiembre, se vio reducida a una alocución a distancia debido al paso del huracán “Gustav” por Luisiana y Texas, sin excesivas protestas de la campaña de McCain.
Desde entonces, nada. Al contrario, McCain se ha esforzado en destacar que “no soy el presidente Bush” y el pasado octubre lanzó una dura crítica contra las políticas del mandatario actual, en un intento de distanciarse del ocupante de la Casa Blanca.
Los demócratas, por su parte, se han esforzado en vincular por todos los medios, en mítines y en anuncios, el mensaje de que las propuestas de McCain son una continuación de las medidas de Bush.
La gran excepción al discreto segundo plano del presidente se produjo tras el estallido de la crisis financiera, a partir del 15 de septiembre, cuando compareció de modo casi diario para tratar de emitir mensajes de tranquilidad.
Esos días coincidieron con los momentos más bajos de McCain en las encuestas. El candidato republicano, significativamente, ha repuntado en las encuestas cuando Bush ha desaparecido de las pantallas de televisión.
Según explicó el portavoz de la Casa Blanca Tony Fratto, “nos hubiera gustado mantenernos aún más en un segundo plano de lo que hemos podido en esas semanas, pero el presidente es el presidente y ha tenido que habérselas con asuntos importantes, como la crisis financiera”.
Quien sí ha comparecido en los últimos días ante las cámaras para hacer campaña en favor de McCain ha sido el vicepresidente, Dick Cheney, algo que sorprende cuando se tiene en cuenta que su popularidad es aún menor que la de Bush.
Presidente apenas ha tenido actos públicos durante la última semana
Washington
EFE
El presidente George W. Bush, cuya gestión ha sido tan criticada que hasta sus correligionarios republicanos lo prefieren lo más lejos posible, ha sido el “hombre invisible” de la campaña, en especial en sus últimos días.
Bush, que en campañas electorales previas se había desplazado a su rancho texano en Crawford para acudir a votar, ha optado en esta ocasión por emitir su sufragio por correo y permanecer en Washington para seguir la noche electoral desde la Casa Blanca, en privado.
A lo largo de la última semana, el presidente apenas ha tenido actos públicos -cuatro, en ocho días- y desde el jueves prácticamente ha desaparecido del mapa.
Es, desde luego, algo insólito que un mandatario estadounidense participe tan poco en una campaña electoral a favor del candidato de su partido.
Incluso en las elecciones de 2.000, cuando el candidato demócrata Al Gore se disputaba la Casa Blanca con Bush, el presidente Bill Clinton participó en varios actos en su favor, pese a que el hasta entonces “número dos” había tratado de distanciarse del mandatario en su campaña.
En su rueda de prensa ayer, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, admitió que “somos realistas sobre el clima político que vivimos”.
“El presidente Bush ha seguido esta campaña con mucho interés, se ha interesado por los temas, ha seguido a los candidatos y sus tácticas, pero también se da cuenta de que estas elecciones no giran en torno a él”, sostuvo.
El presidente estadounidense cuenta con una popularidad en torno al 25%, la cifra más baja desde que comenzaron a recopilarse este tipo de sondeos, y tan sólo en torno al 10% del electorado cree que el país va por el buen camino.
Dadas estas cifras, no debe sorprender que los republicanos, con su candidato presidencial John McCain al frente, hayan hecho lo posible por distanciarse del mandatario.
Desde que se confirmó que McCain sería la apuesta republicana para estos comicios, el presidente y él sólo han comparecido juntos en dos ocasiones: la primera, en marzo en la Casa Blanca, cuando Bush anunció su apoyo al candidato y pocas semanas después, brevemente en Fénix (Arizona) para participar en un acto de recaudación de fondos.
La comparecencia prevista de Bush en la Convención Nacional Republicana, a principios de septiembre, se vio reducida a una alocución a distancia debido al paso del huracán “Gustav” por Luisiana y Texas, sin excesivas protestas de la campaña de McCain.
Desde entonces, nada. Al contrario, McCain se ha esforzado en destacar que “no soy el presidente Bush” y el pasado octubre lanzó una dura crítica contra las políticas del mandatario actual, en un intento de distanciarse del ocupante de la Casa Blanca.
Los demócratas, por su parte, se han esforzado en vincular por todos los medios, en mítines y en anuncios, el mensaje de que las propuestas de McCain son una continuación de las medidas de Bush.
La gran excepción al discreto segundo plano del presidente se produjo tras el estallido de la crisis financiera, a partir del 15 de septiembre, cuando compareció de modo casi diario para tratar de emitir mensajes de tranquilidad.
Esos días coincidieron con los momentos más bajos de McCain en las encuestas. El candidato republicano, significativamente, ha repuntado en las encuestas cuando Bush ha desaparecido de las pantallas de televisión.
Según explicó el portavoz de la Casa Blanca Tony Fratto, “nos hubiera gustado mantenernos aún más en un segundo plano de lo que hemos podido en esas semanas, pero el presidente es el presidente y ha tenido que habérselas con asuntos importantes, como la crisis financiera”.
Quien sí ha comparecido en los últimos días ante las cámaras para hacer campaña en favor de McCain ha sido el vicepresidente, Dick Cheney, algo que sorprende cuando se tiene en cuenta que su popularidad es aún menor que la de Bush.