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Bryan: cosecha de sí mismo

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 20 mayo, 2010




Bryan: cosecha de sí mismo

Era de los primeros en leer los libros asignados, aprovechaba los talleres sobre el uso computadoras, y en las diversas dinámicas de grupo o desafíos mentales solía reservar su opinión hasta tener soluciones que aportar, pero normalmente acertaba en sus propuestas. No había que confundir su silencio con su actitud reflexiva. Ese era el Bryan que conocí en 2003 en Liga Deportiva Alajuelense.
Su sencillez hacía fácil la conversación, su receptividad al consejo lo convertía en un deseoso de aprender, apreciaba las oportunidades para elevar su cultura. Eso sí, con su acuciosidad hacía preguntas difíciles, observaciones y críticas en las discusiones en grupo, siempre con mucho respeto. Cuando en el cuerpo técnico hacíamos evaluaciones del cumplimiento de los valores, Bryan obtenía una de las tres más altas. Agreguemos un amoroso apego a su familia, su fe en Dios, y su alegría al dedicar tiempo a los niños que le saludaban. Sí, ese Bryan de la Liga 2003-2006 era de trato amable, esfuerzo máximo en entrenamientos, y profesional en sus actitudes dentro y fuera de la cancha.
En 2008 volvimos a coincidir, en la Selección Mayor. Seguía siendo el mismo joven disciplinado, serio en lo que había que serlo y dotado de un fino sentido del humor, señal de confianza en sí mismo. Un eterno ganador, en dúo con Puppy López, de los concursos internos de adivinanzas. Recibió críticas sobre su contribución inicial a la Selección, pero mantuvo la serenidad, el diálogo para valorar opiniones y la disposición para el trabajo fuerte. Luego estuvo a segundos de poner a Costa Rica en el Mundial. Había crecido, era un internacional, pero seguía siendo el mismo ser humano, con los pies en la tierra.
Hoy es la figura tica en el fútbol europeo, pero no ha confundido el sano orgullo con la vanidad, ni la fama con el prestigio, que se gana con algo más que el talento futbolístico.
Antes que excelente jugador, es una buena persona, y esa es una explicación de sus triunfos. En las conversaciones con él siempre surge la convicción: “¡Humildad ante el éxito!”. Es de los que no temen decir “gracias,” “en qué ayudo,” o “quiero aprender”.
Ha sabido nutrir su talento con intelecto, calidad de vida familiar, serenidad, disciplina y humildad para avanzar paso a paso, cosechando amigos.
Entonces, sus actuales grandes éxitos son, simplemente, la cosecha de ser él mismo. Bryan es Bryan, el de siempre.

German Retana
german.retana@incae.edu






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