Burbuja inmobiliaria enfrenta su tope
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 11 agosto, 2008
Crisis hipotecaria de EE.UU. desafía industria de residencias en Costa Rica
Burbuja inmobiliaria enfrenta su tope
• Declive de construcción en provincias costeras se debería en gran medida a endurecimiento de requisitos crediticios en el país del Norte
• Trasladar a otros mercados una inversión diseñada para estadounidenses no se vislumbra como una tarea fácil
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Hasta hace muy poco, el mercado de residencias de descanso florecía en el país, pero la crisis hipotecaria en Estados Unidos amenaza con marchitarla.
Para muestra, la construcción en las provincias costeras tiende a caer junto con los sueños de muchos estadounidenses que se convierten en pesadilla, puesto que las posibilidades de invertir en alojamientos tropicales se les están reduciendo conforme se endurecen los requisitos para conseguir financiamiento en su país.
Tradicionalmente, una proporción importante de pensionados, y otros admiradores de las bellezas naturales de Costa Rica, pagan sus casas de playa aquí a base de hipotecas sobre sus moradas en Estados Unidos, pero allá las dificultades en el sector bancario los están despertando a una dura realidad.
Por una parte, la situación está contribuyendo a mermar la construcción en las provincias costeras, lo que significa la ruptura del boom inmobiliario, principalmente en el Pacífico; por otra parte, los precios podrían seguir dos caminos: descender o mantenerse, pero en este último caso las estrategias de ventas tendrían que redireccionarse hacia mercados muy selectos, del mayor poder adquisitivo, o bien captar canadienses y/o europeos, lo cual no se vislumbra como una tarea sencilla.
El sector más sensible a la crisis estadounidense es el de los condominios menos costosos, en el rango de $100 mil a $200 mil, pues tal como explicó Stellio Bertossi, de Construcciones Generales de Costa Rica, “la gente con plata siempre tiene plata, y por eso nuestra disponibilidad de casas de $1 millón para arriba nos ha hecho inmunes a la crisis, al menos por el momento”.
Mientras tanto, los menos pudientes sí sienten y sufren los latigazos de la recesión, al punto que los propietarios de viviendas en el país del Norte están enfrentando remates a un ritmo récord, de acuerdo con datos de la Asociación de Banqueros Hipotecarios de Estados Unidos.
Lo anterior, porque muchos bancos estadounidenses se vieron afectados por flexibilizar en demasía sus requisitos, financiando incluso a clientes con antecedentes crediticios malos, lo que terminó de estallar la burbuja de morosidad que desató la crisis. Por eso ahora los ha obligado a endurecer sus reglas para combatir los riesgos, afectando de rebote la industria de casas de descanso costarricense.
Un menor ritmo de ventas pareciera estar dando lugar a un incremento en el nivel de los inventarios de casas de descanso, lo cual “podría llevar a menores precios y menores ganancias para los desarrolladores y corredores de bienes raíces”, aportó el economista Alberto Franco
“Las ventas sí han aflojado”, reconoció Joshua ten Brink, gerente general de Riverside Developers. “Por fortuna, nosotros habíamos vendido bastante antes de la baja, y no lo hemos sentido tanto”, amplió.
En general, parece que después de cinco años con tendencia creciente en las provincias costeras, este año por fin disminuirá el crecimiento del desarrollo inmobiliario, según se desprende de las estadísticas del primer semestre de la Cámara Costarricense de la Construcción.
De momento, en el medio local no se ha generalizado la decisión de recortar precios. Entonces, mientras algunos prefieren esperar y dejar edificios vacíos mientras se aclaran los nublados del día, otros optan por no arriesgarse a que el horizonte se enturbie más y están vendiendo más barato.
“Uno hace recomendaciones, pero quien decide es el dueño”, adujo Wendy Chacón, del departamento de ventas de la inmobiliaria Costa Rica Eye. “La tendencia parece ser no bajar el precio, aunque debería, porque en este momento un precio alto puede significar no vender. Sin embargo, la gente se la juega a ver qué pasa”, concluyó.
Aunque dice que no se ha visto afectado gracias al perfil de su clientela, Bertossi señala que valdría la pena enfocarse en mercados alternos, porque si realmente Estados Unidos ha sufrido una recesión, “hay que estar preparados. Por ejemplo, nosotros antes nos dirigíamos en un 100% al mercado norteamericano, pero ahora contamos con un 20% de europeos, y según se requiera, la proporción podría aumentar”.
Sin embargo, la tarea de redirigir los esfuerzos de mercadeo no sería tan sencilla, puesto que las economías desarrolladas están en un situación de crecimiento menor, incluido el Viejo Continente. “Además, desde hace varias semanas, las cotizaciones del dólar canadiense y del euro frente al dólar de Estados Unidos han estado devaluándose, por lo que se hace difícil que las personas de estas áreas geográficas estén en capacidad de adquirir bienes raíces en Costa Rica”, apuntó Juan Muñoz, director de gestión de riesgo de Central American Money Market Brokers (CAMMB).
Por añadidura, también hay que tener en cuenta que no es tan fácil trasladar una inversión diseñada para norteamericanos a una posibilidad para europeos. “Por ejemplo, a los estadounidenses se les vende una vista al mar, con atardecer y en una montaña. Ellos no compran una propiedad por la playa o por la selva. Por eso el desarrollo inmobiliario se ha concentrado en el poniente de Costa Rica. En cambio al europeo le gustan más la playa y la selva, por lo que se pueden encontrar más felices en el saliente de Costa Rica y ahí no hay todavía posibilidad de un desarrollo inmobiliario tan grande como el de la costa pacífica. El tema es de un mercadeo diferente”, completó Muñoz.
Como punto positivo del aparente fin del boom, eventualmente se podría mencionar la posibilidad de un aflojamiento de la escasez de mano de obra que se ha detectado en los últimos dos años en Costa Rica. “Tal vez una contracción de la construcción posibilite la contratación de mano de obra en otras áreas de actividad económica. Por el tema ambiental, lo lógico es que en presencia o en ausencia de un auge de la construcción, se debe respetar la codificación ambiental”, señaló el director.
Al pedírsele un pronóstico sobre la situación estadounidense, Muñoz afirma que la economía de ese país ha dado suficientes muestras en episodios anteriores de salir fuerte y dinámica después de cada caída. “Todavía no se puede especificar cuándo retomará la senda del crecimiento sostenido, pero tarde o temprano regresará y tal vez veamos un cambio en el estado actual de las cosas”.
Los desarrolladores y corredores de bienes raíces cruzan los dedos para que eso se dé pronto, y así los sueños de muchos estadounidenses dejen de ser pesadillas y se materialicen en forma de casas de descanso en Costa Rica.
Burbuja inmobiliaria enfrenta su tope
• Declive de construcción en provincias costeras se debería en gran medida a endurecimiento de requisitos crediticios en el país del Norte
• Trasladar a otros mercados una inversión diseñada para estadounidenses no se vislumbra como una tarea fácil
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Hasta hace muy poco, el mercado de residencias de descanso florecía en el país, pero la crisis hipotecaria en Estados Unidos amenaza con marchitarla.
Para muestra, la construcción en las provincias costeras tiende a caer junto con los sueños de muchos estadounidenses que se convierten en pesadilla, puesto que las posibilidades de invertir en alojamientos tropicales se les están reduciendo conforme se endurecen los requisitos para conseguir financiamiento en su país.
Tradicionalmente, una proporción importante de pensionados, y otros admiradores de las bellezas naturales de Costa Rica, pagan sus casas de playa aquí a base de hipotecas sobre sus moradas en Estados Unidos, pero allá las dificultades en el sector bancario los están despertando a una dura realidad.
Por una parte, la situación está contribuyendo a mermar la construcción en las provincias costeras, lo que significa la ruptura del boom inmobiliario, principalmente en el Pacífico; por otra parte, los precios podrían seguir dos caminos: descender o mantenerse, pero en este último caso las estrategias de ventas tendrían que redireccionarse hacia mercados muy selectos, del mayor poder adquisitivo, o bien captar canadienses y/o europeos, lo cual no se vislumbra como una tarea sencilla.
El sector más sensible a la crisis estadounidense es el de los condominios menos costosos, en el rango de $100 mil a $200 mil, pues tal como explicó Stellio Bertossi, de Construcciones Generales de Costa Rica, “la gente con plata siempre tiene plata, y por eso nuestra disponibilidad de casas de $1 millón para arriba nos ha hecho inmunes a la crisis, al menos por el momento”.
Mientras tanto, los menos pudientes sí sienten y sufren los latigazos de la recesión, al punto que los propietarios de viviendas en el país del Norte están enfrentando remates a un ritmo récord, de acuerdo con datos de la Asociación de Banqueros Hipotecarios de Estados Unidos.
Lo anterior, porque muchos bancos estadounidenses se vieron afectados por flexibilizar en demasía sus requisitos, financiando incluso a clientes con antecedentes crediticios malos, lo que terminó de estallar la burbuja de morosidad que desató la crisis. Por eso ahora los ha obligado a endurecer sus reglas para combatir los riesgos, afectando de rebote la industria de casas de descanso costarricense.
Un menor ritmo de ventas pareciera estar dando lugar a un incremento en el nivel de los inventarios de casas de descanso, lo cual “podría llevar a menores precios y menores ganancias para los desarrolladores y corredores de bienes raíces”, aportó el economista Alberto Franco
“Las ventas sí han aflojado”, reconoció Joshua ten Brink, gerente general de Riverside Developers. “Por fortuna, nosotros habíamos vendido bastante antes de la baja, y no lo hemos sentido tanto”, amplió.
En general, parece que después de cinco años con tendencia creciente en las provincias costeras, este año por fin disminuirá el crecimiento del desarrollo inmobiliario, según se desprende de las estadísticas del primer semestre de la Cámara Costarricense de la Construcción.
De momento, en el medio local no se ha generalizado la decisión de recortar precios. Entonces, mientras algunos prefieren esperar y dejar edificios vacíos mientras se aclaran los nublados del día, otros optan por no arriesgarse a que el horizonte se enturbie más y están vendiendo más barato.
“Uno hace recomendaciones, pero quien decide es el dueño”, adujo Wendy Chacón, del departamento de ventas de la inmobiliaria Costa Rica Eye. “La tendencia parece ser no bajar el precio, aunque debería, porque en este momento un precio alto puede significar no vender. Sin embargo, la gente se la juega a ver qué pasa”, concluyó.
Aunque dice que no se ha visto afectado gracias al perfil de su clientela, Bertossi señala que valdría la pena enfocarse en mercados alternos, porque si realmente Estados Unidos ha sufrido una recesión, “hay que estar preparados. Por ejemplo, nosotros antes nos dirigíamos en un 100% al mercado norteamericano, pero ahora contamos con un 20% de europeos, y según se requiera, la proporción podría aumentar”.
Sin embargo, la tarea de redirigir los esfuerzos de mercadeo no sería tan sencilla, puesto que las economías desarrolladas están en un situación de crecimiento menor, incluido el Viejo Continente. “Además, desde hace varias semanas, las cotizaciones del dólar canadiense y del euro frente al dólar de Estados Unidos han estado devaluándose, por lo que se hace difícil que las personas de estas áreas geográficas estén en capacidad de adquirir bienes raíces en Costa Rica”, apuntó Juan Muñoz, director de gestión de riesgo de Central American Money Market Brokers (CAMMB).
Por añadidura, también hay que tener en cuenta que no es tan fácil trasladar una inversión diseñada para norteamericanos a una posibilidad para europeos. “Por ejemplo, a los estadounidenses se les vende una vista al mar, con atardecer y en una montaña. Ellos no compran una propiedad por la playa o por la selva. Por eso el desarrollo inmobiliario se ha concentrado en el poniente de Costa Rica. En cambio al europeo le gustan más la playa y la selva, por lo que se pueden encontrar más felices en el saliente de Costa Rica y ahí no hay todavía posibilidad de un desarrollo inmobiliario tan grande como el de la costa pacífica. El tema es de un mercadeo diferente”, completó Muñoz.
Como punto positivo del aparente fin del boom, eventualmente se podría mencionar la posibilidad de un aflojamiento de la escasez de mano de obra que se ha detectado en los últimos dos años en Costa Rica. “Tal vez una contracción de la construcción posibilite la contratación de mano de obra en otras áreas de actividad económica. Por el tema ambiental, lo lógico es que en presencia o en ausencia de un auge de la construcción, se debe respetar la codificación ambiental”, señaló el director.
Al pedírsele un pronóstico sobre la situación estadounidense, Muñoz afirma que la economía de ese país ha dado suficientes muestras en episodios anteriores de salir fuerte y dinámica después de cada caída. “Todavía no se puede especificar cuándo retomará la senda del crecimiento sostenido, pero tarde o temprano regresará y tal vez veamos un cambio en el estado actual de las cosas”.
Los desarrolladores y corredores de bienes raíces cruzan los dedos para que eso se dé pronto, y así los sueños de muchos estadounidenses dejen de ser pesadillas y se materialicen en forma de casas de descanso en Costa Rica.