Brasil enfrenta alto déficit en sistema de pensiones
Bloomberg | Martes 25 noviembre, 2014
Brasil enfrenta alto déficit en sistema de pensiones
Al igual que sus pares mundiales ricos, los políticos brasileños aprendieron a prometer la luna cuando hacen campaña, y una vez electos, apuntan la factura a la Tierra. No sorprende, pues, que todos los candidatos en la reciente campaña presidencial de Brasil prometieran cuidar a los ancianos y proveer pensiones dignas para todos sin arruinar el presupuesto nacional.
Cómo pensaban hacerlo es un misterio. Aecio Neves, rival social demócrata y Marina Silva, candidata del Partido Socialista desataron aplausos por comprometerse a eliminar una norma impopular, aunque ahorrativa, que desalienta el retiro temprano pagando beneficios más bajos a los retirados más jóvenes.
Ninguno aclaró mucho qué pondría en su lugar, ni cómo cubriría el inevitable déficit –aproximadamente $1.350 millones, según el economista Marcelo Caetano.
Dilma Rousseff, presidenta en funciones, defendió la organización actual descartando una reforma adecuada de las pensiones. Los tres ignoraron la anaconda en el salón: uno de los sistemas de seguridad social más inflados del mundo, que gasta mucho más de lo que recauda, devorando los ahorros de las futuras generaciones.
Brasil enfrenta un dilema demográfico. Todavía es joven, pero envejece rápidamente. Si bien está instalado de lleno entre los países de ingreso medio, con aproximadamente $12 mil de ingreso nacional bruto per cápita, derrocha en pensiones.
“El problema de Brasil es que se hace viejo antes de hacerse rico”, dijo Caetano, analista del Instituto de Investigación Económica Aplicada, que esta semana publicó un estudio nuevo y amplio sobre la seguridad social brasileña.
Gastando un enorme 12,2% de su producto interno bruto en beneficios de seguridad social, Brasil tiene un pensionado cada tres trabajadores. Dicho número es superior al de todos los países del Grupo de los Siete, excepto Italia, donde los pensionados superan a los trabajadores por tres a uno, dijo Caetano.
No modificar el sistema de seguridad social brasileño generador de pérdidas amenaza a la séptima economía más grande del mundo con el dilema de Hobson: realizar ajustes dolorosos ahora o robar a los niños que atienden al abuelito.
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