Birmania enfrenta tragedia
| Martes 06 mayo, 2008
Birmania enfrenta tragedia
Personeros gubernamentales sostienen que más de 10 mil personas murieron debido al paso del ciclón Nargis
Birmania
EFE
Birmania comenzó ayer una nueva jornada con más de 10 mil muertos y cientos de miles de personas damnificadas a causa del ciclón tropical Nargis que azotó el sur del país entre el viernes y sábado.
Lo último que se sabe de los datos oficiales sobre el desastre son las palabras del ministro birmano de Asuntos Exteriores, Nyan Win: “Más de 10 mil personas han muerto. Todavía estamos recibiendo información y podría haber más víctimas mortales”.
La Junta Militar, que mantiene tensas relaciones con Estados Unidos, la Unión Europea, y otros gobiernos, por las presiones que recibe para que acometa reformas democráticas, aceptó el auxilio humanitario que le ofrecían.
“Aceptamos la ayuda de otras naciones porque nuestra población está pasándolo mal”, dijo Nyna Win, quien reunió al cuerpo diplomático acreditado y a representantes de la ONU para exponerles la grave situación.
Las autoridades declararon el estado de emergencia en las regiones de Rangún, Pegu e Irrawaddy, y en los estados Karen, y Mon, el sábado pasado, cuando el ciclón, que había entrado el día anterior en el país, golpeaba con más fuerza.
La población en las zonas afectadas vive desde hace tres días sin suministro de agua y de electricidad y los precios de los artículos básicos se han disparado debido a la escasez y la especulación.
En Rangún, la antigua capital y la mayor ciudad del país con unos 5 millones de habitantes, parece que hubiera sido un campo de batalla, según los testigos.
Miles de árboles tirados por los fuertes vientos, que alcanzaron una velocidad superior a los 190 kilómetros por hora, entorpecen el paso por la calles, sobre las que abundan los cascotes de miles de tejados arrancados por el ciclón.
Las colas de automóviles que aguardaban turno para repostar en las estaciones de servicios son interminables y contribuyen a empeorar el monumental atasco.
Las comunicaciones, en particular con el exterior, funcionan precariamente, y la red de internet permanece cortada desde el viernes.
El aeropuerto de Rangún reabrió el lunes con un generador “que sólo estará en marcha cinco o seis horas”, según avisaba un empleado.
La Federación Internacional de la Cruz Roja ha comenzado a distribuir auxilios básicos entre los afectados, como plásticos con los que cubrir los tejados que arrancó el ciclón, o pastillas para potabilizar agua, además de mantas y ropa.
En medio de este panorama, el régimen militar mantiene su plan de celebrar un referéndum nacional el 10 de mayo para aprobar el borrador constitucional en el que ha trabajado desde 1993 sin contar con la oposición democrática.
Por su parte el Gobierno de Estados Unidos autorizó una primera ayuda de $250 mil para asistir a las víctimas del ciclón tropical.
La embajada estadounidense en Myanmar emitió una declaración de zona de desastre para poder aprobar, con efecto inmediato, la ayuda económica para contribuir a la reconstrucción y a los primeros auxilios en las regiones devastadas, dijo ayer el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tom Casey, en la rueda de prensa diaria.
Además de la ayuda financiera, dijo, un equipo estadounidense de respuesta a desastres está listo para viajar a Birmania y prestar ayuda de emergencia, a la espera de que reciba autorización de la Junta Militar birmana.
No obstante, el equipo de emergencia no ha recibido de momento el necesario visto bueno de Birmania, que aparentemente rechaza la asistencia de Estados Unidos, que ha impuesto fuertes sanciones económicas al régimen de Birmania.
“En este momento, entiendo que el régimen birmano no ha dado su permiso para viajar al país. Entiendo que (las autoridades estadounidenses) han pedido autorización, pero la respuesta inicial del Gobierno ha sido la de que no están muy a favor de dejarlos entrar”, explicó el portavoz.
Birmania ha aceptado, sin embargo, la ayuda ofrecida por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para proporcionar, a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y otras agencias, asistencia a las víctimas.
El portavoz de la Casa Blanca, Scott Stanzel, expresó la preocupación del Gobierno estadounidense por los informes que llegan desde Birmania y transmitió su pesar por la pérdida de vidas en el desastre.
La ayuda económica facilitada por la embajada estadounidense en Birmania será canalizada a través del PMA y otras agencias, según Stanzel.
“La embajada estadounidense está en contacto con las autoridades birmanas... (el dinero) no va necesariamente al Gobierno y estamos evaluando qué más podemos hacer”, explicó.
El personal diplomático destinado en Birmania cuenta con la autorización para salir temporalmente del país si fuera necesario, de acuerdo con Casey, quien no tenía constancia de estadounidenses heridos o fallecidos a raíz del desastre natural.
Personeros gubernamentales sostienen que más de 10 mil personas murieron debido al paso del ciclón Nargis
Birmania
EFE
Birmania comenzó ayer una nueva jornada con más de 10 mil muertos y cientos de miles de personas damnificadas a causa del ciclón tropical Nargis que azotó el sur del país entre el viernes y sábado.
Lo último que se sabe de los datos oficiales sobre el desastre son las palabras del ministro birmano de Asuntos Exteriores, Nyan Win: “Más de 10 mil personas han muerto. Todavía estamos recibiendo información y podría haber más víctimas mortales”.
La Junta Militar, que mantiene tensas relaciones con Estados Unidos, la Unión Europea, y otros gobiernos, por las presiones que recibe para que acometa reformas democráticas, aceptó el auxilio humanitario que le ofrecían.
“Aceptamos la ayuda de otras naciones porque nuestra población está pasándolo mal”, dijo Nyna Win, quien reunió al cuerpo diplomático acreditado y a representantes de la ONU para exponerles la grave situación.
Las autoridades declararon el estado de emergencia en las regiones de Rangún, Pegu e Irrawaddy, y en los estados Karen, y Mon, el sábado pasado, cuando el ciclón, que había entrado el día anterior en el país, golpeaba con más fuerza.
La población en las zonas afectadas vive desde hace tres días sin suministro de agua y de electricidad y los precios de los artículos básicos se han disparado debido a la escasez y la especulación.
En Rangún, la antigua capital y la mayor ciudad del país con unos 5 millones de habitantes, parece que hubiera sido un campo de batalla, según los testigos.
Miles de árboles tirados por los fuertes vientos, que alcanzaron una velocidad superior a los 190 kilómetros por hora, entorpecen el paso por la calles, sobre las que abundan los cascotes de miles de tejados arrancados por el ciclón.
Las colas de automóviles que aguardaban turno para repostar en las estaciones de servicios son interminables y contribuyen a empeorar el monumental atasco.
Las comunicaciones, en particular con el exterior, funcionan precariamente, y la red de internet permanece cortada desde el viernes.
El aeropuerto de Rangún reabrió el lunes con un generador “que sólo estará en marcha cinco o seis horas”, según avisaba un empleado.
La Federación Internacional de la Cruz Roja ha comenzado a distribuir auxilios básicos entre los afectados, como plásticos con los que cubrir los tejados que arrancó el ciclón, o pastillas para potabilizar agua, además de mantas y ropa.
En medio de este panorama, el régimen militar mantiene su plan de celebrar un referéndum nacional el 10 de mayo para aprobar el borrador constitucional en el que ha trabajado desde 1993 sin contar con la oposición democrática.
Por su parte el Gobierno de Estados Unidos autorizó una primera ayuda de $250 mil para asistir a las víctimas del ciclón tropical.
La embajada estadounidense en Myanmar emitió una declaración de zona de desastre para poder aprobar, con efecto inmediato, la ayuda económica para contribuir a la reconstrucción y a los primeros auxilios en las regiones devastadas, dijo ayer el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tom Casey, en la rueda de prensa diaria.
Además de la ayuda financiera, dijo, un equipo estadounidense de respuesta a desastres está listo para viajar a Birmania y prestar ayuda de emergencia, a la espera de que reciba autorización de la Junta Militar birmana.
No obstante, el equipo de emergencia no ha recibido de momento el necesario visto bueno de Birmania, que aparentemente rechaza la asistencia de Estados Unidos, que ha impuesto fuertes sanciones económicas al régimen de Birmania.
“En este momento, entiendo que el régimen birmano no ha dado su permiso para viajar al país. Entiendo que (las autoridades estadounidenses) han pedido autorización, pero la respuesta inicial del Gobierno ha sido la de que no están muy a favor de dejarlos entrar”, explicó el portavoz.
Birmania ha aceptado, sin embargo, la ayuda ofrecida por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para proporcionar, a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y otras agencias, asistencia a las víctimas.
El portavoz de la Casa Blanca, Scott Stanzel, expresó la preocupación del Gobierno estadounidense por los informes que llegan desde Birmania y transmitió su pesar por la pérdida de vidas en el desastre.
La ayuda económica facilitada por la embajada estadounidense en Birmania será canalizada a través del PMA y otras agencias, según Stanzel.
“La embajada estadounidense está en contacto con las autoridades birmanas... (el dinero) no va necesariamente al Gobierno y estamos evaluando qué más podemos hacer”, explicó.
El personal diplomático destinado en Birmania cuenta con la autorización para salir temporalmente del país si fuera necesario, de acuerdo con Casey, quien no tenía constancia de estadounidenses heridos o fallecidos a raíz del desastre natural.